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Salud

¿Por qué las manzanas ayudan a reducir el colesterol y bajar de peso?

Desde tiempos antiguos, la manzana ha sido una fruta emblemática, símbolo de salud y bienestar. Reconocida por su sabor, versatilidad en la cocina y su accesibilidad, este fruto ha ganado un lugar privilegiado en la dieta diaria de millones de personas alrededor del mundo. Pero más allá de ser un simple refrigerio, la manzana posee una sorprendente capacidad para mejorar la salud. Sus altos niveles de fibra y antioxidantes la convierten en una poderosa aliada en la reducción del colesterol y el control del peso, haciendo de ella un alimento clave en la prevención de enfermedades cardiovasculares y en la búsqueda de un estilo de vida saludable.

Con cada mordida, la manzana ofrece una combinación de nutrientes esenciales que no solo ayudan a mantener el cuerpo en equilibrio, sino que también promueven una digestión adecuada y una sensación de saciedad prolongada. Cómo esta fruta cotidiana puede marcar una diferencia significativa en la salud cardiovascular, el control de peso y mucho más.

¿Cómo ayuda la manzana a bajar el colesterol?

La manzana es eficaz para reducir los niveles de colesterol gracias a su alto contenido de fibra soluble, principalmente la pectina. Esta fibra se une al colesterol en el tracto digestivo y lo expulsa del cuerpo, reduciendo la cantidad de colesterol LDL (colesterol malo) en la sangre. Además, los antioxidantes presentes en las manzanas, como los flavonoles, también contribuyen a mejorar la salud cardiovascular al disminuir el daño oxidativo que puede dañar las arterias y elevar el colesterol. Estudios han demostrado que consumir manzanas regularmente puede reducir el colesterol total entre un 5% y un 8%.

¿Cómo ayuda la manzana a perder peso?

Las manzanas son ideales para la pérdida de peso debido a su contenido de fibra y agua, que generan una sensación de saciedad prolongada. Esta combinación ralentiza la digestión, ayudando a las personas a sentirse llenas por más tiempo y, por lo tanto, a consumir menos calorías a lo largo del día. Además, la pectina en las manzanas regula los niveles de azúcar en sangre, lo que evita picos de hambre. Un estudio de la Universidad de Pensilvania descubrió que comer una manzana antes de las comidas puede reducir la ingesta de calorías hasta en 200, lo que apoya la pérdida de peso.

¿Cuántas manzanas puedo comer por día?

La cantidad de manzanas recomendada depende de las necesidades nutricionales individuales, pero en general, consumir una a dos manzanas al día es suficiente para obtener sus beneficios sin excederse en la ingesta de fructosa, el azúcar natural presente en la fruta. Aunque las manzanas son saludables, comer demasiadas puede aportar más azúcar de lo deseado, lo que podría afectar el control del peso y los niveles de azúcar en sangre en personas con condiciones como la diabetes.

¿Qué tipo de manzana es mejor para bajar el colesterol?

Las manzanas verdes, como las variedades Granny Smith, son generalmente las más recomendadas para reducir el colesterol debido a su menor contenido de azúcar y mayor cantidad de fibra en comparación con las manzanas rojas. Esta mayor proporción de fibra ayuda a eliminar el colesterol del cuerpo de manera más efectiva. No obstante, las manzanas rojas, como las Red Delicious, también son beneficiosas ya que contienen antocianinas, potentes antioxidantes que protegen las células del daño.

Todos los beneficios de la manzana para la salud

Las manzanas ofrecen múltiples beneficios para la salud. Son ricas en vitaminas A, B y C, esenciales para el bienestar general, y contienen una mezcla de fibra soluble e insoluble que favorece la digestión y ayuda a mantener un control adecuado de los niveles de azúcar en sangre. Los flavonoles presentes en la cáscara de las manzanas tienen propiedades antioxidantes y antiinflamatorias que mejoran la salud del corazón y reducen el riesgo de enfermedades crónicas, como la hipertensión. Además, las manzanas mejoran la salud bucal, estimulando la producción de saliva, lo que ayuda a reducir la placa bacteriana y a proteger las encías.

