Salud
Las 6 maneras en que la soledad y el aislamiento perjudican directamente nuestra salud

En plena era de la comunicación y de la interacción de las relaciones personales y hasta virtuales, la soledad puede significar un gran dolor en una persona, afectando tanto la salud como su calidad de vida.
Así lo destaca, por ejemplo, un reciente informe del cirujano general de EEUU, Vivek H. Murthy, que afirmó que la “epidemia de soledad y aislamiento en su país ha sido una crisis de salud pública poco reconocida en los últimos años”. Según el experto, la desconexión social acorta la vida casi tanto como fumar 15 cigarrillos al día.
En esa línea, la Organización Mundial de la Salud (OMS) plantea que la soledad y el aislamiento social “que aquejan a cerca de una cuarta parte de las personas mayores, son factores de riesgo clave para padecer afecciones de salud mental en etapas posteriores de la vida”. Con respecto al impacto de la soledad en la salud mental, cabe hacer, en primer lugar, una diferenciación entre dos conceptos: soledad y aislamiento social.
Y es que la soledad y el aislamiento afectan en distintas variables al cuerpo humano, desde los niveles de inflamación en nuestro cuerpo hasta las probabilidades de que hagamos ejercicio, comamos bien o acudamos al hospital rápidamente en una crisis.
El trabajo presentado por el doctor Murthy indica seis riesgos para la salud que enfrentan las personas que se sienten solas o aisladas de manera crónica.
- 1. Muerte prematura
Distintos estudios comprueban que las personas con lazos sociales fuertes viven más tiempo y tienen menos probabilidades de morir por cualquier causa. “El aislamiento social aumenta significativamente el riesgo de una persona de morir prematuramente por todas las causas, un riesgo que podría rivalizar con el del tabaquismo, la obesidad y la inactividad física”, dicen los CDC de Estados Unidos
- 2. Enfermedades cardíacas y derrames cerebrales
La soledad y la desconexión social está vinculada a la mala salud cardiovascular. Según una investigación publicada en la revista eClinicalMedicine, los participantes de 50 años o más que tuvieron sentimientos de soledad al comienzo del estudio marcaban un riesgo 25% mayor de sufrir un accidente cerebrovascular que aquellos que no se sentían solos al inicio del estudio.
En tanto, los participantes que se sintieron muy solos en dos momentos diferentes del estudio de cuatro años de duración tuvieron un riesgo 56% mayor de sufrir un accidente cerebrovascular que aquellos que informaron niveles bajos de soledad.
“Especialmente cuando se experimenta de forma crónica, nuestro estudio sugiere que la soledad puede desempeñar un papel importante en la incidencia de accidentes cerebrovasculares, que ya es una de las principales causas de discapacidad y mortalidad a largo plazo en todo el mundo”, precisó la autora principal del estudio, Yenee Soh, que fue dirigido por investigadores de Harvard T.H. Escuela Chan de Salud Pública.
- 3. Diabetes
Según estos estudios, las personas que padecen soledad, tienen más probabilidades de padecer diabetes y son menos capaces de llevar un buen control de la enfermedad que aquellas que viven acompañadas. William A. Haseltine, presidente y director del grupo de expertos en salud mundial ACCESS Health International, afirmó en un artículo en Psychology Today que las personas solitarias, incluso, “corren un mayor riesgo de problemas de salud como diabetes”.
En tanto, en 2022, un estudio publicado en Diabetología, la revista de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD) reveló que los sentimientos de soledad están relacionados con un riesgo significativamente mayor de desarrollar diabetes tipo 2.
- 4. Infecciones
Un estudio sobre la vacuna contra la COVID-19 mostró que las personas que se sentían desconectadas de sus vecinos tenían respuestas inmunitarias más débiles. La soledad incluso se asocia con morir antes. Según una publicación del doctor Michelle Quirk los adolescentes y adultos jóvenes, la soledad aumenta la probabilidad de sufrir dolores de cabeza, dolores de estómago, alteraciones del sueño y uso compulsivo de Internet.
Los neurocientíficos han descubierto que sentirse solo cambia la estructura y función de nuestro cerebro en áreas asociadas con la cognición, la respuesta al estrés y las emociones. Los estudios de imágenes cerebrales también han encontrado que la soledad está relacionada con los marcadores biológicos de la enfermedad de Alzheimer.
