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Gobierno oficializó extensión de cuarentena: qué se puede hacer y qué no
La fase 3 del aislamiento continuará en la zona de AMBA, integrada por Ciudad Autónoma de Buenos Aires y conurbano bonaerense pero en el resto de las provincias del país, que representan el 85 por ciento del territorio, regirá el Distanciamiento Social Obligatorio.

El Gobierno nacional publicó hoy el decreto del "distanciamiento social, preventivo y obligatorio", donde se detalla el marco normativo en la nueva etapa de la cuarentena en gran parte del país.
Mediante el decreto 520/2020, publicado este lunes en el Boletín Oficial, el Gobierno publicó las normas y los alcances del nuevo "distanciamiento social, preventivo y obligatorio", que regirá en todo el país con excepción de la zona del AMBA, Trelew (Chubut), Cordoba (Córdoba), Resistencia (Chaco) y Bariloche y General Roca (Río Negro).
El distanciamiento social, preventivo y obligatorio, que regirá desde hoy hasta el 28 de junio, es para los centros urbanos donde se verifiquen en forma positiva los siguientes parámetros epidemiológicos y sanitarios:
1. El sistema de salud debe contar con capacidad suficiente y adecuada para dar respuesta a la demanda sanitaria.
2. El aglomerado urbano, departamento o partido no debe estar definido por la autoridad sanitaria nacional como aquellos que poseen "transmisión comunitaria" del virus SARS-CoV-2.
3. Que el tiempo de duplicación de casos confirmados de COVID-19 no sea inferior a 15 días. No será necesario cumplimentar este requisito si, por la escasa o nula cantidad de casos, no puede realizarse el mencionado cálculo.
En el decreto se establece que habrá libre circulación de personas entre diferentes departamentos, algo que solo podrán hacer los que posean el Certificado Único Habilitante para Circulación - Emergencia COVID-19.
Para las zonas del país donde regirá el distanciamiento social, preventivo y obligatorio se mantienen los mismos protocolos del inicio de la cuarentena.
Se podrán desarrollar actividades deportivas, artísticas y sociales siempre y cuanto no impliquen una concurrencia superior a diez personas.
"Para mantener el distanciamiento social en lugares cerrados se debe limitar la densidad de ocupación de espacios (salas de reunión, oficinas, comedor, cocina, vestuarios, etcétera) a una persona cada 2,25 metros cuadrados de espacio circulable; para ello se puede utilizar la modalidad de reserva del espacio o de turnos prefijados".
En estas zonas se mantiene la decisión de que no haya clases presenciales en todos los niveles.
En tanto, se mantiene la prohibición de las siguientes actividades:
1. Realización de eventos en espacios públicos o privados, sociales, culturales, recreativos, religiosos y de cualquier otra índole con concurrencia mayor a 10 personas.
2. Práctica de cualquier deporte donde participen más de 10 personas o que no permita mantener el distanciamiento mínimo de 2 metros entre los participantes.
3. Cines, teatros, clubes, centros culturales.
4. Servicio público de Transporte de pasajeros interurbano, interjurisdiccional e internacional, salvo para los casos expresamente autorizados por el artículo 19 del presente.
5. Turismo.

Nacionales
La vida del doble de Maradona: la noche en la que simuló ser Diego en Brasil y cuánto cobra por ir a un evento

Escolástico Berto Méndez, conocido como Coco, es más que un doble: es un puente viviente que conecta a las personas con los recuerdos y la magia de Diego Armando Maradona.
Con cada foto y cada sonrisa, en el barrio porteño de La Boca, el clon -así se define- mantiene vivo el espíritu del ídolo argentino. Coco Méndez construyó su vida sobre una singular y fascinante premisa: ser el humano más parecido al mejor futbolista de todos los tiempos.
Coco se levanta todos los días para transformarse en el icónico futbolista argentino. Se para en Caminito, allí donde siente un amor inquebrantable por su trabajo, para sacarse fotos con turistas y locales, perpetuando el legado del 10.
