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Le lleva 24 años y ante sus ojos es la Venus de Botticelli: el ingeniero que sostiene un amor platónico por miedo a perderlo todo

Él es Horacio. Tiene 68 años, es ingeniero agrónomo y está separado con cuatro hijos. Ella es Raquel. Tiene 44, es profesora de literatura, nunca se casó ni tiene hijos. Ambos viven en la provincia de Córdoba y son los protagonistas de esta particular historia de hoy.

Horacio confiesa a Infobae que, muchas veces a lo largo de su vida, las cuestiones del amor lo han defraudado, pero asegura que desde hace algún tiempo ha vuelto a amar con locura. Y lo hace de una manera tal que ha decidido cuidar ese sentimiento a capa y espada. Cuidarlo de todo, incluso de las propias pasiones y deseos.

Muchas mujeres, poco amor

Horacio se casó por primera vez a los 29 años, en 1986, “muy enamorado de Ester, quien fue mi esposa. Tuvimos cuatro hijos, pero en 1994 me separé después de descubrir que ella me estaba siendo infiel con un tipo chamuyero. ¡Un sujeto que le inventó una historia de amor que, obviamente, después terminó en fracaso! Con 38 años volví a salir a la cancha. Me enamoré de Martha, una mujer de mi misma edad de origen sirio libanés que era neuróloga. Tres años después, me apuró con que se le estaba pasando la época de la fertilidad y me dijo que quería tener un hijo conmigo, ¡pero que su idea era criarlo sola! Ella era ultra feminista y no creía en el matrimonio. Obviamente eso me ofendió bastante y terminamos cortando”. “A los dos años conocí a Alicia. Al poco tiempo, le detectaron un avanzado cáncer de mama. Murió en mis brazos a los cuarenta y tantos años. ¡Yo ya me sentía el campeón nacional de los fracasos!”, remata Horacio haciendo gala del típico humor humor negro cordobés.

Muchos años después, conoció a Bibiana, una mujer de unos 48 años que trabajaba como fisioterapeuta. Les tocó la pandemia, pero pasaron la cuarentena en casas separadas. Hacia el final de la crisis sanitaria mundial, en 2021, Bibiana le dijo adiós. Horacio aclara: “No sé bien por qué fue, pero sucedió. Creo que influía que yo era más grande de edad y, también, mi mal estado físico con tantos kilos de más. Tengo que decirlo con todas las letras y sin eufemismos: soy gordo y tengo una bajísima autoestima. Te quiero aclarar algo: estas tres mujeres que llegaron después de mi esposa, fueron personas muy importantes para mí que hasta conocieron a mis hijos”.

Aparece un ángel

Fue una tarde de noviembre de 2022, en medio de la Noche de los Cementerios en la ciudad de Córdoba, que un ángel triste y culto le robó el corazón a Horacio. Lo cuenta así: “Una amiga que organizaba la movida me citó esa noche cultural en el Cementerio de San Jerónimo. Estaba con otra amiga mucho más joven, de 41 años, llamada Raquel. Fue verla y caer rendido. Justo se estaba poniendo el sol detrás de ella y se le hacía un halo alrededor de su cabeza. Parecía un cuadro de una belleza enceguecedora. Era una escultura de 1,78 m, de larguísimo pelo rubio hasta la cintura. Fue como ver en vivo El nacimiento de Venus, el cuadro renacentista de Botticelli. Además, escucharla era una delicia para mis oídos. Esa noche charlamos y comimos los tres, pero yo solo tenía ojos para ella. Hablamos de Freud y de Lacan, de historia argentina y de todas las civilizaciones. De literatura y de lo que se te ocurra. Terminamos intercambiando teléfonos porque ella no vivía en la ciudad sino en otro sitio, a unos 200 kilómetros”.

Horacio no se ilusionaba. Ella tenía 24 años menos, era una ex modelo publicitaria, cultísima, de una belleza impactante y con una carrera consolidada como profesora de literatura. No creía tener ni media chance.

Pero comenzaron las llamadas y se reprodujeron los infinitos mensajes telefónicos. Las charlas seguían y eran profundas y sinceras. Horacio se fue enterando de la vida de su nueva amiga en cómodas dosis. Ella había pasado por tres relaciones traumáticas: los dos primeros hombres le habían sido infieles y, el último, había resultado un violento que un día en una paliza le rompió un hueso de la pierna.

