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Messi y Aguero están nominados para el balón de oro

Los delanteros que participaron del Mundial de Rusia 2018 con el seleccionado nacional son los únicos jugadores argentinos nominados.
El premio que otorga la revista France Football tiene entre sus nominados a Lionel Messi y Sergio Agüero, únicos candidatos argentinos a obtener el galardón.
Luka Modric, que ya ha ganado el premio de la UEFA y de la FIFA este año, elegido mejor jugador del Mundial-2018 tras conducir a la selección croata a la final, aparece como el mejor colocado para suceder a Cristiano Ronaldo, último ganador del premio.
Si ni CR7 ni Lionel Messi ganaran el Balón de Oro, sería un verdadero acontecimiento: estos dos extraterrestres se reparten el trofeo desde una década, cinco cada uno (Messi en 2009, 2010, 2011, 2012, 2015, Cristiano Ronaldo en 2008, 2013, 2014, 2016, 2017).
France Football ha introducido dos novedades este año, un Balón de Oro femenino y el Trofeo Kopa, al mejor jugador de menos de 21 años. También se conocerán el 3 de diciembre.
La mejor jugadora será elegida mediante la votación de los periodistas, como en categoría masculina, pero el Trofeo Kopa lo decidirán los 33 Balones de Oro vivos, "entre ellos Denis Law, Franz Beckenbauer, Michel Platini, Marco Van Basten, Zinédine Zidane, Lionel Messi o Cristiano Ronaldo", señaló France Football.
🚨 La liste des nommés pour le Ballon d'Or France Football 2018 !
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— #ballondor (@francefootball) 8 de octubre de 2018
Kylian Mbappé, de 19 años y goleador en la final del Mundial que ganó Francia, parece el gran favorito al premio Kopa, mientras que la brasileña Marta (Orlando Pirates) es una de las aspirantes al premio femenino.

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Ranking FIFA: Argentina sigue en el primer puesto y se acerca al récord de España

La Selección Argentina sigue en la cima del ranking FIFA, con un total de 1885.36 puntos, seguida por España y Francia, que achicaron la desventaja y se ubican en el segundo y tercer lugar con 1867.09 y 1862.03 puntos, respectivamente.
En el caso de la Albiceleste, que no se baja del primer puesto desde abril de 2023, apenas sufrió una variación negativa de 0.8 puntos. En cambio, España, tras ser finalista de la Liga de Naciones, sumó 12.45 puntos, mientras que Francia, que cayó en semifinales ante los de Luis de la Fuente, sumó 9.32 unidades.
Con dos años y tres meses de permanencia en el primer puesto, Argentina quedó a seis meses de igualar el récord histórico de España, que dominó la clasificación durante dos años y nueve meses, entre septiembre de 2011 y junio de 2014.
Así está el ranking FIFA
En el Top 10, Inglaterra se mantiene cuarta (1813.32), seguida por Brasil (1777.69). Portugal, tras consagrarse campeón de la Liga de Naciones, subió al sexto lugar (1770.53) y superó a Países Bajos (1758.18).
Bélgica está octava (1736.38), mientras que Alemania, que escaló una posición, se ubicó novena (1716.98), y Croacia se metió en el décimo lugar (1707.51), tras desplazar a Italia, que cayó puestos y quedó undécima (1702.58).
México completa el podio americano detrás de Argentina y Brasil
En lo que respecta a América, después de Argentina y Brasil, el mejor ubicado es México, en el puesto 13, justo por delante de Colombia, Estados Unidos y Uruguay.
También figuran entre los mejores 50 del mundo:
- Ecuador (25.º)
- Canadá (28.º)
- Panamá (30.º)
- Costa Rica (40.º), la que más sube en esta actualización con 14 posiciones
- Perú (42.º)
- Paraguay (43.º)
- Venezuela (46.º)
El ranking FIFA se volverá a actualizar el próximo 18 de septiembre.
Fuente: TN
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Era futbolista, le entró una basurita en el ojo y todo cambió: peleó por su vida y un trasplante lo salvó

Sergio Sagarzazú transitaba sus últimos años como futbolista con gran ilusión. Era diciembre de 2023, estaba a punto de empezar una nueva pretemporada y había decidido viajar para pasar las Fiestas junto a su familia. Lo que menos se esperaba es lo que ocurriría en ese traslado tan habitual. Una basurita se le metió en el ojo y dio inicio a un proceso impensado: no solo puso fin a su carrera como profesional, sino que lo dejó prácticamente ciego y hasta puso su vida en riesgo.
