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ESTE SÁBADO SE LLEVARÁ ADELANTE EL FESTIVAL PRE LUMÍNICA 2018

El evento se realizará desde las 20, en el Centro de Convenciones del Domo del Centenario.

Apostando al fortalecimiento de los diferentes colectivos artísticos que conforman el ecosistema creativo local, el municipio de Resistencia, a través de la Subsecretaría de Cultura e Identidad Local, se suma al evento Pre Lumínica la que se llevará a cabo este sábado, a las 20, en el Centro de Convenciones del Domo del Centenario.

 

En este marco, se realizarán diversas intervenciones, como la “Cápsula visual” a partir de la cual cada espectador podrá participar activamente de una experiencia visual y sonora única.

 

El inicio será musicalizado por Florencia Oviedo , VJ Bloom Mau , VJ Maquina (Andrello Bancalari), VJ Equis Tal (Santiago Gabriel), VJ Micha (Agustina), VJ Mono Caraya (Marian Stori).Cada uno ofrecerá un show de visualesdistinto e innovador en formato cápsula inmersiva de mapping 360°.

 

A las 21 se presentará Maki Nomás, a las 22 será el turno de Alejandra Muñoz y Arturo Fabiani con su obra “Sexo y Cine”, a las 23 podrán disfrutar de un gran recital de la mano de la banda de rock alternativo “México & Lima”mientras que el cierre estará a cargo de DJ’s y VJ Set de ComunidadLumínica. La entrada es libre y gratuita

 

Esta actividad forma parte de una gran agenda llevada adelante por la productora Chedé como antesala del festival “Lumínica”que se realizará en el mes de Septiembre de este año.

 

 

FESTIVAL LUMÍNICA

 

“Lumínica” es un festival audiovisual y multimedia con base en el Nea argentino donde realizadores, artistas audiovisuales y multimediales, programadores, diseñadores, e interesados comparten experiencias de cine, performances, videoarte, arte digital, mapping, instalaciones interactivas y espacios de capacitación e intercambio en comunidad.

 

Se trata de un proyecto colectivo, llevado adelante anualmente por la productora CHEDÉ, en cooperación con la comunidad de artistas visuales de la región que tiene como objetivo la realización de un trabajo colaborativo como aporte al crecimiento y difusión de estos lenguajes audiovisuales en toda la región.

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Armó un minicolectivo para su nieta con partes de un Fiat 600: “Me ofrecieron 6000 dólares, pero no lo vendo”

En Villa Real, barrio porteño que limita con la Avenida General Paz, un proyecto de un abuelo y una nieta se convirtió en un fenómeno local que ahora tiene a chicos y grandes maravillados con él.

Se trata de un mini colectivo construido por Jorge “Bocha” Ignacio, un vecino jubilado de la zona, histórico mecánico de la línea 109, que decidió armar desde cero un pequeño vehículo a escala para su nieta. El mini colectivo no solo se volvió una atracción en la plaza Juan B. Terán durante los fines de semana, sino también una fuente de ingresos para Jorge.

La historia comenzó como un simple regalo para el Día del Niño. “Yo le regalé un autito de Barbie para que anduviera por la plaza, y ella siempre venía a contarme lo que hacía con él”, relató Jorge, con una sonrisa en su rostro, a TN. Pero su nieta tenía grandes aspiraciones: “Un día me dijo que quería llevar un chico en el auto. Yo le respondí: ‘¿Cómo voy a hacer una camioneta?’ Y ella me contestó: ‘Abuelo, mejor hacemos un colectivo’”.

Ese fue el momento que encendió la chispa de lo que hoy es un mini colectivo que recorre la plaza cada fin de semana. Un prototipo creado con partes de Fiat 600, Fiat Duna y otros modelos que recrean algo atípico. “Como siempre, le dije que sí, y empecé a planificar cómo lo iba a hacer”, recordó Jorge, quien nunca pensó que lo que comenzó como un gesto de amor se transformaría en un éxito rotundo.

Jorge no era un desconocido en el mundo de los colectivos. Durante años trabajó como mecánico electricista en la 109, una experiencia que le dio los conocimientos necesarios para emprender su propio proyecto. “Me jubilé trabajando en la cinta de ruedas y después en un taller de mecánico electricista. Estuve años arreglando colectivos. Me conocía todo el sistema”, explicó.

El proceso de construcción del mini colectivo, identificado como el 125 (línea que no existe más) fue desafiante. Jorge comenzó con lo que tenía a mano: un chasis de tricargo, motor de triciclo y piezas recicladas de autos, como las campanas de un Fiat 600. “Lo primero que hice fue conseguir un chasis que tuviera papeles, porque tenía que estar todo en regla. Después, lo homologué y conseguí el seguro de transporte de personas”, indicó.

