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Trabajó como plomero, soñaba con cantar y ahora llegó al Colón: “Al principio no entendía nada”
Cumplir sueños no es nada fácil. El proceso, menos todavía. Marcelo Gómez pasó toda su infancia con un solo objetivo en mente: cantar, pisar escenarios, cautivar oídos. Pasó noches y noches imaginando que eso llegaría algún día.
Y se le cumplió. Hoy, con 45 años, no solo siente los nervios y la emoción de ese niño que alguna vez fue cuando se para frente a cientos de personas, sino que también es un referente de la música y el esfuerzo para quienes sueñan ser como él.
La primera puerta: una voz que marcó un destino
Marcelo tenía apenas siete años cuando escuchó por primera vez a Pavarotti. No sabía exactamente qué era esa música, pero la impresión fue tan profunda que él mismo la describió como una revelación. “A esa edad, algo se me abrió en la cabeza, como una suerte de puerta que nunca más se cerró”, explicó en diálogo con TN.
La escena nació casi por azar. En un local de discos, su padre eligió un CD de Julio Sosa, uno de Julio Iglesias para su mujer y otro de Jazzy Mel para su hermano. Dentro de esa mezcla, apareció el cantante italiano para Marcelo.
El eclecticismo era total, pero la semilla estaba plantada. Con el tiempo llegaría la fascinación por los Tres Tenores y una certeza que se fue afirmando en silencio: él quería cantar así. “Al principio no entendía nada, ni de la imagen de Luciano, ni del idioma”, admitió. “Pero esa voz me cautivó, me enamoró. Algo en mí dijo: esto es lo mío”.
Un camino con desvíos, trabajo y decisiones difíciles
Marcelo creció en Bernal, en un hogar humilde y trabajador. Estudió en la IMPA, donde se recibió de técnico electrónico, y luego inició estudios musicales en el conservatorio. Sin embargo, la vida le impuso responsabilidades tempranas.
Su padre falleció cuando él tenía 21 años. Entonces tuvo que dejar parcialmente los estudios para trabajar y sostener la casa. Ana María, su madre , trabajaba como peluquera; su hermano menor, Juan Manuel, aún estaba en el secundario, y Gabriela, su hermana mayor (con parálisis cerebral que requiere ayuda para absolutamente todo), tuvieron que reinventarse y formaron una red fuerte e inquebrantable.
“Me encontraba estudiando ingeniería electrónica, haciendo laburos de plomería y sentía que no era mi lugar”, contó. “Yo quería cantar. Pero también tenía que trabajar y ayudar a la familia. Era una tensión constante”, explicó.
La decisión de abandonar una carrera estable para apostar al canto fue enorme. Pero lo hizo. En 2012, “ya de grande”, como contó, ingresó al Instituto Superior de Arte del Teatro Colón. El comienzo tampoco fue fácil: tenía a su hija pequeña Valentina (hoy de 15 años) una familia propia que mantener y la organización de los tiempos no iba acorde a su agenda musical.
Tres años más tarde entró al coro como contratado. Y, como si fuera poco, a finales del 2019 ganó el concurso para quedar como tenor estable del Colón.
“Fue un sueño cumplido”, dijo. “Y pocos días después vino la pandemia”. No hubo estreno ni celebración, pero el logro estaba ahí, escrito en piedra. Luego de la cuarentena Marcelo pudo desarrollar su labor, ahora formalmente como tenor.
Alemania: el viaje imposible que el barrio hizo posible
Uno de los momentos más emocionantes de su historia ocurrió en 2009 cuando tuvo la posibilidad de participar de la Competizione dell’ Opera, que se desarrollaba en Bremen, Alemania. Marcelo nunca había volado en avión. Tampoco podía pagar el pasaje. La oportunidad parecía escaparse.
Hasta que ocurrió algo que él aún nombra con una mezcla de gratitud y sorpresa: sus vecinos de Bernal hicieron una colecta.
“La organización del evento te brindaba hospedaje, pero no el viaje. Yo no tenía como bancarlo, pero mis vecinos, que se hicieron eco de lo que me estaba pasando, me bancaron y pagaron el vuelo entre todos. Fue emocionante. ¿Cómo no voy a estar agradecido? Ese gesto me lo llevo para siempre”, recordó entre lágrimas.
