Internacionales
Una serie de tornados golpeó Estados Unidos: hay al menos 29 muertos y enormes destrozos

Los vientos tuvieron un poder excepcional, según expertos. Hay alarma por nuevas tormentas en zonas ya devastadas por el fenómeno.
Varias zonas del medio oeste y sur de Estados Unidos quedaron devastadas por fuertes tornados que causaron al menos 29 muertos, miles de viviendas destrozadas, apagones y daños, reportó EFE.
La cifra de víctimas totales se desconoce. Los servicios de emergencia temen que el número aumente en las próximas horas, ya que los rescatistas buscan casa por casa.
Las autoridades locales confirmaron la muerte de 12 personas en Tennessee, cinco en Arkansas, cinco en Indiana, cuatro en Illinois, una en Alabama, una en Delaware y otra en Mississippi. En este último estado del sur del país, un fenómeno similar mató a 26 personas la semana pasada.
Las fuertes tormentas generaron múltiples tornados, algunos de tamaño y poder excepcionales, dijeron especialistas.
Los tornados causaron devastación en varios estados norteamericanos
Los tornados golpearon el viernes por la noche el medio oeste y sur del país. A su paso causaron un escenario dantesco, con árboles y postes eléctricos arrancados del suelo, viviendas destruidas, automóviles volcados y escombros por todas partes, según imágenes divulgadas por los canales de TV locales.
Una de las ciudades más castigadas fue Little Rock, capital de Arkansas. Allí al menos 2.600 viviendas resultaron dañadas, según un comunicado del municipio.

La gobernadora de Arkansas, Sarah Huckabee Sanders, movilizó a 100 miembros del cuerpo de reservistas de la Guardia Nacional y declaró el estado de emergencia para poner los recursos del estado al servicio de las labores de búsqueda. Además, pidió al presidente Joe Biden que declare zona de desastre a Arkansas para acceder a los recursos del Gobierno federal.
Los gobernadores de Indiana y Kentucky, Eric Holcomb y Andy Beshear, respectivamente, también declararon el estado de emergencia en sus territorios.
Caos absoluto en Illinois
En el norte de Illinois, los tornados dejaron una escena de “caos absoluto”, dijo el jefe de policía de Belvidere Shane Woody, citado por el Chicago Tribune.
Los tornados provocaron el colapso parcial del tejado de un teatro donde 260 personas asistían a un concierto de heavy metal. El desplome del techo causó al menos un muerto y 28 heridos, según el departamento de bomberos local.
Más de 650.000 hogares estaban sin electricidad en Ohio, Pensilvania, Tennessee, Kentucky y Virginia Occidental, reportó AFP.

“Podía sentir toda la casa temblando”, dijo Janice Pieterick, del condado de Lewis. “Todos nos acurrucamos”, confesó.
Los meteorólogos esperan nuevas tormentas el martes en partes de Mississippi, Missouri, Montana, Michigan, Minnesota y Wisconsin, entre otros estados del sur y del medio oeste norteamericano. Los tornados golpearon la zona después de que el viernes Biden visitara la localidad de Rolling Fork, en Mississippi, devastada la semana pasada cuando una serie de fuertes tornados azotó la región.
Fuente: TN

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La dura historia de la migrante salvadoreña que hace 16 años vive en Miami y será deportada por orden de Trump