Cada parte del vehículo fue un reto, desde los frenos hasta los elásticos de suspensión, que tuvo que ajustar en la fábrica de elásticos. “Lo saqué unas diez veces hasta que conseguí la suspensión que quería”, comentó el hombre, mostrando el detalle con el que cuidó cada aspecto en el armado del mini colectivo.

El éxito en la plaza

Una vez terminado, Jorge comenzó a llevar el vehículo a la plaza Juan B. Terán, un parque concurrido en Villa Real, los fines de semana. Allí, los niños y sus padres rápidamente se enamoraron del pequeño mini bus. Las vueltas en el colectivo son un éxito rotundo. “Lo que menos pensé es que esto sería tan emocionante para los chicos y para los padres. Gente que me dice que viajaba en esa línea hace años, se emociona al ver el mini colectivo”, expresa Jorge con humildad.

Además, el negocio le permitió a Jorge mejorar su situación económica. “Con la plaza llena puedo llegar a hacer muchas vueltas. Son muchas horas, pero la gente disfruta, y eso me hace sentir bien”, explicó.

El mini colectivo no solo atrajo a los más chicos, sino que también unió a los vecinos del barrio. “Al principio, muchos me miraban raro, pero ahora todos me saludan y se acercan a preguntar. Los chicos disfrutan, pero los adultos también se acercan con nostalgia. Es un regalo que le di a mi nieta y al barrio”, comenta Jorge, mostrando cómo su iniciativa se transformó en un símbolo de unión y alegría en Villa Real.

El barrio no tardó en reconocer el esfuerzo y la dedicación de Jorge. “Es un tipo muy detallista, siempre está pendiente de todo, hasta de la limpieza. Lo veo, lo cuida como si fuera un coche de lujo. Todo está impecable”, comentó un vecino al pasar, mientras Jorge limpiaba cuidadosamente los vidrios del mini colectivo.

A pesar del éxito, Jorge asegura que no todo es fácil. “Es cansador, pero lo hago porque me gusta. A veces me preguntan si quiero hacer otro, o si me lo compran. Ya me ofrecieron hasta seis mil dólares por este, pero no lo vendo. Lo hice con mis manos, y para mí tiene un valor sentimental que no tiene precio”, confesó Jorge, que continuó: “Para mí, esto es un desahogo, un hobby. Me da fuerzas y me mantiene activo. Y ver la cara de los chicos cuando suben, me llena de alegría”, dijo Jorge.

De hecho, pensó en crear otro mini colectivo, pero aún no se decidió. “A veces me dan ganas, pero no es tan sencillo. Cada mini colectivo es único, no es algo que puedas hacer en serie. Cada vez que construyo algo, tengo que adaptarlo, probarlo, hasta que funcione como quiero”, dice Jorge, con la mirada fija en su obra.

Hoy, el mini colectivo no es solo un vehículo; es un testimonio del amor de un abuelo por su nieta, de la dedicación de un hombre que construyó un sueño con sus propias manos. Y en la plaza de Villa Real, cada vuelta es más que un simple paseo: es una historia de perseverancia, creatividad y la satisfacción de haber logrado algo único.

Fuente: TN

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Un médico formó una banda y recorre la Patagonia concientizando sobre salud y ambiente a través de la música

El doctor César Berenstein recorre la Patagonia con su guitarra en mano, llevando mensajes de salud y cuidado ambiental a través de la música. Con su iniciativa “Los Guardianes del Botiquín”, combina su profesión como cardiólogo con su pasión por el arte para transmitir información clave sobre la prevención de enfermedades cardiovasculares, en ocasiones, causadas por los incendios.

“Desde hace años, cuando vivía en Ushuaia, quise interactuar con la comunidad para fomentar hábitos saludables, el cuidado de la salud cardiovascular y la protección del ambiente”, relata Berenstein.

Sin embargo, la tarea no fue fácil. “Hablarle a la comunidad de enfermedades y muerte, aunque sea desde la prevención, genera ansiedad y temor. Por eso busqué una alternativa para que la gente se fuera de nuestras reuniones contenta y divertida”.

Inicialmente, probó haciendo stand up, pero pronto descubrió que el humor no siempre era bien interpretado por todos los públicos. Fue entonces cuando surgió la idea de componer canciones. “Al ver que la gente volvía a casa tarareando las letras, entendí que había encontrado el camino correcto”, cuenta a TN.