Como si fuera poco, Marcelo logró llegar a la semifinal. El viaje se convirtió así en un símbolo: no era solo su triunfo, era el de todos los que lo empujaron para que pudiera dar ese salto.
El canto y Carolina, sus dos amores
La ópera llevó a Marcelo no solo a poder trabajar y dedicarse a eso, sino también a conocer al amor de su vida: Carolina.
“Lo loco es que con Caro nos conocimos trabajando, porque hacíamos una obra juntos, y si bien comenzamos siendo muy amigos, ese vínculo fue para más”, contó el tenor.
Como si fuera poco, no solo se casaron, sino que montaron un espectáculo llamado Sr. y Sra. Gómez, porque literalmente ambos tienen el mismo apellido, donde muestran las versatilidades, alegrías e incluso conflictos que un matrimonio puede atravesar.
“Yo soy un tipo común, que lleva una vida con su esposa, discute, se reconcilia, y que con ella comparte un hijo de un año. Todas esas cosas son las que se ven en este espectáculo, que está acompañado de nuestro canto”, explicó.
Volver al IMPA: cantar donde todo empezó
Años después, uno de sus ex profesores, de los primeros que logró ver el talento en Marcelo y que lo convenció para que se dedique al canto, lo invitó a la feria de ciencias del IMPA, su viejo colegio. El tenor aceptó sin dudar. Conoció a la banda escolar, habló con alumnos, y al final, lo esperaron para escucharlo cantar.
Interpretó Aurora, el Himno Nacional y varias arias de ópera. Los pasillos del colegio se llenaron de voces sorprendidas, celulares grabando, aplausos espontáneos. Incluso un video del momento circuló por los grupos de WhatsApp del barrio. “Fue impresionante. Me emocionó volver a ese lugar con la música que me llevó tan lejos”, reconoció.
El círculo volvía a cerrarse: el joven que soñaba con cantar en escenarios enormes estaba ahí, de regreso, cantando para chicos que quizás se vean reflejados en él.
Llevar la ópera a las escuelas: un proyecto que “sale del alma”
Desde hace algunos años, Marcelo impulsa una iniciativa junto a colegas del Colón: llevar la música lírica a jardines y escuelas primarias. De manera gratuita. Sin sponsors fijos. Con las ganas como motor.
“No lo veo como un proyecto formal. No es para hacer un negocio, es para compartir. Sale del alma”, aclaró.
El equipo incluye un barítono, una mezzosoprano, una soprano y él como tenor. Llegan con parlantes, micrófonos y un pequeño guion en el que explican qué es y cómo funciona cada cuerda vocal. Luego cantan arias famosas: la del Barbero de Sevilla, la Habanera de Carmen, O mio babbino caro, Nessun dorma.
Marcelo es un referente de la música y el esfuerzo para quienes sueñan ser como él. (Foto: TN / Leandro Heredia)
A veces consiguen pequeños aportes del barrio para cubrir viáticos. Otras veces, lo hacen completamente a pulmón. Pero siempre se van con la sensación de haber sembrado algo.
Marcelo sabe por experiencia propia que un niño puede escuchar una voz y descubrir un mundo nuevo. “Quiero que algún chico tenga esa misma oportunidad que tuve yo”, expresó.
Fuente: TN
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Vivía en un country de Zona Norte, vendió su casa en 24 horas y volvió a su pueblo: “El campo me salvó”
Andrea Aira (36) vivía en un country de Zona Norte con su familia, y trabajaba en una inmobiliaria. Cuando los gastos fijos fueron difíciles de sostener jamás creyó que en Saladillo, su ciudad natal, iba a reencauzar su vida.
Pasó de estar rodeada de mansiones, el asfalto perfectamente señalizado y la visita de los carpinchos en el patio, a convivir con el verde de la llanura bonaerense, los pozos de los caminos rurales y el olor de la hacienda.
Por una propuesta laboral de su hermano se bajó de los stilettos que usaba para vender propiedades, y ahora todos los días se pone las botas para trabajar en el campo.
“Jamás imaginé volver a vivir en el pueblo”
“Yo era de las que veía bosta y sentía asco, y hoy no hay nada que me haga más feliz que llegar a casa y estar llena de tierra. Volví triste a mi pueblo, y cuando descubrí el campo, me enamoré”, contó en diálogo con TN.