Fuente: Infobae

Salud

Qué pasa con el cuerpo cuando se realizan entrenamientos demasiado intensos

Empujar el cuerpo al límite en entrenamientos intensos, esforzarse por romper marcas personales y alcanzar el máximo rendimiento físico se ha vuelto una tendencia en el mundo del fitness, con ejercicios que ganan popularidad como HIIT y CrossFit. Buscar superar cada vez más el umbral de esfuerzo puede ofrecer grandes beneficios, pero también conlleva riesgos si no se toman las precauciones adecuadas; el dolor persistente, la fatiga extrema y otros síntomas pueden ser señales de que el cuerpo está sobre exigido, y no prestarles atención puede llevar a consecuencias inesperadas y potencialmente peligrosas para la salud.

La rabdomiólisis, producida por necrosis muscular, es una afección médica grave en la que el tejido del músculo se descompone y libera proteínas y otras sustancias dañinas en el torrente sanguíneo. Esto puede afectar especialmente a los riñones, ya que la filtración de estas sustancias puede dañarlos, provocando complicaciones como insuficiencia renal aguda e incluso, en casos extremos, la muerte.

La principal proteína que se libera durante este proceso es la mioglobina, que al descomponerse se convierte en compuestos tóxicos para las células renales. Aunque no es una condición común, su aparición está relacionada con eventos que someten a los músculos a un gran estrés, como los entrenamientos de alta intensidad, lesiones traumáticas o el uso de ciertos medicamentos.

Síntomas y diagnóstico

Los síntomas iniciales de la rabdomiólisis pueden pasar inadvertidos o confundirse con molestias típicas del ejercicio, pero existen señales de alerta. Uno de los síntomas más característicos es la aparición de orina oscura, de color rojo o marrón. Esto se debe a la presencia de mioglobina. Otros signos son dolor muscular persistente, rigidez y debilidad muscular que no desaparecen con el descanso. La fatiga extrema y la disminución de la producción de orina son también síntomas a tener en cuenta.

El diagnóstico se realiza a través de pruebas de sangre para medir los niveles de creatina cinasa (CK), una enzima que se eleva cuando el músculo se daña, y análisis de orina para detectar mioglobina. La presencia de niveles elevados de CK y la mioglobinuria son indicativos claros de esta afección.

Causas y factores de riesgo

La rabdomiólisis puede ser causada por diversos factores, pero el ejercicio excesivo es uno de los desencadenantes más comunes, especialmente cuando se lleva al cuerpo a un nivel de esfuerzo que excede sus límites. Otros factores de riesgo incluyen lesiones traumáticas, como accidentes o caídas graves, quemaduras y uso de ciertos medicamentos o drogas, como estatinas, cocaína o anfetaminas. Hay grupos más propensos a desarrollar esta afección, como las personas con condiciones genéticas como la anemia falciforme, enfermedades metabólicas o anomalías en la función mitocondrial de las células musculares.

Un factor que ha contribuido a un aumento de casos es la popularidad de los entrenamientos de alta intensidad, como HIIT (entrenamiento por intervalos de alta intensidad) y CrossFit, y la presión de algunos entrenadores por llevar a sus atletas al límite, sin considerar los riesgos.

Aumento en la incidencia de casos

Los casos de rabdomiólisis han aumentado considerablemente en la última década. Un estudio de 2021 mostró que las visitas a hospitales por esta afección se multiplicaron por diez entre los años 2000 y 2019. Además de la creciente afición por los ejercicios de alta intensidad, este incremento puede estar relacionado a una mayor conciencia sobre este problema, lo que lleva a más personas a consultar a especialistas.

Según MedlinePlus, lo fundamental es la prevención, especialmente si se practican actividades físicas intensas. Incrementar la intensidad de los entrenamientos de forma gradual permite que el cuerpo se adapte al esfuerzo sin sobrecargar los músculos. Mantenerse bien hidratado antes, durante y después del ejercicio ayuda a proteger los riñones y facilita la eliminación de toxinas. Además, monitorear la frecuencia cardíaca durante la actividad física permite identificar cuándo se alcanza un nivel de esfuerzo adecuado sin sobrepasar el límite.

