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Lo invitaron a hacer el puntapié inicial del partido, corrió con la pelota y metió un gol
El divertido episodio ocurrió durante el encuentro en el que empataron Marsella y el Rennes 2 a 2. El pibe tocó la pelota y se pegó una corrida de 50 metros ante la atónita mirada de los jugadores. Y sí, festejó como un jugador profesional.
Un nenito francés -fanático del Marsella- se volvió mega viral en todo el mundo tras su travesura en el partido enter Marsella y Rennes que se jugó este fin de semana. Al pequeño lo invitaron para hacer el saque inicial del partido, es decir para que de el primer toque en la cancha.
Sin embargo, el pequeño hincha no se contentó con el primer toque del partido, sino que decidió llevarse la pelota, correr durante cincuenta metros y anotar un gol ante la atónita mirada de los 22 jugadores.
Después de hacer el gol, el nene corrió hacia la línea de fondo, se sacó la camiseta y se tiró al pasto para "festejarlo" como un jugador profesional. Un genio.
Fuente: Telefe Noticias
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De transmitir el legado al deseo de consentirlos: el dolor de no tener nietos y el nuevo rol de los abuelos
Cuando era chiquita, Romina jugaba con muñecas, paseaba los cochecitos con peluches y soñaba con tener muchos hijos en el futuro. Ese pensamiento se mantuvo durante varios años hasta que a los 30 se puso a pensar seriamente en todo lo que implicaba ser madre y finalmente eligió no serlo. El problema fue cuando se lo contó a Laura, su mamá, que había construido en su cabeza la idea de que en algún momento se iba a convertir en abuela.
“Un día, con un mate y masitas de por medio, me pidió hablar a solas y me preocupé. Me dijo que había decidido no tener hijos y se me estrujó el corazón. Ese ideal, eso que había esperado tanto, se esfumó en unos segundos. Sentí que ese espacio que había preparado durante mucho tiempo iba a quedar vacío”, expresó Laura en diálogo con TN.
Sin embargo, reflexionó: “La verdad es que la entendí. Es un esfuerzo muy grande criar a un hijo y, al final, es una decisión importante que te marca la vida. Una sueña con llevar a sus nietos a la plaza, malcriarlos, pero hoy igualmente soy feliz con lo que decidió mi hija y la acompaño”.
Con los bajos niveles de natalidad y las nuevas formas de vida, los abuelazgos empezaron a disminuir y situaciones como las que vivió Laura son cada vez más frecuentes en todo el mundo.
“Este fenómeno se empieza a ver en las grandes ciudades. Sectores medios y altos empiezan a tener otra idea de la familia, más desdibujada de lo que se podía tener hace 20 años. La sociedad se envejece y no hay chicos. Son decisiones que se toman por razones profundas y con una concepción de la velocidad que tiene que tener una vida, esto de vivir muchas vidas en una misma vida. Dentro de esa idea, en parejas profesionales que tienen un buen pasar económico y desean viajar mucho, empiezan a creer que trascender a través del apellido no es tan importante”, explicó a este medio el sociólogo e investigador Carlos De Angelis.
En ese sentido, planteó que actualmente transitamos una era más individualista, de “mucho consumismo” y accesibilidad a diferentes cosas que se agotan pronto. La famosa sociedad líquida de la que advertía Zygmunt Bauman años atrás. Por eso, empieza a perder fuerza todo lo que conlleve un “para siempre”.
Marcelo es papá de Agustina (32) y Federico (31) y lo primero que sintió al saber que ninguno de los dos iba a tener hijos es que se iba a “perder una de las cosas más lindas que te puede dar la vida, que es ver crecer a un niño”.
Aunque admitió que es un pensamiento egoísta, sostuvo: “No creo que sea una cuestión de dejar un legado, más bien una segunda oportunidad de disfrutar la vida de un niño. Uno a esta edad tiene más tiempo para dedicarle a un nieto que el que tuvo para dedicarle a sus propios hijos”.
A Ivana, esposa de Marcelo y madre de ambos jóvenes, no le sorprendió la decisión, pero aseguró que le hubiera encantado tener nietos: “Esperaba una relación de mucho amor como tuvimos con mis hijos, pero con menos responsabilidad y más disfrute”.
De todas formas, remarcó: “No es fácil criar hijos en forma responsable y poder darles tiempo de calidad. Hay que estar dispuesto a relegar trabajo y desarrollo profesional”.
En el caso de Carolina (27), siempre manifestó su deseo de no tener hijos. “Aunque lo decía desde chica, con el tiempo se convirtió en una firme convicción y, pasado el tiempo, me fui convenciendo de que eso no iba a pasar”, describió Daniel.