Cuando se instaló en Saladillo, Andrea trabajó en marketing; hizo tareas administrativas en una panadería que tenía unos 20 empleados; y su hermano le propuso ocuparse del campo. Lo que al principio le pareció una idea descabellada, hoy es el leit motiv de sus días.
“Por estar en el rubro, la casa del country la vendí en menos de 24 horas. Jamás imaginé volver a vivir en el pueblo, me aburría acá y empecé a pensar qué podía hacer. Por mi hermano empecé completando planillas, pagando a provedores y él se dio cuenta que yo podía hacer más cosas”, detalló Andrea.
“Eso que muestro en redes es lo que soy”
Su transformación fue rotunda. Antes todo “le daba impresión”, y después de animarse a “ensillar sola un caballo” empezó a incorporar más actividades del agro.
“Cuando me separé empecé a ir al campo, y el campo me salvó porque siempre hay algo para hacer. Si no lo hubiese tenido, iba a seguir tirada en el sillón, y si me preguntás, no vuelvo más a Capital. Yo no podía ni ver una jeringa, y ahora vacuno, curo a los terneritos... Hago todo menos tacto”, dijo.
Andrea asegura que aprendió “desde cero”, y que a las hectáreas de su familia había ido, como mucho, dos veces en su vida.
“Eso que muestro en redes, es lo que soy. En los pueblos se necesita gente para trabajar, y no es necesario tener tierras. Laburo hay, y lo que hay que tener es ganas de aprender”, reflexionó.
Fuente: TN
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Nacieron siamesas, las separaron a los cinco meses y ahora brillan en el deporte: “Nos cambió la vida”
El embarazo de María fue tranquilo y deseado. Sabía que había chances de que sea gemelar ya que en la familia había varios casos. Lo esperaba o, al menos, lo sospechaba. Sin embargo, lo que nunca creyó que podía pasar era que sus hijas, en realidad, iban a ser siamesas.
Jazmín y Ludmila Soria llegaron al mundo con 34 semanas de gestación en medio de una cesárea programada. El itinerario para su arribo ya estaba marcado: su mamá debía quedarse en el hospital y ellas serían trasladadas al Garrahan de urgencia para recibir la asistencia especializada necesaria.
“La noticia nos la dieron al tercer mes con una ecografía. La médica nos derivó a un hospital de alta complejidad y comencé con los controles en la Maternidad Sardá. Ahí empezó todo el operativo para su llegada, pero fue un embarazo normal, yo tengo dos chicos más grandes y fue igual, solo que con más controles por ser de alto riesgo”, resalta María en diálogo con TN.
Cuando las bebas llegaron al mundo, todo había cambiado en sus vidas. La familia ahora debía adaptarse a esta nueva realidad. “Cuando las llevaron a la terapia intensiva del Garrahan estuvieron internadas, ambas intubadas y con respirador durante cinco días. Después las pasaron a neonatología”, explicó.
Poco después, finalmente, llegaría la gran noticia del alta médica. La familia volvió a casa y comenzaba la travesía de maternar dos nenas juntas.
Sin embargo, la fragilidad de sus cuerpitos comenzó a pasarles factura. Al tercer mes, Ludmila empezó con problemas respiratorios y debieron hospitalizarlas nuevamente. Las constantes complicaciones de la pequeña hacían enfermar a su hermanita y no había mejoras.
La situación, que cada vez se complejizaba más, llevó al Comité de Ética del hospital a acelerar los procesos: si bien cuando nacieron establecieron que las nenas iban a ser separadas al año y medio, tuvieron que adelantar la cirugía y a los cinco meses Ludmila y Jazmín fueron operadas.
El procedimiento duró horas y fue de altísimo riesgo, pero las pequeñas salieron triunfantes: “Cuando las vi salir a las dos sentí un alivio increíble”, recordó María.
Ahora comenzaba una vida separadas, con muchos cuidados, controles y enfermedades. Hubo internaciones, malos momentos y miedo, pero siempre, unidas, pudieron avanzar.
La infancia, el bullying y una salida
El deporte apareció en la vida de las hermanas a sus nueve años. “Queríamos hacer algo porque íbamos al colegio, volvíamos y nada más. Fuimos al Polideportivo de Almirante Brown y vimos que había para hacer bastantes cosas adaptadas. Yo arranqué en la escuelita de básquet y Ludmi en bochas y natación”, contó Jazmín a TN.