Helen tiene 47 años. Es salvadoreña y vive en Miami con sus tres hijos de 8, 9 y 20 años. Lleva una tobillera electrónica en el pie que ella llama grillete y en sus manos un boleto de avión de regreso a El Salvador, de donde se fue en 2009. Va a ser deportada el 26 de junio.
“No he matado a nadie. Yo no hice nada malo. Solo trabajar, pagar impuestos y criar a mis hijos”, dijo en diálogo telefónico con TN desde su casa de la Florida.
Su caso es uno más de los miles que atraviesan a la comunidad hispana de los Estados Unidos. La ola de arrestos y deportaciones que lleva adelante el Servicio de Migración y Control (ICE) por orden de Donald Trump desató violentas protestas en Los Ángeles y en otras ciudades del país.
Helen, cuyo apellido se mantiene en reserva, vive una pesadilla. “Esto es horrible. Me parece injusto. Somos personas que ya estamos monitoreadas en un sistema queriendo hacer las cosas bien. Nosotros no somos criminales”, afirmó.
“Comenzar de nuevo”
Helen salió de El Salvador para escapar de la violencia y la pobreza en 2009. Cruzó la frontera junto a su hija, Valeria, entonces de tres años. Desde entonces vive en los Estados Unidos con un estatus legal que le permite trabajar y renovar su estancia en el país todos los años.
En Miami nacieron sus hijos menores. Con ella vive su actual pareja, de nacionalidad nicaragüense. Además, en la Florida, está su madre, también con un permiso precario.
Desde hace 16 años, Helen vive en Miami, donde trabaja como empleada de limpieza. Todos los años debe presentarse ante una oficina de migración para renovar su estadía y su permiso de trabajo. Era un simple trámite hasta ahora. Pero en febrero, cuando fue a su cita anual, algo se quebró.
“Me preguntaron si sabía quién era el nuevo presidente de Estados Unidos. Le dije que sí y me dijeron que ellos tenían una orden de deportación”, confió.
A partir de ahí, comenzó a vivir una pesadilla. Le comunicaron que quedaba detenida, pero un hecho fortuito la salvó. “No había espacio para alojar mujeres. Entonces me derivaron a otra oficina donde me pusieron un grillete (tobillera electrónica) en el pie para monitorear todos mis movimientos”, contó.
“Nunca le mostré el grillete a mis hijos”
Helen trató de seguir su vida normal. Volvió al trabajo, a ocuparse de su familia. “Pero nunca le mostré el grillete (tobillera electrónica) a mis hijos más pequeños. Me da mucha vergüenza. No quiero que tengan el trauma de ver así a su madre, como una delincuente. No volví a buscarlos a la escuela por temor a que alguien me vea así”, afirmó.
Tenía una nueva cita para agosto. Pero hace unas semanas recibió una notificación del Servicio de Migración y Control de Aduanas (ICE). Debía presentarse en sus oficinas en forma urgente.
“Me presenté a la cita y era solo para detenerme. Éramos cuatro mujeres en un cuarto, con un frío terrible. Nos dieron cuatro latas de atún con galletas. Había una cámara que apuntaba al inodoro. Estuve ahí ocho horas. Entonces me dejaron ir con el grillete puesto, pero me dijeron que tenía que volver el miércoles 11 con un boleto de avión de regreso” a El Salvador, contó.
Fueron días terribles para su familia. Finalmente compró el ticket aéreo y se presentó ante la oficina de migración. “Tengo fecha de deportación el día 26″, dijo.
Pero aún confía en una última carta. Su abogada presentó un recursos de “state removal” (freno a la deportación) . El amparo está basado en que su hijo menor sufre del corazón. “Confío en Dios”, afirmó. “Si no, me toca salir el 26″.
Su hija Valeria, también inmigrante indocumentada y que vive en Estados Unidos desde los tres años, está a su lado. Helen no se irá sola. Con ella viajará toda la familia a un país donde ya no tiene familia ni casa. “No podría estar sin mis hijos. Mi esposo vendrá también. Habrá que empezar de nuevo”, afirmó.
Helen se despide con mucha tristeza. “Yo no he matado a nadie. He hecho las cosas bien. He pagado mis impuestos. Nunca he faltado a mis citas con migración. Tengo un récord limpio en la policía y todos mis hijos estudian. Mi hija mayor se ganó una beca para enfermería. No somos criminales”, concluyó.
Fuente: TN
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De la niñez al Vaticano: la historia del sacerdote que le enseñó a ser monaguillo al papa Francisco