“Vengo de miércoles a domingos. El turismo es lo mejor que hay para trabajar y al argentino también le gusta pagar, nadie nunca me dijo ‘no te voy a pagar nada’. Acá, en un día bueno, puedo llegar a hacer cerca de $100.000. Pero no todos los días son iguales. Se labura mucho de viernes a domingos, está lleno de gente”, explicó a TN.
Su historia como clon de Maradona comenzó en los años 80. “Empecé a verme parecido y me fue muy bien. Me presenté en un casting y ahí arranqué”, recordó con nostalgia. Su notable parecido no solo le abrió las puertas del turismo, sino también las de la industria del entretenimiento: ganó un casting para una película en la que Maradona conoció a Gardel. A partir de allí trabajó en eventos, cumpleaños y casamientos.
Una de sus anécdotas más memorables ocurrió en Punta del Este durante un desfile de Roberto Giordano. “Diego entró por la ‘puerta buena’ y me dejó con toda la gente (en la entrada principal). Casi me matan, creían que era verdadero Diego. La verdad es que la pasé mal. Se me tiraron todos encima”, contó.
Ser el clon de Maradona también lo llevó a vivir situaciones inusitadas, como aquella vez en Brasil durante el Mundial de 2014. “Había un evento en un hotel, me llama el jefe del lugar y me dice: ‘Mirá, va a venir Maradona y yo te quiero a vos. Diego va a entrar por la otra puerta’. Yo entré por la puerta grande. Se me tiraron todos arriba, a sacar fotos, lloraba la gente”, relató emocionado, y agregó: “Me pasó lo mismo que me pasó en Uruguay, fue una cosa de locos”.
“A Diego lo conocí en su programa, en La Noche del 10. Estuvimos mano a mano y le pregunté unas cositas lindas, sobre la mano de Dios y otras cosas, él se cagaba la risa. En un momento me dice: ‘Ojalá pudiera ser Coco para salir por todos lados. ‘Yo no puedo salir a ningún lado, papá', me dijo. Qué cosa increíble, ¿no?”, relató.
Sin embargo, no todo es glamour y aventura: Coco también ha enfrentado momentos difíciles, especialmente cuando Maradona falleció. “Cuando murió Diego la pasé muy mal, sufrí mucho, lloré tanto. Yo pensé que teníamos a Diego para rato, ¿me entendés? Una cosa increíble. Lloré tanto, tres días no comí, te lo juro. Sabes el dolor que tenía”, dijo con la voz quebrada.
El sueño que desea cumplir en 2025
A pesar de los altibajos, el hombre nacido en Caseros, casado con María y padre de cuatro hijos -Darío, Nicolás, Soledad y Natalia-, continúa con su misión, impulsado por el cariño del público y su amor por Diego: “Ser su clon es lo mejor que te puede pasar en la vida. Muy lindo, me encanta. Me encanta porque soy feliz, me divierto con la gente. Es muy bueno”.
Coco aspira a que lo sigan contratando para participar en publicidades: “Grabé muchas en Brasil. Los productores de allá apenas tienen una publicidad, me llama”. El hombre detalló que para ir a algún evento, en donde realiza un show musical con la pelota como protagonista, cobra alrededor de 500 dólares.
Dentro de su anhelo de expandir su carrera en el ámbito internacional, el hombre ya proyectó su desafío para el 2025: “Quiero viajar a Nápoles. Me quiero quedar 30 días ahí. Nunca estuve, pero los napolitanos que conocí me adoran. Sueño con ir a hacer lo mismo que hago acá, pero allá”.
“Mi familia está muy feliz y contenta. Con la plata que llevo cómo no van a estar felices”, comentó entre risas. Cuando la cámara se apagó y Coco se quitó el micrófono expresó su último pedido: “Poné que sigo siendo un hombre sencillo. Que estoy orgulloso de mi trabajo y poder hacer felices a los demás, al menos por un ratito”.