Fuente: Infobae

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Salud

Cuál es la proteína responsable de la pérdida de masa muscular y el envejecimiento

La búsqueda de una vida más larga y saludable ha sido un tema recurrente en la ciencia y la medicina desde hace décadas. Aunque los avances han permitido a las personas vivir más años, la calidad de vida en la vejez sigue siendo un desafío pendiente.

Recientemente, un grupo de investigadores ha encontrado una posible clave para abordar esta problemática: la proteína IL-11. Este descubrimiento, publicado en la revista Nature, podría cambiar la manera en que entendemos el envejecimiento y, eventualmente, la longevidad humana.

¿Qué hace la proteína IL11 en el cuerpo?

La IL-11, una proteína proinflamatoria, ha demostrado ser un factor importante en la promoción del envejecimiento en ratones. El bloqueo de esta proteína en animales de mediana edad ha mostrado resultados prometedores, como un aumento del 25 % en la esperanza de vida.

Según los Institutos de Salud de EEUU, pertenece a un grupo de proteínas relacionadas que elaboran los leucocitos (glóbulos blancos) y otras células en el cuerpo. Las células de sostén de la médula ósea elaboran la IL-11 una un tipo de citosina, también se llama interleucina-11.

El papel de la IL-11 en el envejecimiento se descubrió por casualidad. El equipo de la Universidad Duke-NUS Medical School en Singapur, liderado por la bióloga molecular Anissa Widjaja, estaba investigando un método para detectar esta proteína cuando notaron algo inesperado. Al incluir muestras de ratas viejas en sus pruebas, observaron que los niveles de IL-11 eran considerablemente más altos en comparación con los de las ratas jóvenes. Este hallazgo encendió una chispa de interés en el equipo, que hasta ese momento no estaba enfocado en el estudio del envejecimiento.

“Este proyecto comenzó en 2017, cuando un colaborador nuestro nos envió algunas muestras de tejido para otro proyecto. Por curiosidad, realicé algunos experimentos para comprobar los niveles de IL-11. A partir de las lecturas, pudimos ver claramente que los niveles de IL-11 aumentaban con la edad y fue entonces cuando nos emocionamos de verdad”, sostuvo Widjaja.

A raíz de esta observación, los investigadores decidieron cambiar el rumbo de su investigación y comenzaron a analizar cómo la IL-11 influía en la longevidad. Los resultados fueron contundentes: los ratones ancianos con niveles elevados de esta proteína mostraban mayores signos de envejecimiento, como una acumulación de grasa en el hígado y abdomen, pérdida de masa muscular y fragilidad.

“Hemos descubierto que estos niveles crecientes contribuyen a producir efectos negativos en el organismo, como la inflamación y la prevención de la curación y la regeneración de los órganos tras una lesión. Aunque nuestro trabajo se realizó en ratones, esperamos que estos hallazgos sean muy relevantes para la salud humana, dado que hemos observado efectos similares en estudios de células y tejidos humanos”, agregó la especialista.

Al eliminar el gen que codifica la IL-11 en estos ratones, los científicos observaron mejoras en la salud general de los animales y un aumento significativo en su esperanza de vida.

Los expertos afirman que es necesario realizar estudios integrados para determinar los efectos de las intervenciones tanto en la longevidad como en la salud. Los ratones de laboratorio son especialmente adecuados para este tipo de experimentos, ya que las patologías del envejecimiento que son importantes para el bienestar y la función humana son evidentes y los estudios sobre la longevidad están bien establecidos en ratones

Si bien estos efectos aún no se han probado en humanos, los ensayos clínicos están en marcha para evaluar el impacto de este tratamiento en enfermedades como el cáncer y la fibrosis, condiciones también relacionadas con el envejecimiento.