Antes de ser el papa Francisco e incluso mucho antes de ser el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio fue un chico de barrio que, como tantos otros, encontró en la parroquia un lugar de pertenencia. En su historia religiosa, hay un recuerdo que siempre destacó:el momento que aprendió a ser monaguillo. La persona que le enseñó fue un vecino, cinco años mayor que él: Raúl Perrupato. Ambos, además, elegirían después ingresar al seminario. Más tarde se encontrarían como arzobispo y sacerdote. Finalmente, cuando Bergoglio se convirtió en el papa Francisco, se volvieron a ver en el Vaticano.
“Cuando alguna persona conocida iba al Vaticano, él no dejaba pasar la oportunidad para comentar que cuando éramos chicos, yo le había enseñado a ser monaguillo. Es algo que evidentemente se le quedó muy grabado”, cuenta el sacerdote Raúl Perrupato a Telenoche.
Tanta relevancia tenía para el papa el rol que había tenido Perrupato en su infancia que el diario L’osservatore Romano publicó una nota el 23 de agosto de 2018 que tituló “Los dos monaguillos”. Allí, contó que en la audiencia general del 22 de agosto de ese año, Francisco se había abrazado con un vecino de la infancia: “Eran vecinos y ambos ayudaban en la celebración de la misa en la parroquia. Siendo cinco años mayor que él, Raúl le ha enseñado a ser monaguillo a Jorge Mario en su niñez”, destacaban en el periódico.
Según recuerda Perrupato, en su momento, el papa Francisco le mandó el artículo periodístico desde el Vaticano: “Resaltó toda la parte del diario que hablaba de ese encuentro mío con él. Donde me presentaban como un amigo. Los dos vivíamos en Flores, a tres cuadras de distancia”.
Perrupato define su relación como la de “conocidos de toda la vida”, porque considera que para decir de alguien “amigo” hay muchas cosas que tienen que darse en esa relación: “Él iba a misa a la capilla del Colegio de Misericordia, donde yo era monaguillo. Por eso me pidió que le enseñara. Lógicamente, yo era un adolescente y el recuerdo lo llevó siempre él de ese momento, porque tenía cinco años menos y significó algo importante en su vida”.
Los encuentros en el Vaticano
Perrupato ha viajado varias veces a Roma y allí se han dado los diferentes encuentros con el papa Francisco. “El primero fue en 2013, al poco tiempo de que había sido elegido. Recé misa con él y después fuimos a desayunar juntos”.
Durante el desayuno, hablaron de la infancia en común en el barrio. “Recordamos a la catequista de nuestra primera comunión. Hablábamos de cosas de la época en la que los dos éramos chicos, adolescentes”.
Algo que destaca Perrupato es que Francisco, durante su papado, continúo con el estilo austero que tanto lo caracterizaba cuando era obispo. “Cuando me veía en una audiencia pública en el Vaticano me hacía el gesto de, ¿Qué haces acá?, porque él no estaba muy de acuerdo con que los curas viajaran”.
“Ese estilo de vida, de sencillez y pobreza, él lo puso en práctica como obispo acá: No iba a ningún lugar en auto. Se tomaba un subte, iba en colectivo o a pie. A tal punto que cuando se mudó al Vaticano, por obligación, él no eligió vivir en el palacio. Yo estaba maravillado y realmente orgulloso de él”.
Perrupato recordó, durante la charla con Telenoche, cómo era Bergoglio en Buenos Aires. Dijo que siempre lo consideró el indicado para romper con esa imagen que asocia al Vaticano con la riqueza. “En Roma lo conocían los demás cardenales de todo el mundo. Cuando ellos se reunían, él estaba presente y hablaba y seguramente los impactaba su estilo y cómo se manifestaba.
Sobre las razones por las que el papa no visitó la Argentina, sostuvo: “Me di cuenta de que no iba a venir desde el primer día, cuando le preguntaron en 2013 sobre la Argentina y afirmó que desde ese momento él era el obispo de Roma”.
Antes de terminar la entrevista, y para que los fieles conozcan más sobre el papa Francisco, Perrupato recomendó que lean su libro autobiográfico llamado Esperanza.
Con respecto a lo que significó para los argentinos, el capellán del colegio Damaso Centeno señaló: “Creo que para nosotros los argentinos ha sido un regalo, un gran honor religiosamente. Haberlo tenido a él, ha sido un regalo”.
Fuente: TN
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Ganó una beca para estudiar en Los Ángeles y canta ópera en el tren para juntar los U$S 50.000 que le faltan