En cambio, Cynthia -su mamá- se imaginaba siendo una abuela canchera, llevando a sus nietos a la costa y replicando las vivencias que tuvo en su niñez, pero aceptó la elección de su hija: “A veces es preferible que tomen esa decisión y no que tengan hijos y no se hagan cargo. No todas las mujeres nacen para ser mamás o quieren ser mamás. Yo desde chica siempre quise y Caro, por ejemplo, nunca jugó a ser mamá con las muñecas”.
¿De dónde viene el deseo de ser abuelo y cómo se reconfiguró esa figura en los últimos años?
La mayoría de las personas de mediana edad crecieron con un modelo de familia cuyo camino indicaba que en algún momento iban a convertirse en abuelos. Pero esto fue cambiando en los últimos años.
Al respecto, Diego Bernardini, doctor en Medicina y fundador de la comunidad “La Segunda Mitad”, desarrolló: “Hay varias cosas que jugaron en contra. Las tasas de fertilidad y de recambio poblacional bajaron en todo el mundo. Hay casos extremos como los de Corea del Norte, pero nuestra región -incluida Argentina- está por debajo de las tasas de recambio. Entonces, vemos que esta situación condiciona, por ejemplo, el rol del abuelazgo porque suelen ser personas que no crecieron pensando en este escenario”.
A su vez, puso énfasis en que se trata de un rol que no tiene obligaciones, sino que es voluntario y cada persona decide cómo lo ejerce. De hecho, hay muchos abuelos que están muy presentes en la vida y crianza de sus nietos, pero hay casos en los que no sucede.
Otro aspecto que marcó el especialista tiene que ver con la etapa de transmitir el legado: “Después de los 60 años, las personas entramos en un período en el que queremos volcar nuestra experiencia y la sabiduría que se gana con los años. Y eso, en general, tiene un beneficiario potencial muy fuerte que es el nieto o la nieta, porque es la misma sangre. Por eso se vuelve tan importante para muchos ese lazo”.
Vinculado a esto, el sociólogo indicó: “Antes era importante la acumulación de historias, de experiencia o de conocimiento. Hoy se vive una experiencia que puede durar dos horas, como tirarte de un parapente o alguna actividad fugaz, un concepto de experiencia vinculado a lo instantáneo”.
Bernardini también mencionó el empoderamiento de la mujer y las posibilidades de desarrollo profesional y económico, ya que generó la postergación o incluso la declinación de la maternidad. A su vez, se alargó la expectativa de vida y cada vez hay más actividades para hacer en la tercera edad.
“Sin ir más lejos, hace unos meses una abuela le pasó una factura a su hija por las horas que cuidó a los nietos. Esto significa que se está redefiniendo o replanteando el rol del abuelazgo. Los abuelos ya no te dicen ‘dejame a los nietos todo el fin de semana’, hoy te dicen que se los dejes un par de horas porque después tienen que salir o hacer otras cosas”, graficó.
Allí aparece otro tópico muy presente en los últimos meses: las personas ahora prefieren tener mascotas antes que bebés. “Cumplen con la necesidad de dar afecto y viven entre 10 y 15 años, lo que explica el concepto de que todo es más breve en una vida cada vez más acelerada”, concluyó De Angelis.
Fuente: Infobae
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La vida del “Lennon de Lanús”: tiene la gorra de John, viajó a Inglaterra y cautivó a la familia del Beatle
Javier Parisi se encontró con un disco de The Beatles cuando tenía apenas ocho años. Desde ese momento, su vida hizo un viaje inesperado: no solo es querido por miles de fanáticos de la banda inglesa, sino que además se ganó el cariño de la mismísima familia de John Lennon.
“Todo empezó como un juego”, dice el artista argentino en su entrevista íntima con TN, al recordar el momento en que empezó a imitar a su ídolo. Hoy, es el “Lennon de Lanús” y lleva los colores de su equipo por todo el mundo.
A sus 44 años, Javier mira su pasado con orgullo y sorpresa. “El colo se parece a Lennon”, le había dicho un compañero del colegio cuando tenía 17. En ese momento, jamás se hubiera imaginado que de más grande recorrería diferentes países interpretando a la perfección las canciones que escuchaba en su casa. Ni mucho menos, teniendo la aceptación y el reconocimiento de la familia de John.
El acercamiento surgió gracias a una gorra. Luego de eso, Parisi pudo merendar con la hermana de su ídolo y hoy en día mantienen un contacto cercano. “Vos cuidás muchísimo al personaje y sabemos que lo querés. No podríamos tener en nuestra casa a un loco que se crea Lennon porque a él lo mató un loco”, fueron las palabras que recibió de Julia cuando la conoció en Inglaterra en el 2019.