- 5. Deterioro cognitivo y demencia
Un reciente estudio donde participaron adultos de mediana edad determinó que quienes se sentían solos tenían más probabilidades de padecer en un futuro la enfermedad de Alzheimer, el tipo más común de demencia. Además, investigaciones adicionales han determinado que las personas mayores de 65 años que reportan sentirse solas sufren un deterioro cognitivo más rápido.
La soledad y el aislamiento social en los adultos mayores son un riesgo grave de salud pública que afecta una cantidad significativa de personas en los EE. UU., y las pone en riesgo de presentar demencia y otras afecciones graves.
Un nuevo informe de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina (NASEM) indica que más de una tercera parte de los adultos de 45 años o más se sienten solos, y se considera que casi una cuarta parte de los adultos de 65 años o más están socialmente aislados.
Los adultos mayores están en mayor riesgo de soledad y aislamiento social porque es más probable que enfrenten factores como vivir solos, perder familiares o amigos, tener enfermedades crónicas y pérdida auditiva.
- 6. Depresión y ansiedad
La depresión y la ansiedad también pueden provocar que las personas se aíslen y se sientan más solas. Pero la conexión social también puede reducir el riesgo de suicidio, especialmente para los hombres.
“La soledad y el aislamiento social son diferentes, pero están relacionados. La soledad es el sentimiento desalentador de estar a solas o separado. El aislamiento social es la falta de contactos sociales y el tener pocas personas con las que se puede interactuar con regularidad”, dicen desde los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés).
“El aislamiento social tiene un grave efecto en la salud física y mental: diversos estudios muestran su relación con la ansiedad y la depresión”, indican desde la OMS. Al tiempo que remarcan que, especialmente para los adultos mayores, “la conexión social es particularmente importante para atenuar los factores de riesgo como el aislamiento social y la soledad”.
Asimismo, en MedlinePlus, el servicio de información en línea de la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, señalan que la soledad “se ha relacionado con índices más altos de depresión, ansiedad y suicidio. También puede debilitar el sistema inmunitario, que nos protege de las enfermedades”.
Por último, para remarcar el daño a la salud que ejerce la soledad, un reciente estudio de la Universidad de Glasgow, publicado en la revista BMC Medicine, reveló que las personas que no reciben la visita de amigos o familiares al menos una vez al mes tienen 39% más riesgo de muerte prematura.
La investigación analizó datos de casi 460.000 personas de entre 40 y 70 años registradas en el Biobanco del Reino Unido a lo largo de un período de seguimiento de 12,6 años.
Fuente: Infobae

Salud
La fruta ideal para el verano: hidrata, relaja y mejora el descanso

El melón es una de las frutas más populares en los meses de verano, pero su consumo no debería limitarse a esa temporada.
Gracias a sus múltiples propiedades, esta fruta es una opción ideal para incluir en la dieta durante todo el año. Su bajo aporte calórico, su capacidad para hidratar y su riqueza en vitaminas lo convierten en un aliado indispensable para la salud.
Un perfil nutricional que destaca
El melón es mayoritariamente agua, ya que está compuesto en un 90% por este líquido esencial. Además, contiene solo un 6% de azúcares, lo que lo hace una opción perfecta para personas que buscan controlar su peso o que necesitan cuidar su nivel de glucosa en sangre.
Según la Fundación Española del Corazón, “su consumo está recomendado en dietas de control de peso por su escaso valor calórico y su importante aporte de fibra necesaria para regular la función intestinal”.
Entre sus beneficios más notables está su contenido en vitamina C, que alcanza el 50% de la cantidad diaria recomendada en solo 100 gramos de pulpa. Esta vitamina no solo ayuda a prevenir infecciones, sino que también es esencial para la cicatrización de heridas.
También contiene vitamina A, que desempeña un papel esencial en la preservación de la visión, la salud de la piel y el cabello, además de ser clave para el correcto funcionamiento del sistema inmunológico, según la Fundación Española del Corazón.
Además, según la misma entidad española, la pulpa de melón también puede utilizarse como tratamiento facial para calmar y tonificar la piel, ya que elimina impurezas y combate manchas y acné.
Un aliado para el corazón y el sistema nervioso
El melón es mucho más que una fruta dulce y refrescante. Su contenido de adenosina, una sustancia con efecto anticoagulante, puede ayudar a prevenir problemas cardiovasculares como trombosis, angina de pecho o infartos cerebrales.
Por otro lado, sus vitaminas del grupo B tienen un efecto relajante sobre el sistema nervioso, por lo que ayuda a calmar la mente y mejora el sueño, según la Fundación Española del Corazón. Esto convierte al melón en un alimento ideal para quienes buscan combatir el insomnio o reducir el estrés.