Así empezó el recorrido y el amor por el deporte. “Empezamos a venir todos los días de semana y gracias a eso estuvimos en muchos torneos. Hoy tengo la suerte de jugar en el equipo de tercera división y también en primera. Pude ir a muchos bonaerenses con básquet, atletismo y vóley sentado”, agregó.
Inclusive, hace muy poco, Jaz pudo participar de un torneo Panamericano Juvenil en Chile, como primera experiencia internacional y representando a la selección. De allí volvió al país con la medalla de bronce. “Venía estando convocada, pero este fue el primero y fui una de las cuatro elegidas”, contó.
Luchi, por su parte, se centró en bochas y se incorporó a un grupo de su edad. Además, también fue citada para representar al país con su deporte.
En ese sentido, las chicas reconocen al deporte, y especialmente al Polideportivo, como su segundo hogar. “Me emociona de solo pensarlo, este se volvió un lugar donde nos pudimos refugiar porque no tuvimos una infancia normal”, resaltó Jaz entre lágrimas y agregó: “Nosotras venimos acá y nos olvidamos de absolutamente todo, estoy totalmente agradecida”.
También Ludmi lo sintió como un lugar seguro: “Yo en la primaria sufrí bullying y el deporte me ayudo a fluir conmigo misma y estoy muy agradecida también".
Las hermanas Soria, que no dejan de brillar en el club, saben que están más unidas que nunca y reconocen el significado de la una para la otra. “Ludmi es todo, es prácticamente mi otra mitad, siempre fuimos muy unidas, siento orgullo por ella, siempre voy a estar orgullosa porque la quiero muchísimo, es todo, siempre que no estoy con ella, siento que me falta algo”, sostuvo Jaz emocionada.
Su hermana no tuvo reparos tampoco en devolver los halagos: “Para mí ella también es todo, siempre estamos muy unidas, siempre que falta pienso ‘qué aburrimiento’, es lo más”.
El deporte y el futuro
Ambas sueñan con seguir dedicándose a sus pasiones, pero también quieren trabajar. “Quiero hacer una carrera y apostar a un trabajo donde me dé tiempo de dedicarme al deporte, algo de Inteligencia Artificial o ligado a la tecnología, me veo trabajando y haciendo deporte porque uno de mis sueños, que no cumplí todavía, es llegar a la selección mayor y ganar un título”, contó Jazmín y Ludmila se sumó a este deseo.
Las hermanas, además, incitaron a que otros, que quizás atraviesan su misma situación, se animen: “Hay una cantidad inmensa de deportes adaptados, te cambia la vida, no solo a mí y a ella, sino que vemos muchas historias en el polideportivo”, insistió Jaz y Luchi agregó: “Además de aportarte salud, podés conocer otra gente, yo soy muy feliz acá”.
Para María, la vida de las chicas dio un vuelco total desde que se involucraron en la parte deportiva: “Arrancamos creyendo que era solo para divertirse y hoy se sienten satisfechas“, aseguró con una inmensa sonrisa.
“Mi deseo es que sean felices siempre, hagan lo que hagan, me gustaría que puedan cumplir sus metas, estudiar, ser buenas personas. Nunca pensé que iba a pasar todo esto, creí que iban a estar en silla de ruedas, en mi casa, nunca imaginé, con todo lo que superaron, que iban a hacer todo lo que hacen hoy en día y todo lo que nos hacen vivir como familia”, resaltó la mamá.
Además, insistió en que las chicas también la ayudaron a formarse a ella. “Sus vidas no son fáciles, tienen una discapacidad motriz, pero tenerlas es un orgullo, son mis hijas, cuando me preguntan por ellas me dan ganas de contar por todo lo que pasaron”, insistió y completó: “Hoy están firmes, le dan batalla y quieren seguir estudiando, haciendo deporte, eso me hace bien, me siento orgullosa, creo que hice las cosas bien como mamá”.
Un pedido desesperado
Hace cinco años Ludmila recibió la silla de ruedas que usa actualmente, pero se fue deteriorando con el tiempo y en los últimos días directamente dejó de funcionar, por lo que ahora, necesita ayuda. La silla, que tiene un comando para manejarla con la mano, es su única autonomía debido a su discapacidad motriz. Sin embargo, hoy la familia no tiene respuesta por parte de la obra social.