En diálogo con TN, Javier recordó los inicios de su fanatismo por los Beatles cuando descubrió el disco A Hard Day´s Night en su infancia. Además, contó cuál es la esquina de Lanús que lo remite a la icónica intersección de Abbey Road y cómo es caminar por su barrio con su inconfundible parecido físico con John.
El personaje que empezó como un juego
En la intimidad de su hogar ubicado en Lanús, rodeado de recuerdos, fotos, recortes de diarios y vinilos, el artista explica que su fanatismo surgió cuando descubrió la canción “Anochecer de un día agitado” como cortina musical de un programa de Pinky. Fue entonces, a sus 8 años, que le dijo a su mamá que quería estudiar guitarra e inglés.
Luego de ese episodio, Javier fue a la casa de un tío y en el tocadiscos encontró el álbum de los Beatles que lleva ese tema, A Hard Day´s Night. Desde pequeño era fanático de la banda inglesa, pero jamás pensó en lo que vendría después. “La primera persona que me dijo que me parecía fue un compañero del colegio, a los 17, cuando en el televisor estaban pasando el video de ‘Something’. Después, comencé a recrearlo cuando tenía entre 20 y 21″, explica.
Fue ese empujón el que llevó a tener una banda tributo a los Beatles con conocidos del barrio. “Trabajaba como cadete y mi norte siempre fue tocar las canciones de ellos. No pensaba vivir de esto, no fui detrás de ese objetivo ni de la fama. Solo quería perfeccionarme y divertirme con amigos”, detalla Parisi y cuenta que en ese momento usaba la plata de ese empleo para equiparse con los instrumentos.
“No lo soñé de la manera en que está sucediendo porque todo comenzó como un juego”, reflexiona Javier. Al preguntarle qué le diría a aquel pequeño de ocho años, el artista se emociona: “Siempre hay que tener motivación y ganas, porque es el motor que va a hacer que consigamos las cosas. Estoy seguro de que ese niño está muy contento por lo que está logrando”.
La gorra que lo unió con la familia Lennon
Fue en diciembre del 2018 que Javier se puso en contacto con Helen Anderson, la amiga íntima del Beatle, porque quería la gorra de cuero que él había usado en 1964. “La pedí y me llegó en una caja hermosa. Había una tarjeta que decía ‘tomate una fotografía y enviámela’. Cuando se la mandé me dijo que me parecía mucho a John, le conté que hacía música y me pidió que le mandara la canción ‘In my life’”, relata él sobre el primer acercamiento con personas allegadas a su ídolo.
Parisi había subido esa imagen con la gorra a su perfil de Instagram y el posteo le llegó nada más y nada menos que al hijo de John, que no solo le comentó ‘I love it’, sino que también lo empezó a seguir. “Ahí surge toda la locura porque al año siguiente tuve la oportunidad de ir a Inglaterra a trabajar en un musical y vivir tres meses en la casa de Helen”, cuenta el artista y recuerda que la hermana de Lennon iba a tomar el té con ellos.
La primera vez que vio a Julia, Javier vivió una experiencia impensada. “Sabía que la iba a ver y no pude pegar un ojo en toda la noche. Fue a la casa de Helen y cuando llegó se me acercó, me miró, me abrió los brazos y nos abrazamos fuerte”, dice él en su charla con TN y detalla el diálogo que tuvieron, el cual tiene presente en su memoria hasta hoy en día.
Mientras le mostraba fotos, la hermana de Lennon le preguntó: “¿Cuándo naciste?”. “En 1980″, respondió Javier. “La fecha en la que mataron a mi hermano”, reaccionó ella y le pidió que le contara de sus padres. “Bueno, mi papá es Roberto y mi mamá Julia”, le dijo él. “Tu mamá se llama Julia como nuestra madre. Ya está, mejor vayamos por otro lado. No quiero seguir indagando ni preguntando más detalles”, expresó la mujer, totalmente conmocionada por las coincidencias que tenía con el hombre nacido en Lanús.
“Ella sentía en cierta manera que el hermano estaba ahí”, reflexiona Parisi por el momento especial que vivió con ella. “Tuve situaciones en las que me decía: ‘Nosotros sabemos que querés muchísimo a John, que trabajas recreándolo y cuidás muchísimo al personaje. Porque nosotros no podríamos tener en nuestra casa a un loco que se crea Lennon, porque a Lennon lo mató un loco también. Sabemos quién sos, que estás con la camiseta de Lanús y que todo el tiempo hablás con tu familia y amigos’”.