Fuente: TN
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Brenda nació con una malformación, baila tango en silla de ruedas y un domingo en una milonga encontró el amor

Una tarde de domingo, lejos de la melancolía y el sinsabor del cierre del fin de semana, Plaza Dorrego se convirtió en el epicentro del amor. Brenda y Horacio habían llegado hasta allí para disfrutar de una pasión que, sin saberlo, los unía. Ese día ella lo vio bailar y no lo dudó: lo invitó a la pista y algo surgió.
El tango los había llevado hasta ahí y el amor los hizo transitar mucho más. Al ritmo del 2x4, la relación fue creciendo y casi como en una película de Hollywood, la pareja protagonista de la historia tuvo su final feliz... aunque final es una manera de decir, porque el cuento de ellos acababa de comenzar.
Siempre en movimiento
Brenda nació con espina bífida, aunque asegura que jamás le impidió hacer nada de lo que quiso. Aunque no tiene sensibilidad en la parte baja, esto nunca la dificultó a la hora de hacer su vida. “Estoy en silla de ruedas desde los cinco años, vivo sola desde los 22 y hace cinco con Horacio. Igualmente, siempre me manejé sola yendo a todos lados, la silla nunca fue un impedimento”, resaltó.
Durante años se dedicó al atletismo y la natación, donde obtuvo cinco medallas de oro. También hizo básquet, vóley y defensa personal.
Siempre se mantuvo en movimiento y sabía que lo que más la apasionaba era eso, no parar. Con el tiempo surgió otro amor que nunca más soltó. Fue una propuesta repentina, una visita y el enamoramiento a primera vista.
El tango, una pasión
Ocho años atrás, Brenda se enteró de que en el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Cenard) había un muchacho que bailaba tango en silla de ruedas. Ella, incrédula, fue hasta allí y su sorpresa fue enorme: “Me enamoré de lo que vi”, aseguró la bailarina en diálogo con TN.
“Enseguida quise empezar a hacer danza con él, pero arranqué con la madre. Fueron nueve años de práctica, pero en ningún momento hice tango, sino expresión corporal. Esa no fue una muy buena experiencia, pero lo que sí bueno es que en ese taller encontré a una chica que hacía tango y me invitó a bailar con ella”, precisó.
A partir de ese momento no paró. Fue a distintos eventos, milongas, hasta que un día llegó a Plaza Dorrego. Bailó con su amiga, con otra chica más y con un muchacho, y a lo lejos vislumbró a un hombre alto y bien trajeado que le llamó la atención. “Lo vi bailar a Horacio y me fascinó, sabía que tenía que bailar con él”, recordó. “Él nunca se animó a sacarme, lo saqué yo. A partir de ahí empezó todo. Bailamos un año seguido y no sabíamos ni nuestros nombres”, contó entre risas.
Así pasaron los meses y un día, por un imprevisto, surgió el amor. Horacio tenía que encontrarse con una amiga que le había ofrecido un trabajo. Esa persona no apareció, pero quien sí apareció fue Brenda. Aquel día, entre mates y tangos, comenzó todo. “Desde entonces somos bailarines de tango, pareja y transitamos la vida con el tango y el arte”, sumó.
El primer amor
A diferencia de Brenda, a Horacio el interés por el tango le surgió desde muy chico. “A los siete años lo vi bailar a mis viejos en Viedma, donde nací, y me encantó. Pasaron los años, de un momento a otro mi mamá partió y nos quedamos solos con mi papá”, recordó.
“Un día, mucho tiempo después, él dijo que quería ir a una milonga y yo le respondí que quería ir con él y aprender. Ese fue mi inicio. Al principio era muy duro, pero con el tiempo avancé mucho, me hice primer bailarín y empecé a ganar plata. Después me dediqué profesionalmente, aunque no en todos lados lo toman como una profesión ni tienen en cuenta todo le esfuerzo que hay detrás”, señaló.