“Raquel tiene una clara tendencia depresiva. Con esa última pareja había estado tan angustiada que en una etapa llegó a engordar 30 kilos. Su madre había muerto dos años antes y su padre es un hombre que la vive descalificando justamente por su condición de depresiva”, cuenta Horacio. El ángel arrastraba una historia gris con cicatrices de varias batallas. Averiado como estaba, Horacio se dispuso a reparar lo que estuviera a su alcance.

Se volvieron tan cercanos que, por ejemplo, un día que Raquel tocó fondo lo llamó y le pidió hablar en persona para pedirle consejo. Horacio se subió a su auto y manejó para ir a verla 200 kilómetros de ida y otros 200 de vuelta solo para contenerla.

El corazón de él ya había dado muestras de cómo latía. Y ella había empezado a refugiarse bajo esa protección amable que da el saberse amado sin exigencias.

Pero seguían tratándose de usted (hasta el día de hoy es así) y sin dar ningún otro paso que se saliera de la senda de lo que puede ser una estrecha amistad. Nada de besos, ni caricias; sin esas urgencias de la piel y la química humana. No porque él no las tuviera, sino para evitar que el ángel herido huyera.

Aceptar lo que la vida propone

Horacio y Raquel siguen con su agenda de encuentros, viajes y paseos. Van a conferencias a otras ciudades y a charlas culturales. Se llevan bien, se relajan juntos y, cada uno, se hace cargo de sus gastos. A Raquel le hace bien esa paz, Horacio lo sabe: “En el pasado mes de julio vino a Córdoba y se quedó una semana en casa. Le preparé un cuarto para ella. Fueron siete días de compartir y charlar sin parar. Incluso tuvimos un lindo almuerzo de domingo con mis hijos y mis nietos”.

Horacio explica -para que nadie interprete mal la historia- que ella jamás le exige nada: “Es una mujer que jamás pide nada. Cuando viajo al exterior le traigo algún regalo. De Medio Oriente le traje un rosario de madera de olivo y un Papiro”.

Insiste en que en varias oportunidades le deslizó lo mucho que ella le gusta: “En su cumpleaños del 2023 le llevé un ramo de flores y festejamos juntos y le dije con franqueza: Me gustás mucho, tu físico es muy bonito, pero lo que verdaderamente me enamora de vos es tu inteligencia. Ella se emocionó y me abrazó. Pero me dijo que no estaba preparada para una relación. No soy un tipo invasivo, respeto los tiempos y los espacios de los demás. Aunque a veces me gustaría mucho tener algo más. En junio pasado se realizó una maratón epistolar, organizada por la facultad de Filosofía y Humanidades de la UBA, y había que escribir una carta cada día. Yo hice una que dirigí a mis hijos y, al final, puse una posdata que decía algo así como: “... díganle a Raquel que fue lo más lindo en mi triste vida, porque la belleza es una cáscara que tarde o temprano se aja, pero la inteligencia queda. Se la leí a Raquel y se emocionó. Me abrazó, me besó en la mejilla y lloró…”

Ahora el que se quiebra al teléfono es Horacio. Llora casi en silencio. Dice que aprovechó ese momento para decirle que la amaba, que la quería muchísimo: “Le expresé todo lo que ella significa para mí”.

Fuente: Infobae

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Resistencia será sede del Congreso “Somos La Voz 2025: Ungidos Para la Transformación”

Los días 14 y 15 de noviembre, la ciudad de Resistencia, Chaco, será epicentro de uno de los eventos cristianos más esperados del año: el Congreso Internacional “Somos La Voz 2025”, bajo el lema “Ungidos Para la Transformación”.

El evento reunirá a una generación de líderes, pastores y creyentes comprometidos con la expansión del Reino. Entre los invitados internacionales estarán los pastores David y Diana Scarpeta, el profeta Ronny Oliveira, y, por primera vez en más de una década, el evangelista Benny Hinn, quien ministrará junto a su equipo.

También participarán los fundadores del movimiento, los pastores Guille y Milu Ledesma, los pastores Cristian y Maca Ledesma, y los anfitriones Apóstol Jorge y Profeta Alicia Ledesma. El cierre estará a cargo de Factor de Cambio, en un tiempo de celebración y activación espiritual.

El congreso promete ser una cita clave para todos los que desean ser parte de la transformación espiritual y social que está impactando a las naciones.