Jaz, por otro lado, usa prótesis para ir y volver de la escuela, si bien no hace tramos largos porque como tiene una desarticulación de cadera se cansa, igualmente camina con bastones canadienses. Ella también tiene una silla pedida a la prestadora médica, pero le quieren dar una que no es lo que está indicada por su médica.
Actualmente, la familia inició acciones legales contra la obra social del personal de maestranza debido a que no cumplen con lo solicitado.
Dentro del amor por el deporte, la fortaleza que forjaron, el profesionalismo y el acompañamiento, las hermanas siguen luchando contra la burocracia y el individualismo.
Fuente: TN
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Aguinaldo de diciembre: las mejores alternativas para invertirlo, según cada perfil de ahorrista
La segunda cuota del aguinaldo llega cada diciembre como un alivio muy esperado: aparece justo antes de las fiestas, cuando los gastos se multiplican y las deudas se sienten más pesadas. Pero para muchos también es algo más que un respiro. Es una oportunidad para planificar el próximo año, pensar en objetivos y buscar que ese ingreso extra se convierta en un pequeño empujón financiero para lo que viene.
Así, el medio aguinaldo -que reciben los trabajadores formales en relación de dependencia y los jubilados y que por ley debe pagarse antes del 18 de diciembre, con un margen de algunos días hábiles más- se vuelve clave para quienes quieren reforzar su poder adquisitivo a través de una inversión.
Comprar dólares es, generalmente, la opción más elegida por los argentinos para ahorrar. Este año se puede adquirir en los bancos, tras el levantamiento de buena parte de las restricciones cambiarias, o en la Bolsa, vía dólar MEP. Ambas alternativas son legales y en ninguno de dos casos hay restricciones de montos, aunque sí de mercado: quien compró divisas en un banco no puede operar en MEP por 90 días.
De todas maneras, este cierre de año muestra un clima más ordenado, lo que abre la puerta a evaluar alternativas un poco más amplias, explicaron desde Cocos Capital.
Para quienes quieren algo más que ahorrar en billetes, la renta fija ofrece instrumentos que pueden generar un rendimiento adicional. En este segmento conviven los bonos en pesos, que hoy están mejor posicionados por un mercado más estable y con menor volatilidad esperada, y los bonos en dólares, elegidos por perfiles conservadores que buscan previsibilidad.
Además, tanto desde Cocos como desde Banza-Adcap coincidieron en que los bonos corporativos en moneda dura siguen siendo de las opciones más firmes para preservar capital en el mediano plazo.
Por otro lado, aparecen los Fondos Comunes de Inversión (FCI) como una herramienta accesible para quienes quieren delegar la gestión y diversificar sin complicarse. Hay opciones en pesos y en dólares, de corto o largo plazo, y permiten invertir montos bajos, seguir todo desde el celular y retirar el dinero cuando haga falta.
Al respecto, desde Invertir Online (IOL) afirmaron que los fondos en dólares de baja volatilidad, así como los fondos en pesos con estrategias de carry (es decir, que buscan ganancias superiores a la devaluación), lograron buenos desempeños en los últimos meses y pueden servir como un punto intermedio entre ahorro y rendimiento.
Por último, los cedears siguen ganando popularidad entre los inversores que buscan protegerse de la inflación local apostando en pesos a empresas globales. Desde el mercado argentino pueden acceder a compañías como Apple, Coca-Cola o Tesla sin abrir una cuenta afuera y con montos bajos. Esto agrega diversificación geográfica y sectorial, y suele formar parte de las carteras que recomiendan los analistas para equilibrar riesgo, crecimiento y estabilidad de mediano plazo.
Cómo invertir el aguinaldo con perfil conservador
Para quienes priorizan cuidar el capital y evitar sobresaltos, los especialistas de Cocos recomendaron una combinación que permita dolarizarse sin asumir riesgos elevados. La propuesta se apoya en instrumentos simples y predecibles.