De un día para otro, el experimentado mediocampista, que por entonces tenía 36 años, tuvo que cambiar la pelota, los entrenamientos y los partidos por las habitaciones de hospital, los estudios médicos y las operaciones. Fue así hasta que un trasplante logró devolverle parte de esa cotidianeidad que en algún momento pensó que nunca más volvería a tener.
Así fue el momento en el que la vida puso a prueba a un jugador que supo tener pasos destacados por clubes como San Martín de Tucumán, Estudiantes de Caseros, Chacarita, Crucero del Norte, San Martín de San Juan y el SV Wilhelmshaven de Alemania, entre otros.
El día que todo cambió
Era 23 de diciembre y Sergio manejaba su auto por la ruta. Viajaba hacia Buenos aires con su esposa y sus hijos para pasar las Fiestas con su familia, con la idea de volver unos días más tarde para sumarse a los entrenamientos con Sarmiento de Resistencia y disputar el torneo del Federal A.
Iba con la ventana abierta y una basurita le entró en el ojo. “Fue como lo que le pasa a uno miles de veces. Llegué, me fui a dormir y al otro día, que ya era 24 de diciembre, me desperté con el ojo colorado y molesto”, relató Sagarzazú en diálogo con TN.
Inmediatamente, el futbolista se fue a una guardia oftalmológica. El profesional que lo atendió le dijo que no se veía nada raro en su ojo y que tan solo se pusiera unas gotas. Pero la molestia era cada vez mayor y por eso Sergio decidió volver a las pocas horas. Al recibir la misma respuesta, hizo una tercera consulta, esta vez en otro centro de salud. Los médicos seguían diciéndole lo mismo.
“El dolor ya era una tortura, pasé Navidad encerrado con una bolsa de hielo en la cara”, contó el futbolista, que continuó visitando distintas guardias en las horas siguientes, aunque ninguna le daba un diagnóstico certero. Incluso uno de los profesionales llegó a decirle que tenía un herpes y que había que cambiar la medicación.
El alivio parcial llegó recién el 26 de diciembre, en la Trinidad de San Isidro. Los médicos que lo atendieron decidieron dejarlo internado y pasarle morfina para el dolor hasta que al día siguiente pudiera verlo un oftalmólogo.
“El doctor llegó y me sacó del ojo una hoja de un árbol o de una planta. Sentí un alivio tremendo. Pero me explicó que por haber estado tanto tiempo ahí, unos cuatro días, eso me podía generar un hongo. Dicho y hecho: al otro día, me empezó a crecer un hongo dentro del ojo”, explicó Sagarzazú.
El futbolista junto a su familia, el día que cumplió 100 partidos con la camiseta de Sarmiento de Resistencia (Foto: IG/@sagarzazusergio)
La pérdida de la visión
El futbolista perdió la visión de su ojo el 1° de enero. Pero esa no era la única consecuencia del hongo: “Era muy agresivo, penetraba los nervios y me dolía toda la cabeza, la cara. Era insoportable. La cosa iba cada vez peor”.
La esposa de Sagarzazú se comunicó con la obra social de los futbolistas y Ana, su representante, hizo la gestión para conseguir una derivación al Hospital Británico. Allí le hicieron una serie de estudios y lograron detectar qué tipo de hongo tenía. También le dieron una medicación específica que debía ponerse cada diez minutos, es decir, todo el tiempo.
“En ese momento el médico me dijo: ‘Lo que menos me importa es tu vista. Yo te tengo que salvar la vida porque corrés el riesgo de que ese hongo te coma el ojo y se te vaya la cabeza’. Fue impresionante que me dijera algo así porque yo en ese momento solo pensaba en volver a jugar al fútbol”, recordó.
El gran objetivo de los médicos era que el hongo no creciera. El tratamiento, entonces, requirió de una operación que no salió bien. Aún con el riesgo de perder el ojo, Sagarzazú decidió someterse a una segunda intervención: el resultado fue el esperado, pero todavía quedaba un largo -muy largo- camino por delante.
“¿Y cuándo voy a volver a ver?”, esa era la pregunta que desvelaba al futbolista. Había una sola posibilidad: un trasplante de córnea. Pero, para llegar a esa instancia, el hongo debía estar completamente eliminado de su ojo.
Después de 16 días internado, Sagarzazú se fue a su casa, pero tenía que volver todos los días a controlarse con los médicos. En un principio, el tratamiento de reducción del hongo iba a durar tres meses, que luego se convirtieron en seis. Finalmente, pasó a ser un año completo.