Con el tiempo, sumó a su equipo al músico Marco Duarte y a su hijo menor, Benjamín, quien lo acompaña en sus giras desde los ocho años. Juntos, recorrieron más de 7800 kilómetros por la Patagonia, visitando ciudades y pequeños pueblos con acceso limitado a información sanitaria.

Una información clave, teniendo en cuenta que, tal como explica Berenstein, “la contaminación del aire es responsable de alrededor de siete millones de muertes al año en todo el mundo, y no solo causa problemas respiratorios. También está directamente vinculada al desarrollo de enfermedades cardiovasculares como infarto de miocardio, ACV, hipertensión y diabetes”.

Las giras de “Los Guardianes del Botiquín” combinan charlas, controles de salud y espectáculos musicales. “Hemos visitado comunidades mapuches como Pilquiniyeu del Limay, donde controlamos la presión arterial, interrogamos sobre hábitos de alimentación y realizamos electrocardiogramas”, detalla. “Luego cerramos con música para que la experiencia tenga un final de fiesta”.

Es que Berenstein lleva su vocación al máximo al componer canciones que mezclan humor y educación en salud. “Se viene la Chaqueta”, por ejemplo, advierte sobre un insecto parecido a una avispa cuya picadura puede causar reacciones alérgicas. “Aire Libre” enfatiza la importancia de reducir las quemas para prevenir enfermedades cardiovasculares, y “Manitos sucias de tierra” promueve la agroecología y el cultivo familiar de alimentos.

Las respuestas del público han sido diversas. “Hemos dado charlas para una sola persona en el patio de una casa y también hemos tocado en festivales con cientos o miles de asistentes”, cuenta el médico. “Nunca suspendemos una presentación: aunque solo haya una persona, merece escuchar lo que venimos a contar”.

Uno de los aspectos más significativos del proyecto es la inclusión de elementos culturales locales. “Después de visitar comunidades mapuches, incorporamos instrumentos como el kultrún y la trutruka”, dice Berenstein. “Como el kultrún es un tambor ceremonial, pedí permiso para usarlo. Me dijeron que, como hablaba del cuidado de las personas y del ambiente, temas alineados con su cosmovisión, no les parecía mal que lo utilizara”.

Actualmente, están preparando su séptima gira, que los llevará desde El Bolsón hasta Las Grutas, atravesando la montaña, la estepa y el mar. “No tenemos apoyo económico; todo sale de nuestro bolsillo. Si en algún lugar no hay posibilidad de alojamiento, dormimos en bolsas de dormir”, explica Berenstein. “Lo que nos empuja es la vocación, la satisfacción de ofrecer lo que sabemos a quienes tienen poco acceso y compartir un momento de alegría”.

El impacto de su misión trascendió las fronteras de la Patagonia. “Uno de mis sueños era compartir esta actividad en otros países, y el año pasado lo cumplí en un festival en Magnago, Italia, donde tuve que aprender mis canciones en italiano”, cuenta.

También llevó su método a un foro de médicos latinoamericanos en Guatemala. Su próximo desafío es expandirse a más rincones del país y sumar músicos reconocidos a su causa. “¿Se animará algún artista a cantar conmigo para ayudar a difundir estos mensajes?”, se pregunta con entusiasmo.

Fuente: TN

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El argentino que propone inmortalizar los recuerdos en el espacio: ya mandó cenizas y una carta de Borges

Federico Brito es licenciado en Enseñanzas de la Ciencias y tiene una larga trayectoria en la industria aeroespacial. Su interés por la exploración del espacio comenzó en su adolescencia, cuando desarrolló sus primeros sistemas de propulsión. Más tarde, estuvo involucrado en un emprendimiento que buscaba lanzar satélites al espacio con biocombustibles. Sin embargo, su camino tomó otro rumbo en 2021, cuando su padre, gravemente enfermo, le hizo un último pedido: que sus cenizas fueran enviadas al espacio.

“Antes de morirse, mi viejo me pidió que lo crememos y lancemos sus cenizas al espacio. Yo sabía que había empresas en Estados Unidos que daban este servicio, pero se me ocurrió darle una vuelta de rosca”, recuerda Brito. Su idea no era solo enviar cenizas, sino ampliar la propuesta a un servicio integral: archivos digitales, campañas publicitarias y cualquier otro objeto simbólico que las personas quisieran enviar al espacio.