Propiedades diuréticas y rehidratantes
Una de las características más apreciadas del melón es su capacidad diurética. Su alto contenido de agua, sumado a la presencia de potasio, lo convierte en un diurético natural que favorece la eliminación de líquidos y toxinas del organismo.
Esto resulta especialmente útil para quienes padecen problemas de retención de líquidos o hipertensión. Además, esta fruta es una excelente opción para rehidratar el cuerpo en situaciones de pérdida de líquidos, como el exceso de sudoración, estados febriles o diarreas estivales.
Al consumir melón, también se obtienen minerales esenciales como calcio, magnesio, fósforo y hierro, que ayudan a mantener un equilibrio saludable en el organismo.
Cómo elegir y conservar el melón
Para disfrutar de todo el sabor y los beneficios del melón, es importante saber elegirlo bien. Según los expertos, un buen melón debe ser pesado, tener una piel dura sin marcas ni magulladuras y desprender un aroma dulce.
Una vez abierto, el melón debe conservarse en la heladera y envuelto en film o dentro de un recipiente hermético, ya que tiene la capacidad de absorber olores de otros alimentos.
Usos versátiles en la cocina
El melón es increíblemente versátil en la cocina. Puede utilizarse en platos dulces como macedonias, mermeladas y sorbetes, o incluso en recetas saladas, combinándose con jamón o queso para crear entradas refrescantes y originales.
Ensalada fresca de melón con jamón crudo y rúcula
Cortar el melón en cubos y combinarlo con trozos de jamón crudo, rúcula fresca y un toque de queso parmesano rallado. Se puede condimentar con aceite de oliva, vinagre balsámico y una pizca de pimienta negra. Este plato es perfecto como entrada ligera y sofisticada.
Brochetas de melón con mozzarella y albahaca
Armar brochetas alternando trozos de melón, otros de mozzarella fresca y hojas de albahaca. Rociar con aceite de oliva y sal marina. Estas brochetas son ideales como aperitivo para reuniones o como snack saludable.
Licuado o batido de melón y jengibre
Mezclar trozos de melón maduro con un poco de jengibre fresco rallado, jugo de limón y yogur natural. Endulzar al gusto con miel (puede ser estevia o azúcar) y añadir unos cubos de hielo para lograr una bebida fresca y cremosa. Es perfecto como desayuno o merienda saludable y revitalizante.
Fuente: Infobae
Salud
Un tipo de demencia poco conocido podría estar siendo confundido con el Alzheimer, advierten expertos

Un reciente informe publicado en Alzheimer’s & Dementia: The Journal of the Alzheimer’s Association ha revelado que un trastorno cognitivo, común en personas mayores, sigue siendo desconocido para muchos médicos y pacientes. Se trata de la encefalopatía TDP-43 relacionada con la edad y predominante en el sistema límbico, conocida por sus siglas en inglés como LATE. Esta enfermedad comparte síntomas con el Alzheimer, como la pérdida de memoria y el deterioro cognitivo, lo que ha provocado que sea mal diagnosticada con frecuencia. Sin embargo, los especialistas enfatizan que se trata de una condición distinta, con características y pronósticos diferentes.
De acuerdo con el medio Fox News, investigadores han desarrollado nuevos criterios para diagnosticar y clasificar esta enfermedad con el objetivo de mejorar la precisión de los diagnósticos y, en consecuencia, los tratamientos. Este avance representa un paso importante en la comprensión de las múltiples formas de demencia que afectan a millones de personas en todo el mundo.
Un diagnóstico preciso es fundamental para garantizar que los pacientes reciban el tratamiento y el apoyo adecuados. Al confundirse con el Alzheimer, LATE puede llevar a estrategias terapéuticas inapropiadas que no abordan sus mecanismos subyacentes. Los especialistas enfatizan la necesidad de diferenciar ambas enfermedades para desarrollar enfoques más efectivos que se ajusten a las particularidades de cada caso.
¿Qué diferencia a LATE del Alzheimer?
Según Rebecca M. Edelmayer, doctora y vicepresidenta de compromiso científico de la Asociación de Alzheimer en Chicago, LATE se distingue por alteraciones en la proteína TDP-43 en el tejido cerebral. Estas alteraciones suelen coexistir con los cambios típicos del Alzheimer, como la acumulación de placas de beta amiloide y los ovillos de tau. No obstante, LATE presenta un ritmo de deterioro más lento en comparación con el Alzheimer, lo que influye en el pronóstico y en el enfoque del tratamiento.