El desafío de aprender a vivir ciego de un ojo
Un año de espera. Un año ciego de un ojo. Un año sin jugar al fútbol, sin manejar y, en el principio, con un dolor que no le permitía ver TV, escuchar la radio ni tomar mate. Así pasaban los días del ya por entonces exjugador de 36 años.
Para transitar ese difícil momento recurrió a un psicólogo, también ofrecido por la obra social de Futbolistas Agremiados. “Eso me hizo bien”, afirmó.
Hasta que el día tan esperado llegó: “Ya cerca del año de tratamiento, el doctor me dice que me ve en condiciones de recibir el trasplante. Me dijo que estaba seguro de que ya no estaba el hongo. Fue una gran emoción”.
El oftalmólogo le explicó a Sagarzazú cómo era el proceso para anotarse en el INCUCAI con el objetivo de recibir una córnea para su trasplante. Le advirtió, además, que el proceso podía durar cinco o hasta ocho años. En ese momento empezó a evaluar la posibilidad de comprar una córnea en un banco de Estados Unidos, un proceso legal pero costoso. Nuevamente recurrió a Futbolistas Agremiados y la respuesta llegó del propio secretario general, Sergio Marchi. “Me contaron que él dijo ‘¿Cuál es el problema? Cómprenla ya’”, contó el exmediocampista entre lágrimas.
Justo cuando estaba por empezar el proceso de compra, llegó un llamado que se sintió como un milagro: “El médico me anotó en el INCUCAI un jueves y me llamó el viernes para preguntarme si estaba en Buenos Aires porque habían encontrado un donante”.
Del miedo a la esperanza, un año después
A Sergio le cuesta seguir la charla. Se toma unos segundos, llora, respira fuerte del otro lado del teléfono. Finalmente, deja entrever que no hay tristeza en esas lágrimas, sino puro agradecimiento: “El trasplante se hizo el 23 de diciembre de 2024, exactamente un año después de que me entrara la basurita en el ojo. Suena a que fue una señal ¿no?”.
Un día después de la operación, el médico le sacó el parche que le cubría el ojo. Le advirtió que no se asustara si la ceguera se mantenía, que todavía era muy pronto: “Cuando me lo sacó, lo vi al doctor”.
“Veía como si estuviera debajo de una pileta, distorsionado, pero veía”, explicó. Y agregó: “Pasaron ya siete meses y yo cada vez veo mejor. Ya estoy haciendo vida normal: puedo ir al gimnasio, puedo hacer fuerza, conseguí un trabajo por fuera del fútbol y todo se fue acomodando”.
Sergio tiene una visión del 60 o 70% en el ojo en el que recibió el trasplante. “Con eso estoy bien”, asegura. La colocación de un lente intraocular podría ayudarlo aún más, pero hoy prefiere no volver a pasar por operaciones y alejarse lo más posible de los consultorios médicos para “tomarse un descanso”. Destaca, además, la importancia que tuvo el acompañamiento del psicólogo al que empezó a ver en medio de este proceso.
Actualmente, trabaja en una empresa de Seguros en la Ciudad de Buenos Aires. Tuvo oportunidades para seguir vinculado al fútbol, pero priorizó la estabilidad de esta nueva ocupación. En cuanto al deporte, volvió al gimnasio y a andar en bicicleta. Todavía no jugó al fútbol por temor a los golpes -tan solo hizo algún peloteo con sus hijos más grandes- y en el futuro, de hacerlo, deberá usar una protección ocular. “Hoy para mí tiene más sentido cuidar la córnea que patear una pelota”, sostuvo.
“Pienso más adelante en volver a lo que a mí me apasiona, pero hoy en día necesito otra cosa. Por eso agarré este otro trabajo y hoy estoy acá, aprendiendo”, dijo el ya exfutbolista, que antes del incidente de la basurita en el ojo había hecho el curso de DT, el de director deportivo y el de preparador físico.
Su tiempo como jugador de fútbol ya quedó atrás y Sergio aceptó que entró en una nueva etapa de su vida. Tras pasar momentos de miedo e incertidumbre, el presente le sonríe: “Me siento súper feliz. Cuando me lavo la cara a veces cierro el ojo con el que veo bien para poder probar el otro y sonrío. A veces me pregunto por qué todo eso me pasó a mí, pero también van pasando cosas buenas y pienso que tal vez es algo que tenía que suceder”.