Con los años, Horacio viajó a Buenos Aires y se dedicó a la venta ambulante, buscando seguir su sueño. Sin embargo, nunca dejó de lado el tango y siguió frecuentando lugares donde se desarrollaba. Así, llegó a la plaza del amor. Él, al igual que su hoy esposa, tampoco olvida de aquel día en que se conocieron. “Fue raro por el hecho de que ella se me puso en frente y me invitó a bailar. Yo nunca había bailado con alguien en silla de ruedas y no tenía idea de cómo hacerlo, pero empezamos y así estuvimos un año donde casi todos los domingos nos encontrábamos en la plaza y bailábamos una tanda por lo menos, sin siquiera saber nuestros nombres”, precisó entre risas.
Además de ser pareja en la vida, se dedicaron a trabajar juntos y hacer de su pasión también su sustento de vida. Un día ambos tomaron la decisión de trabajar en la calle. Empezaron en la vía pública, cerca de su casa, después sumaron milongas y eventos privados. Hoy, bailan todas las tardes en Plaza de Mayo y brindan clases en El bar de Borges, el mítico bar donde el gran escritor argentino solía ir a tomar café en San Telmo.
Con el tiempo, además, aparecieron propuestas impensadas. Un día llegó el ofrecimiento de ir al mundial de tango y no lo dudaron. “Me enamoré de eso porque me encanta el escenario. Fuimos cuatro veces, yo pensé que por mi condición iba a ser más hostil por una cuestión de diferencia, pero fui una más del grupo. Fueron cuatro experiencias preciosas”, rememoró Brenda.
Un amor que va más allá
El tango está lleno de letras de amores y desamores, de pasiones y sueños. El baile tiene ese no sé qué que a esta pareja la hace vibrar y emocionar.
“He llegado a estar tres o cuatro días sin bailar y me empieza a doler todo como si hubiera bailado una semana seguida, no puedo, me enfermo, si no bailo tango me duele”, dijo con lágrimas de felicidad Brenda.
Y aunque sabe que quizás en algún momento el cuerpo le pase factura y deje de bailar, asegura que del tango no se va. “Es amor real, pasión y más con la persona que lo estoy haciendo”, se sinceró entre lágrimas y agregó: “Soy artista, si no me emociono no sirve. Bailar con él es un amor profundo por todos lados, es contención, energía, amor, mucha confianza”.
“Empezó siendo algo especial porque se animó sin miedo desde un principio, o por lo menos si tuvo miedo nunca me di cuenta, siempre fue todo muy genuino, después fue creciendo y hoy es amor puro lo que siento cuando bailo con él”, completó mientras se limpiaba las lágrimas que corrían por sus mejillas.
Casi como en espejo, Horacio también solo tuvo palabras de amor hacia su esposa. “Ella me enseñó que nada tiene límites, porque yo no sabía que alguien en silla de ruedas podía bailar y aprendí que toda persona que tenga una discapacidad motriz no está limitada a bailar. El tango está abierto a todos”, aseguró.
Sobre el baile, además, insistió: “El tango es mi todo. Me dio la profesión, la mujer que amo y me sigue dando todo lo que puedo tener. Se siente una gran satisfacción y un gran compromiso bailar con Brenda porque es muy importante difundir esto desde la danza, desde el respeto por el prójimo y desde saber que todos podemos bailar”.
“Bailar con ella es lo mejor que me podía pasar. Tengo todo: el tango, mi trabajo, mi compañera, y toda la gente que nos ayuda a que sigamos con esto adelante”, concluyó.
Hoy, la pareja no solo brinda un show único en Plaza de Mayo todas las tardes, sino que también da clases de tango los martes en El bar de Borges, ubicado en San Telmo. Todo su arte se puede ver en Instagram, en @hrctony o @brendaholtz77. Además, realizan presentaciones en fiestas y reuniones sociales.
Fuente: TN
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Proyecto Carayá: una mujer convirtió su sueño en un refugio para monos, pumas y animales silvestres

Podríamos decir que Proyecto Carayá es el primer y único centro de primates de Argentina, una Fundación que desde 1994 desarrolla un programa de conservación ex –situ de la especie Argentina Alouatta Caraya (Mono Carayá), a los que se sumaron, en los últimos años, monos capuchinos, zorros, pumas y gatos monteses.