La relación de la proteína IL-11 y la inflamación

Uno de los aspectos clave que relaciona a la IL-11 con el envejecimiento es su papel en la inflamación crónica. Con el paso del tiempo, el cuerpo acumula proteínas y otras moléculas dañadas que el sistema inmunológico percibe como señales de infección. Esta falsa interpretación desencadena respuestas inflamatorias que, en lugar de proteger al organismo, lo dañan, contribuyendo al desarrollo de enfermedades como el cáncer, las afecciones cardiometabólicas y los trastornos autoinmunes.

La IL-11 es una de las proteínas responsables de activar este tipo de respuestas inflamatorias. El descubrimiento de que sus niveles aumentan con la edad ha llevado a los investigadores a considerar su inhibición como una posible estrategia para reducir la inflamación crónica y, en consecuencia, mitigar los efectos negativos del envejecimiento.

¿Qué sucede si se bloquea la proteína IL 11?

De hecho, al bloquear esta proteína en ratones de 75 semanas de edad (equivalentes a 55 años en humanos), los investigadores lograron no solo mejorar la salud de los animales, sino también aumentar su esperanza de vida en un 22,4 % en los machos y un 25 % en las hembras.

“Los ratones tratados tenían menos cánceres y no presentaban los signos habituales de envejecimiento y fragilidad, pero también observamos una reducción del desgaste muscular y una mejora de la fuerza muscular. En otras palabras, los ratones viejos que recibieron anti-IL11 estaban más sanos”, precisó el profesor Stuart Cook, coautor correspondiente del estudio, del MRC LMS, el Imperial College de Londres y la Duke-NUS Medical School de Singapur.

Estos hallazgos son muy emocionantes. Los medicamentos y tratamientos propuestos anteriormente para prolongar la vida han tenido perfiles de efectos secundarios deficientes, o no funcionan en ambos sexos, o podrían prolongar la vida, pero no la vida saludable; sin embargo, este no parece ser el caso de la IL-11″, sostuvo el experto.

Y concluyó: “Aunque estos hallazgos se han realizado únicamente en ratones, plantean la tentadora posibilidad de que los medicamentos puedan tener un efecto similar en personas mayores. Los tratamientos anti-IL-11 se encuentran actualmente en ensayos clínicos en humanos para otras enfermedades, lo que podría brindar oportunidades interesantes para estudiar sus efectos en humanos mayores en el futuro”.

El estudio que demostró que inhibir la proteína IL 11 alarga la vida

Uno de los principales retos que enfrenta la investigación sobre la longevidad es la dificultad de llevar a cabo ensayos clínicos a largo plazo en humanos.

A diferencia de los ratones, cuya vida es relativamente corta y cuyos resultados pueden observarse en un periodo reducido, los humanos presentan una serie de complicaciones adicionales. Los ensayos clínicos que investigan la longevidad requieren un tiempo prolongado para obtener resultados concluyentes y, además, deben tener en cuenta una gran cantidad de factores que influyen en la vida de las personas, como la genética, el estilo de vida y el entorno.

Por esta razón, algunos científicos sugieren que en lugar de enfocarse en la longevidad general, sería más efectivo centrar los estudios en condiciones específicas relacionadas con el envejecimiento, como la pérdida de masa muscular o la fragilidad. Este enfoque permitiría obtener resultados más rápidos y específicos, y podría ofrecer una base sólida para desarrollar tratamientos que mejoren la calidad de vida en la vejez.

Fuente: Infobae

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Salud

Cuántos huevos se pueden comer por día y por qué ayudan a bajar de peso

Durante años, el huevo fue el protagonista de una controversia en torno a su impacto sobre los niveles de colesterol. Por mucho tiempo se creyó que su consumo elevado contribuía directamente al aumento del colesterol en sangre y, por lo tanto, incrementaba el riesgo de enfermedades cardíacas. Sin embargo, estudios recientes demostraron que esto es un mito.

Según la Comisión Internacional del Huevo (IEC), el huevo, especialmente la yema, es una fuente rica de nutrientes esenciales, que incluye grasas saludables y colesterol dietético, pero su impacto en el colesterol sanguíneo es menor de lo que se creía.

