Redes Sociales

Nacionales

Lo abandonaron en una bolsa cuando era bebé, estuvo cuatro años preso y un extraño deporte le salvó la vida

“Estuve preso, perdido en las drogas y alejado de mi hijo. Hoy enseño esgrima de cuchillo en el club que amo y puedo decir que el deporte me salvó la vida”. Con esas palabras, empezó a contar su historia Federico Lorenzo, un hombre que supo tocar fondo y que, a fuerza de voluntad, disciplina y entrenamiento, logró darse una segunda oportunidad.

Nació en Tucumán, pero no recuerda nada de esa provincia. A Federico lo abandonaron en una bolsa de consorcio cuando era un bebé, con tan solo cuatro días de vida, y fue adoptado por una familia porteña que le dio todo, desde comida, abrazos, juguetes, educación y hasta una infancia donde nunca le faltó amor. Sin embargo, en la adolescencia apareció algo más fuerte que la contención: la calle, las malas decisiones, las adicciones, y como él dice, “la mala vida”.

“Empecé a los 16 años. Drogas, juego, alcohol. Me fui alejando de mi familia sin darme cuenta. Me perdí”, reflexionó. La caída fue lenta pero sostenida. El consumo fue generando conflictos personales, laborales y emocionales. Hasta que todo colapsó. Terminó tras las rejas, donde pasó cuatro años y dos meses detenido. “Estar preso es una tortura, sobre todo para la familia. Ver cómo mis viejos sufrían, cómo me alejaba de mi hijo… fue muy duro”, contó.

Cuando recuperó la libertad, se encontró con otra realidad. Sus padres ya eran mayores, su hijo -que cuando lo vio por última vez era un nene- ahora era un adolescente. “No sabía qué iba a hacer con mi vida. No tenía rumbo”, recordó. Fue en ese momento de incertidumbre total cuando el deporte apareció, o mejor dicho, se le cruzó.

Una casualidad que le cambió la vida

En 2009, buscando simplemente algo para leer, encontró una nota sobre armas tradicionales, bastones y cuchillos. Eso lo impactó. Pero el destino le dio un guiño: el maestro que aparecía en el artículo, Nicola Pulitano, vivía justo en la esquina de su casa. Lo buscó, habló con él y empezó a entrenar. Así descubrió el Tolpar, una disciplina de esgrima de cuchillo nacida en Rusia, que creció en Europa y que poco a poco comienza a expandirse en Sudamérica.

Federico encontró algo más que un deporte. Encontró orden, respeto, energía canalizada, y sobre todo una comunidad. “Primero entrenábamos con cuchillos de aluminio. Me encantó desde el primer día. Sentía que me hacía bien, que me ordenaba”, dijo. Tiempo después conoció a Fabien Guilherme, referente mundial del Tolpar en Francia, quien al enterarse de su historia decidió entrenarlo a distancia desde Francia. “Le estoy eternamente agradecido. Me abrió una puerta y confió en mí”, contó.

Con el tiempo, Federico no solo se recuperó de sus adicciones después de pasar por una dolorosa rehabilitación, también reconstruyó su vínculo con su familia y volvió a abrazar a su hijo. “El día que lo fui a buscar al secundario fue uno de los más lindos de mi vida. Hacía casi tres años que no lo veía. Me abrazó y dije: ‘Basta. Esto tiene que cambiar’ ”, expresó.

Hoy da clases en el Club Atlético General Lamadrid, en Villa Devoto, justo frente al penal, donde no cobra por enseñar. “Lo único que les pido a los chicos es que se asocien al club para ayudarlo. Yo soy feliz enseñando esto que amo, en el club que amo. Me hace bien verlos llegar, entrenar, reírse, despejarse de los problemas”, reveló.

Se trata de un deporte federado y, como el resto, tiene reglas estrictas, protección y dos modalidades de competencia: por puntos o a fondo. Federico entiende que es una disciplina de choque, en el que sus alumnos pueden ejercer violencia, pero también sabe poner límites: “Tienen contacto, claro, pero hay un reglamento. Es un deporte como cualquier otro. No enseñamos violencia, no fomentamos eso, todo lo contrario. Les enseño que esto es para disfrutar y mantenerse alejados de los quilombos de la calle”.