“Ese día en el auto veníamos mi señora, mis tres hijos y yo. Hoy te digo que gracias a Dios la basurita me entró a mí y después tuve el apoyo de ellos para sacarlo adelante. Es la verdad”, cerró con emoción.
Fuente: TN
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Pasión sin techo: cuánto cuesta ser hincha de fútbol en la Argentina

El termo y el mate. La camiseta más la campera. La entrada para el domingo, pagar el estacionamiento o darle su parte al cuidacoches. Algo para tomar durante el partido, y hasta atreverse a la hamburguesa de la cancha. ¿Cuánto sale ser hincha de un club de fútbol en Argentina? A horas de la final del campeonato local y contando los días para que empiece el Mundial de Clubes, un relevamiento de TN que indica cuánto y en qué gastan los fanáticos de este deporte.
Claramente hay muchas variables que intervienen en el presupuesto mensual que debe disponer un hincha. No tienen los mismos costos aquellos que siguen a clubes de los llamados “grandes” y quienes van a alentar a equipos que juegan en la B, C o D, entre otras categorías.
Y si tu equipo llega a la final del campeonato, el gasto estimado cambia drásticamente. Solo a modo de ejemplo, los socios de Platense que este domingo quieran estar en la cancha, en Santiago del Estero, pueden acceder a un combo que incluye vuelo (ida y vuelta, en el día) más acceso a la popular por $595.000, y si quieren ir a platea el costo es de $ 602.000.
Incluso, Aerolíneas Argentinas confirmó que más de 5000 hinchas volarán a la final a través de 15 vuelos chárter especiales, que se suman a los servicios regulares y refuerzos hacia la capital provincial, Termas de Río Hondo y Tucumán, totalizando más de 30 vuelos.
Hasta acá, ser hincha de Platense era mucho más accesible. “Para acceder a la popular alcanza con pagar la cuota de socio que está $20.000, y después gastás unos $15.000 adentro para comer y tomar algo”, cuenta Patricio, fanático de “el calamar” y que este domingo estará alentando desde la tribuna.
“Además, tengo la camiseta, que me salió unos $120.000. Platense tiene su tienda en la cancha, entonces pasás y siempre comprás algo, porque sabés que una parte le queda al club y así ayudás”, agrega Patricio.
Del mismo modo, los hinchas de Huracán también estuvieron en la tarea de conseguir entradas. Así, no fueron pocos los que se sacaron su tarjeta de crédito de Naranja X, porque así podían acceder a la preventa de entradas.
“El hincha argentino vive el fútbol como la vida misma, con pasión y entrega. Por eso tuvimos sorteos para octavos, cuartos y semis de los playoff del Apertura 2025 y la preventa exclusiva para la final. También ofrecimos soluciones financieras digitales que sean fáciles de usar y que empoderen a nuestra comunidad para darse el gustito que quieran, como acompañar a su equipo en una copa cuando va de visitante y toca viajar”, explica Julieta López, head of Brand de Naranja X.
Y es que el argentino tiene pocas dudas al gastar en productos ligados a su equipo. Según la mencionada fintech, la industria deportiva se destaca entre los rubros con más ventas en las principales fechas comerciales. “Por ejemplo, en el último HotSale, el 17% de las compras correspondieron a este rubro”, cuenta López.
Miles y millones
Así como la cuota social de un club como Platense ronda los $20.000, un valor similar tiene Racing. “A la cancha voy con mi hermano y mi papá, él nos paga todo. La platea la tenemos con la cuota del club, que es $25.000 por mes, y a eso hay que sumarle $130.000 por año de estacionamiento dentro del estadio”, cuenta Nicolás. Claro, la rutina no termina ahí, porque la tradición dicta que los tres van a comer siempre juntos después.
Este fanático de la Academia también tiene camiseta y acaba de comprarse una campera de abrigo por $100.000. “Es que me faltaba, ya tengo chomba, pantalón, otra campera”, enumera.
En Vélez la situación es similar: con la cuota de socios pueden acceder a una zona de la tribuna. Pero, dice Darío, “comer dentro del estadio está mucho más caro que afuera. Antes de entrar, un sándwich de milanesa que le comprás a un vendedor ambulante está $5000, y en la cancha un pancho con papas está $1500.
En definitiva, entre los clubes más accesibles, hay que calcular un mínimo de $40.000 por día de partido, más todos los accesorios como transporte hasta el estadio y productos con símbolos del club que suelen comprar los fanáticos.