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Congreso SLV: General

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Rescató un perro con sarna y su vida cambió: dejó la publicidad, se hizo vegano y ahora salva animales

La vida de Federico Sordo estuvo ligada a los animales desde chico. Sus padres consentían las andanzas de su hijo adolescente cada vez que llegaba de la calle con un animal en sus brazos. ”¿Qué hay del otro lado de la puerta, Fede?”, le consultaban cuando tocaba el timbre de la casa en vez de abrir con sus llaves. Era su forma de avisar que llegaba con compañía.

Años después, al terminar el secundario, estudió veterinaria pero se dio cuenta de que no era su camino y cambió a publicidad. “Impulsado por la curiosidad y la necesidad de saber más sobre la realidad de los animales, empecé a escuchar a activistas como Gary Churovsky y a ver documentales de investigaciones producidos por organizaciones como PETA. Eso llevó a que un día me sentara en la mesa con mi familia y les dijera que no quería comer más carne”, recuerda Federico en diálogo con TN.

Fue una imagen de su mamá cocinando lo que a él le resultó “un pedazo de animal” lo que disparó la conciencia sobre su alimentación. Así, sin saberlo aún, comenzaba el camino de su activismo por los demás animales.

Un perro “macanudo”

En 2011, ya viviendo solo, llegó el día en que su vida empezaría a transformarse por completo: fue la noche en que un perro flaco y con sarna decidió buscar refugio en la entrada de su edificio. Fede lo vio y no dudó en entrarlo al monoambiente de 39 metros cuadrados que compartía con su gata. En ese momento llegó su primera lección: “Me le acerqué para agarrarlo y me gruñó. Ahí entendí que las ganas de ayudar nunca tienen que estar por encima de quien necesita la ayuda. Me quedé sentado al lado de él un rato hasta que le dije ‘mirá, tengo que entrar’ y lo arrastré con la alfombra sobre la que estaba acostado".

“Cuando cerré la puerta, se paró y me acompañó hasta el ascensor. Sentí que sabía muy bien lo que estaba haciendo”, agregó. Al recién rescatado lo bautizó Cascote (porque estaba todo cascoteado) y por él empezó “a hacer equipos”: la veterinaria que ofreció ayuda para atender al perro, la fotógrafa que le hizo imágenes para difundir su adopción y sus compañeros de la agencia de publicidad que colaboraron con los gastos. Para compartir las novedades diarias y arrancar con la búsqueda de un hogar armó la fanpage en Facebook Cascote, un perro macanudo.

“En publicidad estaba pensando ideas para venderle a la gente cosas que no necesitaba, entonces dije, en lugar de estar haciendo eso, puedo pensar ideas para ayudar a Cascote a encontrar una familia. Así diseñé su campaña de adopción, basada en cosas que hacía un perro macanudo y eran motivos de adopción. Uno que recuerdo con una sonrisa es el de ‘se come la fruta abrillantada que le sacás al pan dulce’, algo muy digno de un perro macanudo”. Gracias a esa campaña la comunidad empezó a expandirse hasta sumar miles de seguidores.

“Cuando Cascote fue adoptado, publiqué que me parecía bueno poner la página en función de otros animales que lo necesitaran. Quería saber si aparecía otro animal o si yo difundía otra cosa, iban a estar. Y la gente, sí, sí, claro. Unos divinos”, contó.

Rescates, santuarios y elefantes

La experiencia con Cascote siguió impactando en la vida de Fede: se hizo vegano, dejó su trabajo en la agencia de publicidad y se lanzó a cumplir el sueño de dedicar el cien por ciento de su tiempo a trabajar por los derechos de los animales: “No podía trabajar más en publicidad vendiendo productos de origen animal. Me empezó a hacer ruido todo y renuncié sin tener mucha idea de qué iba a hacer pero sí que sería algo relacionado con los perros”.

Ahí surgió La Pandilla de Cascote, paseos 100% macanudos, el servicio de paseo de perros del cual vivió durante varios años, compartiendo los paseos con Barón, su perro, compañero inseparable. “Fue hermosa la respuesta de la gente cuando hice el anuncio en la comunidad de Cascote. Me escribieron de todo el país diciendo que querían que pasee a su perro”, dijo. El eslabón siguiente en la cadena que fue entrelazando el destino de Fede fue cuando comenzó a participar de las primeras vigilias en las puertas de mataderos promovidas por la organización Animal Save.