Para ellos, la mitad del portafolio podría destinarse al FCI Cocos Ahorro en dólares, un fondo que invierte en varias Obligaciones Negociables (ON) de empresas sólidas y que permite ingresar o retirar dólares en cualquier momento. A eso se suma un 20% en ON de Pampa Energía, una compañía con balances muy sólidos y buena generación de caja. Otro 20% va a ON de Tecpetrol, otro emisor fuerte del sector energético, con cupones en dólares. Para completar, sugieren un 10% en el cedear de Coca-Cola, un papel defensivo y estable incluso en contextos recesivos.
Desde IOL, la recomendación conservadora pasa por los FCI. Para este perfil, destacan el fondo IOL Dólar Ahorro Plus, que invierte en dólares y mantiene el 25% en Letras del Tesoro de Estados Unidos, lo que aporta estabilidad.
Desde Adcap también proponen una cartera dolarizada, diversificada y de bajo riesgo. Así, reparten el capital en distintos tipos de instrumentos en dólares: 10% en un fondo de liquidez en dólares; 25% en fondos de ON en moneda estadounidense; 25% en Bopreal 2027; 20% en el bono de Aeropuertos Argentina 2000 a 2027; y 20% en el título de YPF a 2027.
Opciones con riesgo moderado para invertir el aguinaldo
Quienes buscan un equilibrio entre seguridad y un poco más de rendimiento pueden optar por una cartera diversificada que combine pesos, dólares y acciones.
Para Cocos, se puede destinar en este caso 30% al FCI Cocos Dólares Plus, un fondo en dólares que mezcla ON de empresas energéticas con bonos brasileños y T-Notes estadounidenses. A eso suman un 15% en ON de Tecpetrol y un 15% en ON de Pampa Energía.
Para la porción en pesos, recomiendan un 25% en el FCI Cocos Rendimiento, un fondo T+0 de liquidez diaria que capta tasas atractivas sin asumir riesgos altos. El 15% restante lo destinan a cedears defensivos: UnitedHealth, Coca-Cola y Berkshire Hathaway, empresas globales estables, con baja volatilidad y buenos fundamentos.
En tanto, IOL sugiere su fondo IOL Portafolio Potenciado, pensado justamente para perfiles moderados. Combina bonos, letras, acciones y cedears de manera automática y apunta a rendir por encima de la inflación. Se puede entrar desde $100 y retirar en 24 horas.
En Adcap aconsejan una cartera diversificada en ON y bonos soberanos. Los títulos corporativos los repartirían de la siguiente manera: 10% en Genneia a 2027; 10% en YPF (tramos medios); y otro 10% en YPF tramo 2031; 10% en Pampa Energía (tramos medios); 10% en TGS (largo plazo); y 10% en YPF Luz (largo plazo). A eso añaden 20% en el Bonar 2029 en dólares y un 20% dividido entre un fondo de financiamiento corporativo y otro de letras en pesos.
Qué opciones tiene para invertir el aguinaldo un perfil agresivo
Para quienes buscan maximizar ganancias y están dispuestos a tolerar más volatilidad, Cocos propuso una cartera con mayor peso en acciones locales e internacionales: colocar un 20% en su FCI Acciones, que invierte en un mix de empresas argentinas seleccionadas activamente.
A eso se suma un 20% en el FCI Dólares Plus, un 15% en ON de Pampa Energía y un 10% en el FCI Rendimiento para mantener algo de liquidez táctica. La pata más agresiva es el 35% en cedears: Berkshire Hathaway, Meta, Spotify, Nubank y el ETF de salud XLV, una combinación entre crecimiento tecnológico con sectores defensivos.
IOL también apunta a un portafolio agresivo basado en acciones y cedears para diversificar por sectores y países. Entre las opciones destacan Vista Energy, que creció fuerte en ingresos y opera en Vaca Muerta; YPF, la principal petrolera del país; el cedear del índice S&P 500, que replica a las 500 mayores empresas de Estados Unidos; Meta, una de las tecnológicas con mayor proyección; y el ETF (fondo con cotización bursátil) EEM, que reúne compañías líderes de mercados emergentes como China, India o Brasil.
Por último, Adcap invita a centrarse en una cartera compuesta por bonos en dólares más largos y acciones del sector energético. Su propuesta incluye 20% en Global 2035 en dólares, 10% en Global 2029 en dólares, 10% en ON de Edenor, 20% en ON de Pampa Energía (largo plazo), otro 20% en ON de YPF (largo plazo), 10% en el Bonte 2030 y 10% en Vista Energy.
Fuente: TN