Algunos de estos animales han sido víctimas del tráfico ilegal o el mascotismo, otros han llegado al refugio como consecuencia la destrucción de sus hábitats naturales, y casi todos han vivido situaciones traumáticas y llegan al Santuario (como coloquialmente se lo conoce) en condiciones realmente alarmantes.
Pero también, y fundamentalmente, podríamos decir que Proyecto Carayá es el sueño -hecho realidad- que anida en el alma y el corazón de las tres mujeres que lo sostienen, mamá Alejandra y sus dos hijas, Mayú -que se encarga de las tareas administrativas y el marketing de la Fundación- y Malen -que le pone el cuerpo cada día y será, seguramente, quien la suceda in situ en este proyecto-. Cada una en su rol, pero todas comprometidas hasta el hueso con esto que parece ser su misión en la vida.
La Ale, pura esencia
María Alejandra Juárez es, sin duda, el motor de este proyecto. “La Ale”, como le dicen casi todos en su Córdoba natal, soñaba con estudiar biología o veterinaria, pero eran tiempos de dictadura en la Argentina, y sus padres no la dejaron. “Entonces, terminé estudiando Historia con una orientación más bien antropológica, en una universidad privada. Pero yo siempre le busqué la vuelta a todo, y cuando tuve que hacer la tesis, la hice sobre la Historia del Zoológico de Córdoba. La tesis la demoré 10 años, pero en el zoológico me quedé como 20″, recuerda a sabiendas de que es poco o nada lo que se puede hacer para torcer su voluntad, o su “esencia”, como ella misma dirá varias veces a lo largo de esta entrevista.
Aquel primer contacto con el zoológico de Córdoba, y sobre todo con Alexia y Nahuel, dos ejemplares de tigre de bengala, cambiaría su vida para siempre y sería el puntapie inicial para este proyecto que lleva su sello, y en el que trabaja y vive, desde 1994.
Allí, en una reserva de 360 hectáreas situadas en el paraje Tiu Mayu -al que se llega tras recorrer 11 kilómetros de un camino de ripio que lo separa de la localidad más cercana- Alejandra y su hija menor, Malen, conviven con tres voluntarios, 222 monos -entre Carayás y Capuchinos-, 27 pumas, tres ejemplares de gato montés, seis zorros, cabras, burros, ovejas, tordos, varios perros y un percherón “que se percibe caniche y anda metiéndose todo el tiempo adentro de casa”, comenta Malen.
Tamaña tribu comenzó a gestarse con la llegada de Bubú, una Carayá que llegó desde Villa Carlos Paz a través de la Fundación Vida Silvestre. “Murió hace cinco años y es un poco quien inaugura todo este proyecto, porque después de ella empezaron a mandarnos más y más monos”, enumera.
Como Juana, una Carayá que llegó al santuario en 1995, con aproximadamente unos cinco años, y que murió hace apenas unos días “superando la expectativa de vida de su especie, que es de unos 25 años. Durante su vida en la reserva tuvo 25 hijos, 10 nietos y 15 bisnietos” -explica Malen-, muchos de los cuales aún la duelaban cuando hicimos esta nota.
La mayoría de los Carayá, llegan víctimas del mascotismo o del avance de las ciudades; los Capuchinos, en cambio, provenientes de distintos laboratorios. Verlos libres, saltando entre las copas de los árboles, jugando entre ellos, o respondiendo al llamado de sus cuidadores, es realmente fascinante.
De cuando Jane Goodall conoció a los Carayá
Y a esta altura es imposible no trazar un paralelismo entre “la Ale” y Jane Goodall, la etóloga inglesa mundialmente reconocida por estudiar las interacciones sociales y familiares de los chimpancés, con quien Alejandra tuvo su primer encuentro en 2009. “Vino con un colectivo lleno de biólogos. A partir de su llegada empezaron a tomarnos más en serio, digamos, llegan los convenios con las universidades… para mí personalmente fue muy grande. Para todos nosotros fue un paso enorme, porque hasta ahí yo era la loca”, cuenta.