Ahora, si hablamos de Boca y River los valores cambian. Sobre todo con los que compran platea. “El abono de la platea media a la altura del córner está 1.300.000, pero como soy socio vitalicio pago el 40% del abono anual. A eso le sumo el pack fútbol que ronda los $20.000 y los días de partido de local $15.000 de estacionamiento dentro del estadio. Para comer hay para elegir, tenés desde pizza hasta hamburgueserías conocidas. Para tener idea, un café chico está $3000”, describe Diego.
En Núñez, la platea puede verse incluso como una inversión. “Compré la platea en 2022, y la tengo por 5 años (puede revenderla y transferirla si quisiera por el modelo que ofrece River), y me costó unos US$5000. Pero cada vez que voy a la cancha tengo el gasto de la nafta ya que viajo desde Escobar y $10.000 de estacionamiento”, cuenta Félix, que si bien va solo a la cancha, a veces también le paga los gastos a su hija que va a otra parte de la tribuna.
“Si querés comer algo adentro, un pancho y una gaseosa están $10.000. Además, la camiseta costó $120.000”, completa este fanático de River que con un amigo compró otras cinco entradas en la Belgrano baja y las tienen alquiladas. “En dos años recuperamos la inversión, lo que den de ahora en más es para renovar mi platea”, anticipa Félix.
Mundial de clubes
Justamente estos dos hinchas de Boca y River también se van al Mundial de Clubes. “Desde que me enteré que lo iban a hacer ya me puse a ahorrar para poder ir”, asegura Diego, que ya está planificando su llegada a Miami junto a su mujer, aunque ella es de la Academia.
Por su parte Félix planificó el viaje como una excusa para seguir a River y aprovechar para conocer toda la costa oeste de los Estados Unidos. “Vamos a Seattle, vemos el partido y luego vamos a San Francisco y Los Ángeles, vemos el segundo encuentro y cuando termine la primera fase nos vamos en auto a recorrer Las Vegas, el Gran Cañón y cruzamos todo el país por el Sur hasta Orlando”, relata este hincha.
¿Pero cuánto sale un combo para ir al Mundial de Clubes? La agencia Somos Argentina tiene dos opciones. Para Boca, la low cost, que incluye 11 noches de alojamiento 3 estrellas (9 en Miami y 2 en Nashville), aéreos, entradas para los tres partidos (categoría 3), todo por US$4990.
En cambio, si el alojamiento sube a 5 estrellas y los tickets a categoría 1, el costo es de US$7990. El detalle es que esta opción tiene cenas temáticas, kits de regalo, tours por la ciudad y asistencia personalizada durante todo el viaje.
Para River la alternativa de bajo costo está US$4950 pero son 10 noches de alojamiento (6 en Seattle y 4 en Nashville. Y la opción VIP asciende a US$8900.
Para quienes no cuentan con este presupuesto disponible, Quilmes sortea un viaje para los partidos de Boca-Bayern Munich y River-Monterrey. “Es que el hincha argentino es único. Su manera de vivir la pasión por el deporte no se encuentra en ningún otro lugar del mundo. No se trata solo del deseo de tener productos de sus equipos, va mucho más allá. Los argentinos como un todo, somos personas profundamente pasionales, fieles y leales a lo que amamos”, define Guido “Chapa” Lofiego, director de marca Quilmes.
“Por eso siempre apostamos a acompañar esas pasiones que definen al argentino. Entendemos que este sentimiento trasciende lo deportivo: somos pasionales en todas las aristas de nuestra personalidad, en cómo sentimos, cómo nos relacionamos y cómo celebramos. El argentino es particularmente pasional, obsesionado y fanático. Cuando hablamos de deporte —sin importar cuál sea, ni qué equipo esté en juego—, el nivel de pasión, fanatismo y entrega del hincha argentino es inigualable”, continua Lofiego.
Tanta es la pasión de los hinchas argentinos, que muchos gastan a escondidas de sus familias. “Ya no le digo cuánto me sale la remera, ni el conjunto deportivo. Pero me gusta tener la camiseta original, ir vestido de mi club a la cancha. Algunas cosas las dejo directo en el trabajo, como el termo, o los botines quedan en el baúl, pero son los que usan mi jugador favorito”, cuenta sin dar muchos detalles un fanático que sabe que el presupuesto excede lo que debería gastar por mes.
¿Cuánto gastarías para alentar a tu club? Queda claro que muchos van más allá de sus posibilidades, porque la pasión no tiene límites.
Fuente: TN