Cuando habla con chicos nuevos, sobre todo con quienes llegan con problemas, les dice que se puede salir, y que siempre hay una oportunidad. “Yo sé lo que es estar en la lona. Lo que es no poder mirarte al espejo. Pero también sé que se puede salir. Me costó mucho, me costó reconocer que tenía un problema con las adicciones. Me lastimé a mí mismo, me alejé de la gente que me quería. Pero si yo pude salir, otros también pueden”, aseguró.

Entre semana, los miércoles y jueves por la noche, el salón del club Lamadrid se llena de personas que entrenan, con respeto y entusiasmo. Ya son más de 25 socios y el número crece. Federico los recibe a todos con la misma frase: “Vení a probar. Vení a olvidarte un rato de los problemas y divertirte”.

En sus planes está competir algún día en Francia y estudiar periodismo. Mientras tanto, sigue enseñando y disfrutando de una vida que supo reconstruir: “Si pudiera hablar con el pibe que era hace 25 años, le diría que no vale la pena esa vida. Que disfrute a su familia, que estudie, que no se deje arrastrar. Pero también le diría que estoy orgulloso de en quién me convertí. Porque a pesar de todo, hoy soy una buena persona. Y el deporte, junto con mi familia, fue lo que me salvó”.

Federico lo dice sin dramatismo, pero con verdad. Está parado frente al club, a metros del penal que le recuerda esa mala vida de la que tanto habla. Ahora, desde este lado, ayuda a otros a no cruzar esa línea, y lo hace con un cuchillo en la mano y una historia de superación que muestra con orgullo.

Fuente: TN

Nacionales

Inventó la “hamburtilla” y revolucionó su barrio: “Quiero vivir en Puerto Madero y tener un Mercedes Benz”

Gonzalo “Bebu” Céspedes tiene solo 22 años, suficientes para encender una chispa culinaria que por estos días es furor en el barrio porteño de Villa Lugano.

La “hamburtilla”, su ingenioso invento que fusiona la clásica tortilla de harina con una hamburguesa en el medio, se convirtió en un auténtico fenómeno que no solo captura paladares sino que le permite soñar en grande. “Ojalá pueda estar viviendo en un departamento en Puerto Madero, tener un Mercedes Benz y estar bien económicamente para ayudar a toda mi familia”, dijo a TN.

En su puesto callejero, ubicado en Avenida Castañares y Basualdo, su padre se encarga de ayudarlo con la brasa y los vecinos custodian el atractivo del momento, el cual nació por la necesidad de abandonar las changas y comenzar a construir algo propio.

La idea de la hamburtilla (la tortilla solo lleva harina, grasa, sal y agua) surgió de forma espontánea. “Estábamos con los pibes, teníamos hambre y solo tortillas. Compramos unas hamburguesas congeladas y funcionó. Surgió de la nada y por el solo hecho de tener hambre”, explicó Gonzalo.

Me despierto todos los días a las 5.30. Me levanto, tomo algo rápido y me vengo para acá tipo 6 menos diez. Preparo todo, hago las tortillas una hora antes de que la gente aparezca”, detalló.

Su puesto lo tiene operativo de lunes a viernes desde las 6 hasta las 10. Después, un breve descanso y de nuevo a la parrilla. “A las 11:30 empiezo a hacer el fuego para el mediodía, para las hamburguesas y me quedo de 12 a 14″, indicó.

El brasero, la parrilla y la mesa en donde estira la masa quedan atados a la vuelta del lugar. Gonzalo llega temprano en su auto, mueve las cosas y comienza a estirar los bollos.

El joven precisó que la preparación de las tortillas es un trabajo arduo y solitario, aunque cuenta con valiosa ayuda. “A las 19 empiezo a amasar. Me lleva cuatro horas, termino a las 22 ó 23”. En total, amasa 50 kilos de harina por día. “A veces lo meto a mi primo ahí. Si estoy cansado, le digo que venga”, contó.