De hecho, investigadores de la Universidad de Castilla en España encontraron que el consumo regular de huevos puede incluso mejorar el perfil lipídico, al aumentar los niveles de la “lipoproteína buena” (Apolipoproteína A1), que ayuda a eliminar el colesterol de los vasos sanguíneos y protege contra enfermedades cardiovasculares.

El doctor Alberto Cormillot, especialista en obesidad, también desmintió a Infobae la creencia de que el huevo aumenta el colesterol peligrosamente, y aseguró que su consumo diario es beneficioso en el marco de una dieta equilibrada, salvo que exista alguna contraindicación médica específica.

Beneficios del huevo para la salud

El huevo es una de las fuentes más completas de proteínas disponibles de forma natural, con los nueve aminoácidos esenciales que el cuerpo humano no puede producir por sí mismo.

Además, contiene 13 nutrientes esenciales, entre ellos vitaminas A, D, E y B12, así como minerales como hierro, calcio, fósforo y zinc. La Universidad de Castilla destacó que el huevo es también uno de los alimentos más rentables y sostenibles, siendo una fuente accesible de nutrientes bioactivos.

En la yema se concentra la mayor parte de las vitaminas y minerales del huevo, junto con lecitina, una sustancia que beneficia el cerebro, el corazón y el sistema nervioso. Esto hace que el consumo de huevos enteros sea una excelente opción para quienes buscan mejorar su salud general y su capacidad para desarrollar masa muscular.

¿Cuántos huevos se pueden comer por día?

Comer un huevo diario es completamente seguro para la mayoría de las personas y puede tener múltiples beneficios, como mejorar la composición corporal y reducir el índice de masa corporal (IMC).

Según los expertos de la Universidad de Castilla, la ingesta de huevos está asociada con un aumento en la masa magra (peso del cuerpo sin contar las grasas), lo que puede ser útil en la gestión del peso y la mejora de la salud metabólica.

Además, dado su alto contenido en proteínas y grasas saludables, son una excelente opción para incluir en el desayuno, ya que generan una sensación de saciedad duradera. Esto puede ayudar a evitar el “picoteo” entre comidas y mantener niveles de energía estables a lo largo del día.

Dicho esto, la cantidad recomendada por día puede variar según las necesidades y condiciones individuales de cada persona, pero en general, los expertos coinciden en que comer un huevo al día es seguro para la mayoría de las personas.

Por lo tanto, incluir uno o dos huevos diarios en la alimentación, dentro de una dieta balanceada, no representa un riesgo para la salud cardiovascular, y puede aportar importantes beneficios nutricionales.

Eficacia del huevo en la pérdida de peso

El huevo es un alimento que ganó popularidad en dietas para la pérdida de peso debido a su capacidad para acelerar el metabolismo y su bajo contenido calórico. De hecho, algunos estudios indican que comer huevo puede aumentar el metabolismo hasta en un 30%.

Además, su riqueza en proteínas y grasas saludables genera saciedad, lo que contribuye a consumir menos calorías durante el día.

Por todo esto, la llamada dieta del huevo se viralizó en redes sociales como un plan de adelgazamiento. Sin embargo, este régimen es muy restrictivo y no está diseñado para ser seguido durante largos periodos de tiempo. Siempre se recomienda la supervisión de un nutricionista antes de iniciar cualquier plan alimenticio.

Cómo es la dieta del huevo: alimentos permitidos y prohibidos

La dieta del huevo se basa en el consumo de huevos junto con otros alimentos bajos en carbohidratos y ricos en proteínas. Entre los alimentos permitidos en esta dieta se encuentran:

  • Huevos en todas sus formas.
  • Proteínas magras como pollo, pavo, cerdo y pescado (atún, salmón, bacalao).
  • Verduras de hoja verde como espinaca, rúcula y col rizada.
  • Frutas bajas en azúcar, como el pomelo y el limón.

Por otro lado, se deben evitar ciertos alimentos como:

  • Lácteos: leche, queso y yogur.
  • Cereales: pan, pasta y avena.
  • Bebidas y alimentos con azúcar añadido: jugos, refrescos y postres.
  • Carnes procesadas: tocino, salchichas y hamburguesas.

Fuente: Infobae

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