Así nació Last Trip en 2022. Un año después, en enero de 2023, logró el primer lanzamiento con un módulo que transportó las cenizas de cinco personas, una mascota y diversos archivos digitales en un cohete de SpaceX. “Ese vuelo lo lanzamos el 3 de enero de 2023 en el transporte Arceis de SpaceX, una de las compañías de Elon Musk. Fue un momento emocionante porque en ese módulo estaba mi viejo, cumpliendo su último deseo”, dice Brito a sus 51 años.

Eternizar recuerdos

El interés en el envío de archivos digitales lo llevó a expandir el concepto. “Como vi que había tanto interés en el envío de archivos digitales, enseguida después del lanzamiento de 2023 empecé a organizar el segundo vuelo y una campaña internacional para celebrar la vida en la Tierra desde el espacio”, explica Brito. En febrero de 2024, lanzó su segundo vuelo con archivos vinculados a cinco áreas: medio ambiente, salud, arte, deporte y educación. En este viaje participaron artistas y figuras públicas, como el exfutbolista Sebastián Battaglia, que aprovechó la ocasión para promocionar su academia de fútbol en el espacio.

El segundo lanzamiento fue especial. “No solo fuimos la primera empresa en Latinoamérica en ofrecer servicios de envío de cenizas y archivos digitales en 2023, sino que logramos un segundo lanzamiento y nos consolidamos en la región. Ahora damos servicios exclusivos de transporte de archivos digitales para artistas y campañas de marketing”, afirma Brito que es egresado de la Universidad de San Martín.

En este vuelo, también participaron escritores y periodistas. “Mandamos un libro, una carta digitalizada de Borges y la voz de Julio Mareva, un periodista que falleció hace poco. Él tenía un programa de radio en Bariloche llamado ‘Ocho minutos del sol’. Para conmemorarlo, enviamos audios y videos suyos al espacio”, detalla Brito.

Un negocio en expansión de base tecnológica

Last Trip busca diferenciarse de las empresas estadounidenses que ofrecen servicios similares. Una de sus estrategias es reducir costos para que más personas puedan acceder al servicio. “Estados Unidos cobra más de cinco mil dólares por gramo de ceniza. Nosotros los hacemos más accesible, compensando más cantidad por menor tarifa”, explica Brito. También está desarrollando una red de funerarias asociadas que faciliten el proceso a los clientes. “Las personas pueden acercarse a una casa de sepelios, donde toman una muestra de cenizas y me la envían. Luego yo la lanzo y les doy acceso a la información en nuestro software”, agrega.

Sus clientes no solo son personas que buscan homenajear a seres queridos. También hay empresas interesadas en campañas publicitarias desde el espacio. “Cualquier artista o empresa que quiera mandar un producto y hacer una campaña publicitaria también lo puede hacer. De hecho, para el tercer vuelo, estamos invitando a muchos más artistas que no se pudieron sumar antes”, adelanta Brito.

“Por ahora hacemos un lanzamiento por año, pero mi idea es fabricar mis propios satélites para mandar dos veces por año o más”, dice. Hoy, sus módulos viajan en satélites fabricados por otras empresas, que a su vez contratan a SpaceX para llevarlos al espacio. Fabricar sus propios satélites le permitiría reducir costos y ofrecer más servicios. “Si logro fabricar mis propios satélites, podré negociar directamente con SpaceX y dejar de depender de terceros”, explica.

El financiamiento de los vuelos depende del servicio contratado. “Si es envío de cenizas, cobramos una tarifa accesible. Si es a través de una casa de sepelios, negociamos la tarifa. Si son archivos digitales, depende del peso y la resolución”, aclara Brito. Mientras tanto, busca inversores para fabricar sus propios satélites y hacer que el negocio crezca.

El tercer vuelo ya está programado y Brito espera convocar a más artistas y figuras públicas. Hasta ahora, ha enviado las cenizas de ocho personas y más de 60 pasajeros digitales al espacio. “Los archivos digitales no solo son de personas fallecidas. También hay personas que mandan fotos, audios o videos para recordarse a sí mismas. Hay mucho aprecio por la idea de mandar algo al espacio”, dice Brito.

Para el futuro, planea desarrollar una app que permita a los clientes acceder a sus archivos digitales en cualquier momento. “Estamos en proceso de desarrollo de una aplicación donde los archivos digitales estarán disponibles y se podrán escuchar desde el espacio”, adelanta.

Mientras tanto, Brito sigue recibiendo historias de personas que quieren que sus recuerdos trasciendan más allá de la Tierra. “Por ahora, siempre hay interesados en cada vuelo. Me arriesgaría a decir que nunca voy a tener un lanzamiento vacío. La idea de trascender en el espacio es algo que a la gente le genera mucha emoción”, concluye.

Fuente: TN

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