“Toda mi vida quise ser una actriz de Hollywood, y no me quedé solo con la idea, no es un sueño etéreo, es algo por lo que me esforcé siempre. Estudié mucho, nunca tuve vida social, no tengo amigos y todo fue para tener todas las oportunidades, para ver dónde la ‘pegaba’ - que hasta ahora fue con el canto - para ahorrar plata para cumplir mi sueño”, explica Aimé Costantini a Telenoche.
Hace unos meses, audicionó para ingresar en la American Academy of Dramatic Arts y quedó elegida. Más allá de que le otorgaron una beca de 25 por ciento, que es el máximo que otorgan, es imposible para ella juntar el resto. “Es una escuela de actuación que queda en Los Ángeles de ahí salieron Danny DeVito, Anne Hathaway y muchos otros actores y actrices. Con poder estar un año al menos yo me conformaría, porque confío en que podría conseguir los contactos para seguir mi sueño”.
Aimé recuerda entre risas que su mamá le contaba que cuando era bebé lloraba afinada. “Desde chica siempre supe que la música era lo mío. Desde que nací, canto y todo el piano. Lo que más me gustaba era el ballet. Siempre quise ser bailarina y actriz. Siempre tuve varios sueños”.
“Mi mamá es profesora de música, por eso siempre hubo un piano en mi casa. Cuando volvía de la escuela, sacaba de oído las canciones que ella tocaba. Mientras hacía la secundaria, a la noche iba a la escuela de música donde estudiaba la carrera de intérprete de piano, canto y flauta traversa. Estudiaba en los recreos. Cuando terminé el colegio comencé la licenciatura de Canto Lírico en la Universidad Nacional de las Artes (UNA) y empecé a dar clases particulares de canto”.
Siempre había sido su sueño ser actriz y por eso, en paralelo, empezó a audicionar en castings. “Hice un ciclo de monólogos que no daban plata, pero yo lo que hacía era ganar experiencia”.
Actriz de película o cantante en una ópera
Aimé siente que su lugar es sobre un escenario. Como actriz de Hollywood o como cantante de ópera. “El año pasado cumplí el sueño de ir a Inglaterra, nos quedamos con mi novio en la casa de un familiar. Para recuperar algo de lo que habíamos invertido para viajar, empecé a cantar en la calle. Vi que se podía, armé un cartelito y me mandé a la calle. No necesitaba un micrófono porque la ópera se escucha fuerte de por sí”.
Empezó a cantar en el barrio chino y llegó a juntar 100 libras por día. “Era impresionante todo lo que podía comprar allá. Nunca se me había ocurrido cantar en la calle en la Argentina, pero cuando volví se me prendió la lamparita”.
Aimé y su novio le cuidan la casa a una conocida, por eso, dicen que tienen la suerte de no tener que pagar alquiler. Ella da clases particulares y con eso, más lo que gana en el tren le alcanza para comer. “Solo canto cuando voy y vuelvo de la facultad. Pierdo tiempo de estudio, pero gano plata”.
La experiencia de cantar en el tren Mitre
Durante el viaje, las personas le prestan atención, muchas se le acercan para decirle que nunca habían escuchado ópera en sus vidas. “Tengo la ventaja con respecto al resto de los artístas de que yo tengo a todo el público: la gente con poca plata me deja porque le parece increíble lo que hago, los de clase alta me dejan porque me dicen que ‘hago música de verdad’”.
“Es realmente impactante que estés viajando al trabajo y de repente alguien se ponga a cantar La Boheme en el tren. Hago un promedio de dos mil pesos por vagón y el Mitre tiene seis vagones y lo bueno es que lo que gano viene subiendo como la inflación. Los que me dejaban 100 pesos, ahora me dejan 200 y los que me daban mil ( personas muy consideradas) ahora me dejan dos mil”.
Aimé reconoce que la plata que gana solo le alcanza para vivir y que por eso es que siente un dolor muy grande por saber que más allá de los esfuerzos que haga, sin ayuda, no podrá juntar la plata para pagar la cuota de dos mil dólares por mes de la academia de arte dramático en Los Ángeles.
Llegar a Los Ángeles
La joven afirma que si consigue el dinero para pagar las ocho primeras cuotas del primer año de la carrera, ella estaría realizada porque confía en que podría lograr los contactos para acceder a las oportunidades y castings.
“Para el primer año necesito 27 000 dólares y si sueño con hacer toda la carrera debería recaudar 50 000. Es insoñable esa cantidad de plata para mí. Sé que es re dificil la situacion para todos los argentinos, yo para esto me esforcé toda la vida, desde que tengo seis años, o antes. Si me ven en el tren, sepan que lo que dejen, la colaboracion que me den, va directamente a cumplir mi sueño”.
Fuente: TN