Una noche de lluvia de 2018 cuando el grupo de activistas esperaba la llegada de los camiones con vacas se enteraron del nacimiento de una ternera dentro de uno de los transportes. Luego de negociaciones con el matadero lograron que se las entreguen y Fede fue nuevamente hogar de tránsito para un animal. La cuidó en el mismo monoambiente en donde había comenzado todo con Cascote, hasta que la cadena de solidaridad permitió que Save (como bautizaron a la ternera) fuera recibida por el Santuario de Animales Equidad, en la provincia de Córdoba. “Yo simplemente fui un ladrillo más del puente que construimos para cambiarle la vida a esa vaquita”, recuerda.

La llegada de Save al santuario produjo otro sismo en el rescatista de Cascote: pronto se sumaría al equipo de comunicación de la institución. Su directora, Alejandra García, lo conoció en ese intercambio que provocó el rescate de la ternera y le ofreció trabajo en Córdoba. “Yo no lo podía creer, era Disney para mí, estaba llegando a lo que quería, que era trabajar para un santuario, comunicando los derechos de los animales”. Para 2023 se incorporó al equipo de comunicación del Proyecto ELE (Estrategia para la Liberación de los Elefantes) la campaña de la fundación suiza Franz Weber que llevó adelante el traslado a santuarios de los elefantes en cautiverio en zoológicos.

Así conoció a Pelusa, fue testigo con su cámara del viaje de Mara desde el ex zoo de Palermo a Brasil; de Pocha y Guillermina desde Mendoza -“tuve el honor de contemplar y registrar todo su proceso de entrenamiento, de adaptación a las cajas para poder viajar”-, Tamy, Kuki y Pupy y finalmente Kenya, en 2025.

Todo lo que aprendí en cada traslado, en cada viaje, todo lo que aprendí incluso de Cascote hasta la fecha, lo puse al servicio del documental que estamos trabajando junto con Nicolás Pauls en este proyecto que se llama ELE, un vínculo de liberación, y que podrá verse a fin de año”, explica.

Hay equipo

“Es un honor poder estar detrás de la cámara contando esto, poder trabajar de esto y ponerme al servicio. Porque yo siento que lo que sucedió con Cascote me hace preguntarme: ¿puede un perro cambiarte la vida? Porque Cascote a mí me la transformó en absoluto. De hecho no me puedo imaginar mi vida si no fuese como es y esto me llena de agradecimiento y me hace sentir muy pleno, poner mi vida al servicio de los demás animales“, asegura Federico.

En ese camino de servicio Fede se cruzó con el de muchas personas en la misma frecuencia que él, por eso piensa que “no existe el rol del salvador, uno nunca ayuda a los animales solo, siempre hay un equipo por más chiquito que sea. El primer equipo ya es con ese animal no humano que estás ayudando y después los humanos que empiezan a aparecer colaborando con dinero, con difusión, siendo hogar de tránsito, adoptando”

Para finalizar, deja un mensaje para quien quiera oírlo: “Es importante remarcar que hay un montón de gente ayudando que por ahí está completamente invisibilizada y desbordada también, porque siempre son las mismas personas las que se involucran. Entonces, para el que quiere hacer algo pero no sabe cómo o qué, le digo que no hay que hacer grandes cosas sino que simplemente hay que ver si estamos siendo coherentes entre lo que decimos, hacemos y pensamos, porque ahí es donde empieza a cambiar todo”.

Fuente: TN

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De una idea en un cajón a un vivero modelo: las once mujeres que transformaron el barrio Rodrigo Bueno

Por las calles del barrio Rodrigo Bueno, donde el cemento alguna vez intentó tapar todo, hoy se respira albahaca, kale y esperanza. Detrás de ese aire distinto hay once mujeres que decidieron hacer crecer algo más que plantas: una forma de vida.

Lo que comenzó como una iniciativa vecinal hoy es La Vivera Orgánica, un emprendimiento social consolidado, que creció en organización, impacto y reconocimiento.

En sus inicios no contaban con servicios, y hoy ofrecen siete propuestas distintas, desde talleres y venta de plantines hasta asesorías en huertas urbanas y provisión de productos al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

El origen: un cajón, una idea y mucha tierra por delante

Todo empezó en 2017, cuando el Instituto de Vivienda de la Ciudad (IVC) llegó al barrio con talleres para acompañar el proceso de urbanización. Entre las capacitaciones había una de jardinería.

Elizabeth Cuenca, vecina de nacionalidad peruana que hoy oficia como directora del emprendimiento, recordó que fue ahí donde “la preocupación por la salud y la alimentación” empezó a brotar entre mujeres desconocidas que compartían un mismo deseo: volver a tener la tierra cerca.