El doctor David Wolk, profesor de neurología en la Universidad de Pensilvania y autor principal del informe, señaló que esta condición afecta a más del 25% de las personas mayores de 80 años. Además, estimó que LATE se presenta junto con el Alzheimer en aproximadamente un tercio de los pacientes, lo que puede acelerar el curso de la enfermedad. A pesar de su prevalencia, Wolk subrayó que “la mayoría de los médicos y pacientes nunca han oído hablar de LATE y no lo consideran cuando se presentan síntomas de pérdida de memoria”.
Un diagnóstico que antes solo era posible tras la muerte
Antes de la publicación de estos nuevos criterios, el diagnóstico de LATE solo podía confirmarse mediante una autopsia después del fallecimiento del paciente. Según explicó Wolk a Fox News, los nuevos lineamientos proporcionan a los médicos herramientas para identificar la enfermedad en vida, lo que representa un avance significativo en la práctica clínica y en la investigación de demencias. Sin embargo, advirtió que estos criterios aún no son definitivos y requieren validación en la práctica médica.
A diferencia del Alzheimer, para el cual ya existe una prueba diagnóstica específica, no se dispone de un test que permita identificar LATE de manera concluyente. En su lugar, los nuevos criterios establecen niveles de probabilidad diagnóstica, lo que podría facilitar un enfoque más preciso y personalizado en el tratamiento y cuidado de los pacientes.
Hacia un futuro con diagnósticos más precisos
La doctora Edelmayer manifestó su optimismo respecto al desarrollo de biomarcadores biológicos, que en el futuro permitirán a los médicos diferenciar con mayor precisión entre los distintos tipos de demencia. Mientras tanto, los criterios clínicos recientemente publicados proporcionan una base para mejorar la atención médica y fomentar la participación en estudios clínicos sobre enfermedades neurodegenerativas.
Edelmayer también destacó que estas nuevas recomendaciones no solo buscan mejorar los diagnósticos, sino que además señalan áreas de investigación que requieren mayor atención. “Estas nuevas recomendaciones crean una hoja de ruta que identifica oportunidades para futuras investigaciones y los desafíos que aún persisten para diagnosticar con precisión a las personas con LATE”, afirmó.
En este contexto, los especialistas recalcan la importancia de seguir avanzando en la comprensión de los factores biológicos subyacentes a LATE y su impacto en el sistema nervioso. La identificación de biomarcadores específicos podría permitir la creación de tratamientos dirigidos y estrategias de prevención, lo que representaría un avance fundamental en la lucha contra las demencias.
Un llamado a la concienciación sobre LATE
El informe enfatiza la necesidad de aumentar la concienciación sobre LATE entre los profesionales de la salud y el público en general. Según Fox News, la falta de conocimiento sobre esta enfermedad ha llevado a que muchos pacientes reciban diagnósticos incorrectos, lo que afecta tanto el tratamiento como la calidad de vida de quienes la padecen.
Actualmente, más de 6,7 millones de estadounidenses viven con Alzheimer, lo que ha llevado a que los síntomas de pérdida de memoria se asocien casi automáticamente con esta enfermedad. Sin embargo, los expertos insisten en la importancia de considerar otras posibles causas, como LATE, para garantizar un diagnóstico más preciso y un manejo adecuado de la condición.
En un contexto donde las enfermedades neurodegenerativas representan un desafío creciente para los sistemas de salud, los avances en la comprensión y diagnóstico de LATE podrían marcar una diferencia significativa en la vida de millones de personas. La correcta identificación de esta enfermedad no solo permitiría una mejor gestión clínica, sino que también abriría la puerta al desarrollo de nuevas terapias dirigidas a frenar su progresión.
Fuente: Infobae
Salud
Consejos de expertos para mantenerse fresco en días calurosos

El calor extremo, característico de los días más abrasadores del verano, plantea desafíos significativos para la comodidad y la salud de las personas. Enfrentarse a temperaturas elevadas implica malestar físico con riesgos potenciales como deshidratación y golpes de calor. Aunque el cuerpo humano posee un sistema natural para regular su temperatura a través de la sudoración, muchas veces este mecanismo no es suficiente para contrarrestar los efectos del entorno. National Geographic, publicó un artículo ante la necesidad de adoptar estrategias prácticas que ayuden a mantenerse fresco y seguro al salir al exterior en periodos intensos.