Y, a decir verdad, quizá lo suyo tenga menos tecnicismos, pero sin duda, mucha más pasión. “Yo hay cosas que no las pienso. Si tengo que salvar un animal, no lo pienso”, sostiene. Será por eso que cada vez son más y más los que recurren a ella cuando un animal está en peligro.
Un refugio grande como el corazón
“En 2023 recibimos ocho bebés, el año pasado cinco, y este año cinco más”, enumera, no sin antes sumar a los anteriores, y llegar a un total de 27 pumas, lo que los convierte en el centro de rescate de pumas más importante de todo el país. Claro que esto no es nuevo “acá siempre hubo pumas”, apunta Malen no sin antes mencionar que ella y su hermana Mayu pasaron buena parte de su infancia acompañadas por un ejemplar de este felino.
“Lamentablemente en estos últimos cuatro años nadie se quiere hacer cargo. Hace 35 años atrás, los sacrificaban”, comenta Ale. “Ahora dicen que son plaga para justificar su cacería”, apunta Malen a su lado. “Entonces, yo sabiendo eso, digo que sí, acepto que los traigan. Y las chicas, cada vez que viene un puma me piden que sea el último. Pero yo ya les dije que no sé si va a ser el último, que eso no se los puedo garantizar, porque si eso pasa, estaría quebrantando mi esencia”, confiesa con la seguridad de quien sabe que ha encontrado su misión en la vida.
A diferencia de los monos, los pumas, zorros y gatos montés viven en una zona de la reserva que está vedada al público. Sí, porque desde 1998 la gente puede visitar Proyecto Carayá y, cada vez que paga su entrada, ayuda -en parte- a sostener este espacio.
“Yo no quería que esto se abriera al público, porque es mi mundo, ¿viste? Pero cuando me fui a Alemania, en 1998, mi hermano y dos voluntarios decidieron abrirlo porque, bueno, había que sustentarlo”, comenta.
“Yo siempre viví en un mundo aparte. Y lo mismo me pasa con la plata. Mis hijas, especialmente Mayu, me dicen que los cálculos no dan. Y si, tienen razón, por el lado que vos lo veas, no da. Pero si te tengo que decir la verdad, jamás me fijé en eso. Yo lo que creo es que de algún lado siempre va a salir la plata, porque no estoy haciendo nada malo. Entonces siempre de algún lado va a salir”, explica.
A su lado, Malen cuenta que el trabajo en la reserva es “24 por 7, nos levantamos muy temprano, con los monos golpeando la ventana. No hay día libre. Tenemos que estar siempre acá, y si nos tomamos vacaciones tiene que ser de a una por vez, juntas nunca”.
Alejandra la escucha, coincide, se aleja, pasea por su reserva, por este que es su lugar en el mundo. Se comunica con los monos, los pumas, la gente, que después de visitarla ya no es la misma, porque recorrer Proyecto Carayá es una experiencia transformadora, no solo por el contacto con la naturaleza, sino también y, sobre todo, por las personas que la habitan, y que parecen portadoras de una sabiduría tan única como intransferible.
A tener en cuenta antes de visitarlo
- Proyecto Carayá está en la Ruta E66, a aproximadamente unos 11 kilómetros de la localidad de La Cumbre. Las visitas son guiadas y duran aproximadamente una hora y media. Los monos no se pueden tocar ni alimentar.
- Durante el recorrido no está permitido consumir alimentos.
- No es necesario reservar con antelación. Puede haber demoras para ingresar.
- No está permitido el ingreso con mascotas.
- Como en la zona no hay señal de celular, sólo se recibe efectivo.
- Los horarios de visita o días de apertura suelen variar a lo largo del año, y el santuario puede cerrar sin previo aviso por problemas climatológicos o de otro tipo, por lo que se recomienda chequear las historias de Instagram antes de ir: @proyecto.caraya
Fuente: TN