Sin embargo, la presencia fundamental es la de su padre: “Mi viejo está siempre acá. Todos los días me viene a hacer el aguante. Mi sobrino y mi mamá también”.

La “hamburtilla” tiene diferentes versiones, todas en función del hambre que tenga quien la compre. Para una persona ofrece la versión individual con una hamburguesa a $5000, y la doble a $7000. Pero la estrella es la “XXL”, pensada para compartir: “Lleva seis hamburguesas para cuatro o tres personas, depende de cada uno. Esa está $15.000”, dijo Gonzalo.

“La verdad es que pegó como nunca me imaginé. La gente me saluda, me felicita. Todos los que me cruzo me dicen palabras lindas”, sostuvo el joven con orgullo. También reveló que vende más de 100 tortillas por día, sin contar las 20 ó 30 hamburtillas que le piden cada mediodía.

“Lo más duro es levantarse cuando hace frío y te querés quedar acostado en tu casa. Levantarme temprano es lo más difícil para mí. Hasta hoy, hace un mes y medio que arranqué, no falté ni un día”, confesó.

Sus proyectos a futuro son ambiciosos y claros. Quiere expandir su menú y también alquilar un local en el barrio para trabajar más cómodo y darle trabajo a sus amigos: “Me gustaría agregarle cheddar, queso, lechuga, tomate, todo lo que se pueda poner a una hamburguesa común”.

Gonzalo continuó: “Tengo muchos, muchos planes para el futuro. Primero tengo ganas de abrir el local, expandirme por Buenos Aires principalmente, si se puede algún día por las provincias también, porque mucha gente quiere que vaya a las provincias. Y también tengo ganas de ir a Mar del Plata en el verano”.

Además, su visión de crecimiento incluye un profundo deseo de ayudar a la gente que quiere y confió en él. “Tengo ganas de traer a mis amigos y a mi primo también. A todos los que no tengan laburo les quiero dar una mano. Estaría bueno ayudar a la gente que no tiene laburo”.

Sin embargo, el motor principal de “Bebu” son sus sueños personales, que comparte con la emoción de quien sabe que los va a alcanzar. “Lo voy a lograr, sé que sí, siempre lo pienso y lo digo, lo manifiesto todos los días. Yo sé que algún día eso va a llegar”, completó.

Fuente: TN

Sigue leyendo

Nacionales

Neurociencia en las empresas: la clave para mejorar la productividad, la motivación y el bienestar

Las empresas hoy están enfocadas en que sus colaboradores mejoren su productividad. A su vez, las personas, quieren ganar empleabilidad para poder acceder a posiciones más desafiantes y con salarios más prometedores. Entonces, para darles respuestas a ambas partes están las neurociencias.

Es que, según un estudio de la Universidad de Stanford, las empresas que aplican estrategias basadas en neurociencia lograron incrementar hasta un 30% su productividad, gracias al impacto positivo del reconocimiento frecuente y el fortalecimiento del bienestar emocional de las personas.

Además, investigaciones complementarias indican que entornos laborales que priorizan el bienestar reducen en un 25% los niveles de rotación y ausentismo, y aumentan en un 21% su rentabilidad.

Y es que las empresas están comprendiendo que las personas son las que hacen la diferencia, por eso han puesto a los trabajadores en el centro y presentan programas para que estos puedan desarrollar su máximo potencial.

Entonces, desde los departamentos de Recursos Humanos el foco está en acompañar a los colaboradores, en ayudarlos a tomar las mejores decisiones, en conocerlos profundamente para darles las herramientas adecuadas para cada uno.

“Nosotros las aplicamos, por ejemplo, en un vector muy importante de la empresa, que es la motivación, trabajando para generar compromiso de largo plazo, a través de nuestra propuesta de valor: somos un equipo altamente profesional que integra propósitos individuales; procuramos facilitar y respetar el desarrollo individual, acorde a lo que cada miembro aspira y anhela para su carrera; proponer desafíos de crecimiento y aprendizaje continuo, sumarnos a proyectos innovadores, constante trabajo en equipo”, detalla María Florencia Insúa, gerente de Proyectos y Consultoría de TR Consultores.

