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Una familia necesitó más de 18 mil pesos en mayo para no ser pobre

Hubo una suba del 3.2%, respecto de abril.

El costo de la Canasta Básica Total (CBT), que define el nivel de pobreza, se ubicó en mayo último en 18.833,55 pesos, tras aumentar en ese mes 3,2% respecto de abril último, informó este martes el INDEC.

 

La Canasta Básica Alimentaria (CBA), que define el nivel de indigencia, se ubicó en mayo en los 7.473,63 pesos, y aumentó 4,8%, respecto de abril.

 

En los últimos doce meses, la canasta total alcanza un aumento interanual 28,4%, mientras la CBA registra una suba del 24,9%, efectuando la misma comparación.

 

Actualidad

Vapor, horno o sartén: qué método de cocción ayuda más a perder peso

La alimentación es un pilar fundamental para perder peso o mantenerse en forma. Sin embargo, no solo importa qué comemos, sino también cómo preparamos los alimentos. El método de cocción influye en el contenido calórico, la cantidad de nutrientes conservados e incluso en la digestión.

En este análisis, exploramos los métodos más utilizados—horno, vapor y sartén—y determinamos cuál es la mejor opción para quienes buscan adelgazar de manera saludable.

Cocinar bien para perder peso: ¿qué se debe evitar?

Aunque algunos alimentos sean saludables en su estado natural, su valor nutricional puede verse alterado por una cocción inadecuada. Entre los métodos que dificultan la pérdida de peso destacan:

1. La fritura: la peor opción para adelgazar

Freír los alimentos es una de las formas más perjudiciales de cocción cuando el objetivo es reducir calorías y mejorar la salud. Los motivos son varios:

  • Aumento calórico: Al sumergirse en aceite, los alimentos absorben grandes cantidades de grasa. Por ejemplo, una patata cocida en agua aporta alrededor de 80 kcal por cada 100 gramos, mientras que convertida en patatas fritas puede alcanzar entre 300 y 400 kcal.
  • Pérdida de nutrientes: El contacto prolongado con el aceite caliente destruye una gran parte de las vitaminas y minerales esenciales.
  • Compuestos nocivos: Al calentarse a altas temperaturas, el aceite genera grasas trans y otras sustancias perjudiciales para la salud cardiovascular.

Aunque la fritura aporta un sabor crujiente y atractivo, su consumo frecuente puede comprometer cualquier intento de adelgazar.

2. Cocinar con mantequilla: un placer con moderación

El uso de mantequilla para cocinar también puede ser problemático, ya que:

  • Aporta una cantidad considerable de grasas saturadas y calorías extras.
  • Cuando se calienta demasiado, puede generar sustancias dañinas para la salud.
  • Aunque en pequeñas cantidades no representa un problema grave, abusar de ella puede dificultar la pérdida de peso.

Esto no significa que estos métodos deban eliminarse completamente de la dieta, pero sí deben reservarse para ocasiones especiales y usarse con moderación.

Los mejores métodos de cocción para adelgazar

Para quienes buscan perder peso sin renunciar al sabor ni a los nutrientes esenciales, algunas técnicas de cocción son más recomendables que otras.

1. Cocción al vapor: la opción ideal

El método más efectivo para conservar los nutrientes y reducir el aporte calórico es la cocción al vapor. Sus beneficios incluyen:

  • Preserva las vitaminas y minerales esenciales: A diferencia de otros métodos que eliminan nutrientes al disolverlos en agua o al someterlos a temperaturas extremas, el vapor ayuda a conservar vitaminas del grupo B y C, magnesio y potasio.
  • No requiere aceites ni grasas añadidas: Esto evita el exceso de calorías innecesarias en la preparación.
  • Mejora la digestión y la saciedad: Al conservar mejor la fibra de los alimentos, ayuda a sentirnos satisfechos por más tiempo y previene la sensación de pesadez estomacal.
  • Respeta el sabor y la textura de los ingredientes: Ideal para verduras, pescados y carnes magras, ya que mantiene su color, jugosidad y frescura.

El único inconveniente del vapor es que, para algunos, puede parecer menos sabroso. Sin embargo, esto puede solucionarse con especias, hierbas aromáticas y salsas saludables.