Sobre todas estas situaciones que vivió, Javier analizó: “Cuando perdés a una persona muy cercana, tenés la voz y un montón de cosas, pero te falta el contacto físico. Y no solo para ella que es su hermana, sino para personas que tienen a John como ídolo”. Incluso, contó que Julia le había ofrecido ser el embajador de su libro en los países hispanohablantes. “No lo hubiera imaginado, uno sueña a veces, pero los sueños terminan siendo más grandes y a uno eso lo toma de sorpresa. Hay que estar preparado para vivir todo esto, con esta intensidad”, dijo él.
Fuente: Infobae
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La estrategia de un delivery venezolano para conseguir otro trabajo: ploteó su moto con su CV
Irse lejos de su país natal, dejar atrás costumbres, la cultura, empezar una vida de cero no es fácil, pero cada vez son más los venezolanos que eligen abandonar su tierra para buscar una mejor calidad de vida.
Kevin Hernández, venezolano de 32 años, hace dos años que vive en la Argentina junto a su novia Claudia. Él se dedica a la publicidad, el marketing y es community manager. Ahora, busca cómo insertarse en un país desconocido, algo que siempre es cuesta arriba. Ni bien llegó al país comenzó a trabajar como repartidor.
A medida que pasaron los meses, fue mechando la entrega de pedidos con trabajos freelance para empresas en el área de publicidad, pero nada tan significativo para poder dejar el delivery. Aunque, con su alma emprendedora se le ocurrió promocionarse: pegó en la mochila de repartidor un cartel donde indicó sus redes sociales y su número para que lo contacten: “Diseño gráfico, fotografía, community manager”, escribió y los clientes comenzaron a aparecer.
“Me contactaron varias personas, aunque el mayor tráfico de gente lo tengo por el boca en boca. Justo hará tres semanas que me escribió una chica que me había visto en la calle e hizo un posteo en las redes sociales promocionando lo que hago”, le contó a TN.
Él y su novia, Claudia, dejaron Venezuela en 2018. La idea era llegar a la Argentina, pero por cuestiones económicas tuvieron que cambiar de planes y terminaron viviendo en Perú un año. “Sufrimos varias estafas laborales, todo era en negro y nos pagaban menos que lo acordado. Pero finalmente pudimos llegar a la Argentina”, indicó.
¿Por qué Argentina? Es la pregunta que todos se hacen cuando tienen la oportunidad de hablar con alguna persona que haya emigrado al país. En un contexto cada vez más incierto e inestable en el que algunos jóvenes argentinos deciden irse de tu tierra hacia el viejo continente, Kevin confesó que “Argentina es la Europa de América”. “Acá se puede vivir, alquilar es posible. En Venezuela no tenés la posibilidad de irte de la casa de tus papás”.
Además de trabajar como delivery, logró hacer algunos trabajos como publicista. Según dijo, puede “vivir bien dentro de todo. Cada oportunidad suma”.
“También manejo las redes sociales de algunos emprendimientos. Con la publicación que tengo en la moto me hago publicidad yo mismo, gratis. Eso también me abre otras puertas por si acaso si me llegan a llamar”, explicó su particular caja de delivery que en los últimos meses comenzó a viralizarse en las redes.
En Venezuela, Kevin se recibió de Técnico en Publicidad de Mercadeo, luego obtuvo una Licenciatura en Publicidad y el resto de sus actividades las aprendió “de forma autodidacta”. “Siempre fui emprendedor. Cuando llegué acá dije ‘estoy todo el tiempo en la calle, ¿qué mejor que poner mis servicios con las redes en la mochila? Quizás, alguien que necesite hacer algo lo ve y bueno, como le decimos nosotros, mata un cigrito”.
De vender películas a crear remeras venezolanas que honren su cultura
El Venezuela Kevin hizo de todo: vendió películas. En Argentina, también buscó una forma de emprender y además de su trabajo como repartidor, publicista en varias empresas y community manager, tiene un emprendimiento de remeras con la “esencia venezolana”.
“Estampo remeras con íconos venezolanos, cosas culturales o típicas de Venezuela. Ya sea, no sé, los caramelos de allí, frases típicas, edificios, personajes o comidas autóctonas”, detalló. La idea -dijo- es mantener viva la cultura a pesar de estar a miles de kilómetros de su tierra.
A pesar de extrañar, Kevin está contento de estar en la Argentina. “La gente es muy amable, te integran super rápido. Jamás viví un caso de xenofobia acá”, destacó y agregó: “Te hacen sentir en casa, aunque me costó mucho entender el idioma, las frases de ustedes, el lunfardo como le dicen”.
Su mochila está llena de sueños y espera que la caja del delivery le dé la varita mágica para encontrar el trabajo que le cambie la vida.
Fuente: TN