¿Qué dicen las neurociencias en estos aspectos? “Sabemos que la motivación intrínseca es de mayor alcance que la motivación extrínseca –la basada exclusivamente en la oferta económica y de beneficios–. Fomentar la creatividad, el trabajo en equipo, la socialización, la red profesional amplia, las nuevas ideas y el desarrollo, generan esta motivación extrínseca y por ende, el compromiso del equipo a largo plazo”, responde Insúa.

“En paralelo, en Aprendizaje y Creatividad elegimos continuar capacitándonos, a pesar de ser un equipo profesional formado y de alto nivel de seniority: estar atentas a tendencias, nuevos temas, interactuar con la tecnología, la IA; colaborar con redes profesionales diversas nos ayuda a mantener activa la inquietud, valorar positivamente el cambio y mantener la plasticidad en el cerebro; hoy sabemos que el cambio es la constante, y que estamos en un modelo de trabajo que requiere tener entrenada la competencia de aprendizaje continuo”, suma Insúa.

Desde la bienvenida

La neurociencia, se sabe, busca comprender cómo el cerebro y el sistema nervioso controlan el pensamiento, las emociones, los movimientos y el comportamiento de las personas. “Toda herramienta que nos facilite entender a nuestros talentos, que nos acompañen en la gestión de sus desafíos y conductas, tienen un valor incalculable para el management”, dicen desde Nearsure.

Es que esta empresa hace ya un tiempo que está en el camino de conocer mejor a sus colaboradores. ¿Cómo lo hace? A partir de pruebas de Eneagramas. “Se trata de una evaluación psicológica sencilla que normalmente consta de una serie de preguntas y pide a las personas que expliquen cómo se perciben a sí mismas. Al finalizar una prueba, los candidatos o talentos descubren su tipo que, dividido en nueve categorías, abarcan sus motivaciones principales, fortalezas, debilidades, ambiciones y miedos”, cuentan desde la organización.

Y agregan: “Desde Nearsure, queremos conocer a nuestros colaboradores de una forma holística: sus habilidades o personalidad, como también sus voces y opiniones, porque creemos que nos ayudan a impulsar y desarrollar a la compañía. En el primer marco de conocerlos a ellos, esta iniciativa busca entender con qué tipo de personalidades nos encontramos en la organización, para pensar dinámicas específicas para ellos y para crear equipos de desarrollo de alto impacto en las soluciones que brindamos a los clientes”.

Líderes con autoconocimiento

Los líderes ganan cada día más protagonismo en el mundo empresarial. De ellos depende el bienestar de los equipos, el poder dar feedback constructivo, pero también que estén atentos a lo que sus talentos les expresan, para poder dar respuestas que apunten a mejorar el clima laboral.

Tal como lo asegura ManpowerGroup en su informe Argentina 2035: el futuro del trabajo comienza a definirse hoy, hay “un cambio significativo en las expectativas hacia el liderazgo empresarial: las personas demandan líderes accesibles que actúen como mentores, en lugar de figuras jerárquicas rígidas”.

Entonces, es necesario formar a esos líderes, sobre todo aquellos que fueron formados haciendo foco en lo técnico y no tanto en las habilidades humanas (comunicación, trabajo en equipo, empatía, resiliencia, escucha activa y más).

“En un mercado donde el cambio es la única constante, el conocimiento del cerebro humano se vuelve una ventaja competitiva. Porque liderar personas es, en el fondo, liderar mentes. Entonces, el neuromanagement es el puente que conecta la ciencia con la estrategia empresarial”, dice Florencia Godoy, Principal & Leadership Head de Glue Executive Search.

Por eso, muchas empresas encaran con las neurociencias el proceso de potenciar a los talentos que componen sus equipos y a sus líderes. “Se suelen implementar principalmente entre los profesionales que lideran diferentes áreas y equipos de las organizaciones. Esto hace sentido, ya que son la cabeza de grupo y quienes después replican estas habilidades adquiridas entre los integrantes que componen sus equipos”, dice Godoy.