2. Cocción al horno: una alternativa saludable y versátil

El horno es otra excelente opción para cocinar de manera saludable. Permite:

  • Cocinar sin usar grandes cantidades de grasa.
  • Resaltar el sabor natural de los alimentos sin necesidad de frituras.
  • Utilizar técnicas como el horneado con papel aluminio o papel vegetal, que evita la adición de aceites y grasas innecesarias.

El horno es ideal para preparar verduras asadas, carnes magras y pescados sin comprometer su perfil nutricional.

3. Cocción en sartén sin aceite: rápida y eficaz

Si se elige bien el tipo de sartén y se usan técnicas adecuadas, se puede cocinar sin aceite o con mínimas cantidades de grasa. Algunos consejos para hacerlo:

  • Usar sartenes antiadherentes para evitar que los alimentos se peguen sin necesidad de aceite.
  • Incorporar un poco de agua, caldo o jugo de limón en lugar de grasa para cocinar a la plancha.
  • Aprovechar el calor medio-alto para sellar carnes y pescados sin necesidad de añadir aceites en exceso.

Este método es rápido y versátil, aunque es recomendable alternarlo con el horno o el vapor para una alimentación equilibrada.

¿Cuál es el mejor método de cocción para adelgazar?

Cada técnica de cocción tiene sus ventajas y desventajas, pero si el objetivo es perder peso de manera saludable, la mejor opción es la cocción al vapor. No solo conserva los nutrientes esenciales, sino que también evita la adición de calorías innecesarias y mejora la digestión.

El horno también es una alternativa recomendable, ya que permite cocinar sin aceite y potenciar el sabor natural de los ingredientes. Por otro lado, la sartén sin aceite es una opción rápida y efectiva, pero debe complementarse con otros métodos para lograr una dieta equilibrada.

En contraste, la fritura y el uso excesivo de mantequilla deben limitarse, ya que aumentan considerablemente el contenido calórico de los alimentos y reducen su valor nutricional.

Para adelgazar de manera efectiva, la clave no solo está en elegir alimentos saludables, sino en cocinarlos de la mejor manera posible. Un cambio tan simple como optar por el vapor o el horno en lugar de freír puede marcar una gran diferencia en la alimentación y la salud en general.

Fuente: Infobae

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Actualidad

Una bomba de sabor: cómo preparar un smoothie de banana y dulce de leche

Combinar banana dulce de leche es una apuesta segura: la suavidad de la fruta se complementa a la perfección con la cremosidad y el dulzor de este clásico argentino. Una forma irresistible de disfrutarlos juntos es en un smoothie, un licuado simple pero lleno de sabor.

Este tipo de preparados se pueden tomar tanto en los desayunos como en las meriendas. Para lograr una versión más light se puede optar por dulce de leche bajo en calorías o agregarle menos cantidad y más fruta.

La clave para lograr un buen batido es la textura. Tiene que ser una bebida espesa y bien fría. Para eso, lo mejor es usar bananas congeladas. Esto evitará el uso de hielo y el agregado de más agua. Otro tip es usar leche entera para que sea más cremoso el producto final. Se pueden usar lácteos descremados o veganos (leche de avena o almendras) para obtener un smoothie más liviano.

Otro truco para realzar el sabor es agregar canela, cacao en polvo o un puado de frutos secos para finalizar.

Receta de smoothie de banana y dulce de leche

Ingredientes:

  • 2 bananas maduras (preferentemente congeladas)
  • 2 cucharadas de dulce de leche
  • 1 taza de leche (puede ser de vaca o vegetal)
  • ½ cucharadita de esencia de vainilla (opcional)
  • Hielo (opcional, si no se usan bananas congeladas)

Preparación:

  1. Cortar las bananas en rodajas y colocarlas en la licuadora.
  2. Agregar el dulce de leche, la leche y la esencia de vainilla.
  3. Licuar hasta obtener una mezcla homogénea y cremosa.
  4. Si se desea más frío y espeso, añadir hielo y volver a licuar.
  5. Servir en un vaso grande y disfrutar.

Fuente: TN

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Salud

Cuáles son los nutrientes claves para cuidar los huesos y por qué no basta con el calcio

Cuando se habla de salud ósea, el calcio suele ser el protagonista. Desde la infancia, se promueve el consumo de leche y productos lácteos con la promesa de desarrollar huesos fuertes. Sin embargo, esta es solo una parte de la historia.