“En ese momento no pensábamos en un negocio, solo en sentir el sabor real de las frutas y verduras”, explicó Elizabeth en diálogo con TN.

De a poco, comenzaron a reciclar cajones de verdulería y a armar pequeños germinadores. Cuando estos ya no entraban en sus viviendas, trasladaron todo al balcón de la casa comunal del barrio. Sin saberlo, estaban sembrando la semilla de lo que más tarde sería la Vivera Orgánica Rodrigo Bueno.

El salto: del balcón al vivero

En 2019, tras insistir en reuniones con el IVC y el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat, consiguieron un espacio propio. “Nos preguntaron si éramos conscientes de lo que implica tener y manejar un proyecto autosustentable. Les dije que sí, aunque sabíamos que iba a ser complejo”, expresó.

Ese año, el 5 de diciembre, se formalizó el inicio del proyecto. El gobierno aportó la infraestructura; las mujeres, tal como sostuvo Elizabeth, “todo lo demás”. Con el acompañamiento de la ONG Un Árbol para mi Vereda, se capacitaron durante tres años en producción, comercialización y administración.

Resiliencia

Ya para enero de 2020 cosecharon sus primeras hortalizas (lechuga, acelga, kale, mostaza), pero apenas dos meses después llegó la pandemia, que puso en evidencia las desigualdades estructurales: muchas familias no accedían a cuatro comidas diarias.

El encierro por el COVID-19 frenó al mundo, pero no a ellas. Elizabeth fue la primera en volver al vivero: “Nos quedamos sin trabajo, sin ingresos y con miedo. Yo empecé sola, cuidando la producción. Luego, las compañeras se fueron sumando. Fue lo que nos salvó emocional y económicamente”, reflexionó.

Fue por ello que, con los permisos correspondientes, el grupo realizó un censo barrial y entregó, cada dos semanas, 25 bolsas de verduras a 25 familias con necesidades extremas.

La flor de los servicios

En mayo de ese mismo año lanzaron su primer producto online: un kit de huerta para armar en casa. Planeaban vender 15, pero terminaron vendieron 60. “Ahí dijimos: este es el camino”, recordó Elizabeth

Tras el éxito de las primeras ventas y la buena recepción por parte de sus clientes, decidieron llevar adelante distintas propuestas de servicios.

Entre esos se encuentran el armado de huertas y jardines de mariposas o colibríes, mantenimiento de espacios verdes, producción de biobosques urbanos, venta de kits y plantines nativos y aromáticos, voluntariado corporativo ambiental.

“Gracias a Dios fuimos las encargada de armar las huertas tanto de distintas familias en el conurbano como de una famosísima parrilla en Palermo. Sin darnos cuenta habíamos generado una clientela muy fiel”, afirmó.

Del conocimiento a la educación

Otro de los mayores y recientes logros de la Vivera Orgánica es la creación de su espacio educativo. Allí, con sus talleres reciben escuelas, jardines y universidades, que se acercan para conocer el trabajo que realizan.

“Este tipo de espacios y actividades comenzaron principalmente porque nosotras sentíamos una necesidad de retribuir todo el conocimiento adquirido en la comunidad”, sostuvo Elizabeth.

Además, participan del programa ACAP del Ministerio de Educación, que permite a estudiantes secundarios realizar prácticas vinculadas a la sustentabilidad, la jardinería y la economía circular.

Este espacio se convirtió en un punto de encuentro entre generaciones y saberes, donde se enseñan prácticas agroecológicas, se comparten experiencias de cultivo y se fomenta una mirada consciente sobre el entorno urbano.

Inculcar la conciencia

El próximo 8 de noviembre, La Vivera Orgánica abrirá sus puertas a una nueva experiencia: una exposición artística que mostrará trabajos realizados con materiales reciclados, que permanecerá durante quince días.

“La propuesta busca tender puentes entre el arte y la sustentabilidad, mostrando cómo los residuos pueden transformarse en piezas con sentido y belleza”, manifestó la directora.

La muestra, pensada como un paseo sensorial, invitará a reflexionar sobre los ciclos de la materia y la posibilidad de crear a partir de lo descartado. En ese diálogo entre naturaleza y arte, La Vivera refuerza su identidad como espacio cultural y educativo, donde el reciclaje se convierte en lenguaje y la tierra en escenario.

Fuente: TN

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