Los días calurosos suelen describirse como sofocantes o asfixiantes, términos que reflejan una experiencia compartida por muchas personas durante el verano. Sin embargo, más allá del lenguaje descriptivo, el calor extremo tiene consecuencias tangibles en el bienestar físico y emocional.
Entre los riesgos más comunes, se encuentran la deshidratación y el agotamiento por calor, afecciones que pueden agravarse si no se toman las medidas preventivas adecuadas. El calor también puede intensificar el malestar psicológico, especialmente en climas húmedos, donde la evaporación del sudor es menos eficiente. Debido a esto, Sundaresan Jayaraman, profesor de la Escuela de Ciencia de los Materiales e Ingeniería del Instituto Tecnológico de Georgia, afirmó: “El sudor pone en marcha el sistema natural de aire acondicionado del cuerpo”. Aunque este proceso requiere un adecuado equilibrio de hidratación para funcionar eficazmente.
Además, las altas temperaturas afectan a las personas directamente y también al entorno que las rodea. Superficies como el asfalto o los edificios urbanos actúan como acumuladores de calor, irradiando aún más calor hacia el cuerpo y exacerbando las sensaciones de sofoco. Estudios como el realizado por la Universidad Estatal de Arizona, destacan que permanecer a la sombra puede disminuir la carga térmica sobre el cuerpo en hasta 30°C en comparación con la exposición directa al sol.
La ropa como herramienta para combatir el calor
La elección adecuada de la ropa puede ser una de las estrategias más efectivas para contarrestar los efectos del calor extremo. Sundaresan Jayaraman explicó que optar por prendas ligeras y transpirables permite aprovechar mejor el mecanismo natural de enfriamiento del cuerpo con la sudoración y evaporación.
El lino se destaca como uno de los tejidos ideales para climas calurosos debido a su alta capacidad para absorber la humedad y permitir que el aire circule. De acuerdo con Jayaraman, este material no solo transporta la humedad lejos de la piel, sino que también evita la sensación de humedad en el cuerpo. Otra ventaja del lino es su rigidez, lo que impide que la tela se adhiera a la piel, aunque esto conlleva un inconveniente; la tendencia a arrugarse fácilmente.
Por su parte, el algodón ligero también es una opción popular ya que es transpirable y absorbe el sudor. Pero en climas húmedos, puede volverse incómodo al retener la humedad, generando una sensación pegajosa. Mientras que el poliéster tradicional, conocido por ser menos eficiente en la absorción de sudor, evolucionó gracias a los avances en la ciencia textil. Las fibras ultrafinas de poliéster microdenier ahora permiten una mejor evacuación de la humedad y las hace útiles para ropa deportiva.
Importancia del diseño y color las prendas
El ajuste de la ropa también influye en la regulación térmica. Las prendas holgadas son preferibles porque facilitan la circulación del aire alrededor del cuerpo, ayudando a disipar el calor. Esto es especialmente importante en días soleados, cuando la exposición directa a los rayos solares puede ser incómoda y peligrosa.
La elección del color es otro factor relevante, aunque más complejo de lo que suele pensarse. Más allá de las prendas con colores claros como el blanco, reflejan los rayos del sol, también pueden devolver parte del calor corporal hacia la piel. En cambio, los colores oscuros absorben tanto el calor ambiental como el irradiado por el cuerpo, lo que puede ser beneficioso en ciertas condiciones si se utilizan tejidos adecuados.
Esta paradoja fue analizada en una investigación sobre las túnicas de los beduinos, que demostró que el material y el diseño de las prendas tienen un impacto mayor que el color en la percepción del calor. “Si tu ropa puede hacerte sentir que no llevas nada encima, pero sigue protegiéndote, ¡es la mejor prenda!”, resumió el especialista Jayaraman.
Creación de sombra personal
Buscar y crear sombra es una estrategia fundamental para protegerse del calor extremo. Según Ariane Middel, investigadora del clima y los paisajes urbanos en la Universidad Estatal de Arizona, permanecer bajo sombra puede reducir la carga térmica sobre el cuerpo en hasta 30°C en comparación con la exposición directa al sol.
La sombra actúa como barrera frente a dos tipos de radiación: la de onda corta, proveniente directamente de los rayos solares, y la de onda larga generada por superficies como el pavimento que irradian calor acumulado. Buscar refugio en áreas sombreadas, ya sea bajo árboles, junto a edificios o caminando por el lado protegido de la calle, puede marcar una diferencia importante.
Fuente: Infobae