Según diferentes estudios, la estructura ósea no depende únicamente del calcio, sino de un equilibrio complejo de minerales, vitaminas y proteínas que trabajan en conjunto para mantener la densidad y resistencia de los huesos.

El papel de la vitamina D en la absorción y regulación del calcio

Según explicó Cristina Blanco Llamero, profesorade Nutrición Humana y Dietética y Doctora en Ciencias de la Alimentación de la Universidad Francisco de Vitoria, en una columna en The Conversation, el calcio es un mineral esencial para los huesos, pero no basta con consumirlo: el cuerpo necesita mecanismos para absorberlo y aprovecharlo correctamente. En ese momento es donde entra en juego la vitamina D, que actúa como un facilitador clave en este proceso.

Cuando el calcio y el fósforo están en niveles bajos, el organismo activa un mecanismo de emergencia: la glándula paratiroidea libera una hormona que incrementa la producción de vitamina D en su forma activa, conocida como calcitriol (1,25(OH)₂D₃).

Esta sustancia se encarga de movilizar el calcio de los huesos hacia la sangre para mantener el equilibrio de minerales.

A primera vista, este proceso podría parecer beneficioso, ya que garantiza que el cuerpo tenga el calcio necesario para sus funciones vitales. Sin embargo, si se activa con frecuencia, puede ser perjudicial: extraer calcio de los huesos de manera constante los debilita con el tiempo y aumenta el riesgo de fracturas.

El magnesio también juega un papel fundamental en este sistema, ya que es necesario para la activación de la vitamina D. Sin una cantidad suficiente de magnesio, el cuerpo no puede metabolizar esta vitamina de manera eficiente, lo que reduce su capacidad para regular el calcio y fortalecer los huesos.

Minerales esenciales para la salud ósea

Además del calcio, otros minerales desempeñan funciones clave en la estructura y mantenimiento de los huesos:

  • Fósforo: es el segundo mineral más abundante en el esqueleto, donde forma parte de la matriz ósea junto con el calcio. Un déficit de fósforo puede hacer que el organismo tenga que recurrir a sus reservas, debilitando los huesos.
  • Magnesio: además de activar la vitamina D, participa en la formación del tejido óseo y en la mineralización ósea, ayudando a mantener la densidad de los huesos.
  • Zinc y manganeso: estos oligoelementos contribuyen a la formación de colágeno y a la mineralización ósea.
  • Vitamina K: Regula el metabolismo del calcio y participa en la producción de osteocalcina, una proteína fundamental para la formación de los huesos.

El colágeno como estructura de soporte óseo

El colágeno es otro elemento clave para la salud ósea. Esta proteína forma una estructura similar a un andamio sobre la que se depositan los minerales óseos. Sin un nivel adecuado de colágeno, los huesos pueden volverse frágiles y perder elasticidad.

Aquí es donde la vitamina C cobra importancia, ya que es fundamental para la síntesis de colágeno en el cuerpo. Sin suficiente vitamina C, la producción de esta proteína disminuye, lo que afecta la resistencia y calidad de los huesos.

Alimentos como los cítricos, los kiwis y los pimientos son excelentes fuentes de esta vitamina.

Fuentes de los nutrientes esenciales para los huesos

Para garantizar un aporte adecuado de estos nutrientes, es necesario recurrir a diversas fuentes:

  1. Exposición al sol
    1. La piel produce vitamina D de forma natural cuando se expone a la luz solar. Dependiendo del tono de piel y la ubicación geográfica, entre 10 y 20 minutos de exposición diaria pueden ser suficientes.
  2. Alimentación equilibrada
    1. Vitamina D: presente en pescados grasos como salmón, atún y sardinas, además de productos fortificados como leche y cereales.
    2. Calcio y fósforo: se encuentran en productos lácteos, almendras, tofu y vegetales de hoja verde.
    3. Magnesio: abunda en frutos secos, semillas y espinacas.
    4. Colágeno: puede obtenerse de caldos de hueso y gelatina.
    5. Vitamina C: presente en frutas cítricas, fresas y pimientos.
  3. Suplementos bajo supervisión médica
    1. Si la dieta y la exposición al sol no son suficientes, los suplementos pueden ser una opción para garantizar los niveles adecuados de estos nutrientes. Sin embargo, su consumo debe ser supervisado por un profesional de la salud.

Fuente: Infobae

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