Una cosa a la vez

La neurociencia sirvió para dar por tierra con un mito: que las personas multitasking son más productivas. Según el Dr. Matías Alet, neurólogo especializado en neurología vascular de la Fundación Iberoamericana de Salud Pública (FISP), el cerebro no está diseñado para el multitasking.

“En realidad, no realizamos múltiples tareas simultáneamente, sino que cambiamos de una a otra a gran velocidad, un proceso conocido como switching, que tiene un alto costo cognitivo. Ese esfuerzo extra se llama ‘coste de cambio de tarea’ y es uno de los grandes enemigos de la concentración”, dice Alet.

Los resultados de querer estar en más de una tarea al mismo tiempo se ven rápidamente: las personas empiezan a tener síntomas de ansiedad, algunas pueden tener sentimientos depresivos y el estrés incluso puede afectar a la salud física.

En este sentido, Alet asegura que ve esto a diario en las consultas que atiende: “hay jóvenes que acuden preocupados por problemas de atención, fatiga mental y olvidos. Sin embargo, en muchos casos, no hay una patología subyacente, sino un estilo de vida marcado por el exceso de estímulos y la falta de pausas”, advierte el neurólogo.

En todos los casos, las neurociencias se volvieron esenciales para conocer a los talentos, y para que cada uno pueda aprender sobre sus habilidades, para así lograr su mejor versión.

Fuente: TN

Sigue leyendo

Nacionales

Santa Fe: creó un detergente en la escuela, lo vendía en bici y se convirtió en un referente del agro

Cuando Rubén Wörh estaba en el colegio, en la década del 90, formuló un detergente como parte de un trabajo práctico para una materia. En ese momento, no solo no imaginó cuán decisivo sería ese conocimiento para su familia, sino también para Esperanza, la localidad de Santa Fe que se convirtió en uno de los puntos neurálgicos de la industria química sostenible para el agro argentino.

Junto a Ana, su mujer, superaron muchos obstáculos. Cuando el país sufrió la crisis del 2001, bajar los brazos nunca fue una opción para ellos. En el patio de su casa llenaban envases con el producto de limpieza, y Rubén luego lo vendía en bicicleta, en un “puerta a puerta” a los vecinos.

“En el campo siempre salís para adelante de alguna manera”

A partir de ese entonces, no pararon de crecer. La formación académica, la apuesta en el campo argentino y el trabajo en familia fueron los surcos donde sembraron una semilla que, en la actualidad, se materializó en “4 mil metros cuadrados distribuidos en 4 plantas industriales”, donde funcionan “tres laboratorios tecnológicos”.

“A mi papá lo ayudé desde muy chico a envasar y de un momento a otro la empresa crece”, le contó Gastón, el hijo de Rubén a TN Campo.

El joven de 22 años estudia marketing, y trabaja en el área comercial de la empresa de su familia. “Acompañarlo a él para mí es un orgullo. Es una persona siempre activa, que está siempre innovando, con algo distinto para hacer. Me da mucha alegría poder acompañarlo y ser parte de esa emoción”, aseguró.

A pesar de destacar que no es ingeniero agrónomo, Gastón ve en el sector agropecuario un espacio donde su generación puede apostar al crecimiento personal y profesional: “En el campo no me metí hace mucho. Es un ambiente tan lindo y tan cambiante que siempre salís para adelante de alguna manera”.

“El productor agradece de una manera muy especial”

Con Expoagro como escenario del diálogo, el hijo de Rubén analizó que “este país es agroexportador, y el argentino siempre le encuentra la vuelta. Todos los días apuesto y me preparo un poquito más para lo que se va a venir”.

“No solamente vale la pena. En este caso, cuando acompañas al productor y le mostrás nuevas tecnologías que se formulan dentro de un laboratorio, ves a campo el resultado, el productor te lo agradece de una manera muy especial que a nosotros nos hace sentir reconfortados”, reflexionó.

Fuente: TN

Sigue leyendo
Advertisement

Nuestro Clima

Facebook