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La Argentina llega a los 20 mil casos de coronavirus con 600 muertes y una buena noticia

La marca que se cumplirá este jueves habrá duplicado la cantidad de contagios en apenas 13 días, cinco días menos de lo que llevó pasar de 5.000 a 10.000 casos. Sin embargo, el número diario de muertes se mantiene relativamente estable y la proporción de fallecimientos con respecto al universo de Covid positivos tuvo un marcado descenso.

Cuando este jueves a la noche se conozca el parte de nuevos infectados de coronavirus, la Argentina pasará a tener, poco más o menos, 20 mil casos positivos. Con el parte del miércoles se llegó a los 19.268 y según el promedio actual de nuevos contagiados por día (ayer la marca superó por segunda vez consecutiva los 900 casos) no es difícil prever que esa nueva línea se traspasará en esta jornada.

Las pistas de running en Palermo en el atardecer del miércoles, a la espera de los corredores nocturnos que quedarían habilitados con las nuevas flexibilizaciones de la cuarentena. Foto: Juan Tesone

Las pistas de running en Palermo en el atardecer del miércoles, a la espera de los corredores nocturnos que quedarían habilitados con las nuevas flexibilizaciones de la cuarentena. Foto: Juan Tesone

La velocidad con que los casos crecen en el país tiene que ver por sobre todo con los el motor metropolitano, el escenario acotado del extenso territorio argentino en el que a partir de la segunda quincena de mayo se concentraron los contagios.

El dato llamativo es que para que los casos se volvieran a duplicar en la Argentina, se necesitaron apenas 13 días: el 23 de mayo se superaron los 10 mil casos y este jueves 4 de junio se arribará a la nueva marca de los 20 mil.

¿Cuántos días se habían necesitado para duplicar la cantidad de contagios cuando se arribó a los 10 mil? Cinco días más, es decir, 18 días. Con la diferencia de que entonces la cantidad de nuevos contagios a sumar era de 5.000. Eso ocurrió a partir del 5 de mayo.

Con esto, el promedio de casos por día durante ese período (5 al 23 de mayo) fue de 277. En cambio, durante los 13 días siguientes (a partir del 23 de mayo y hasta el 4 de junio) el promedio fue de 769. Es decir que la media cotidiana pasó a ser 180 por ciento mayor. Eso explica la aceleración de la curva.

Ahora analicemos qué pasó con los muertos por coronavirus en esos mismos períodos: el 5 de mayo (5.000 contagiados) había en el país 264 muertos por coronavirus; el 23 de mayo (10.000 contagiados) había 433 muertos; y el 4 de junio (20.000 contagiados) es de esperar que los muertos superen se ubiquen entre los 590 y los 600 (este jueves había 583).

La buena noticia es que mientras entre los 18 días que pasaron entre el 5 y el 23 de mayo hubo 169 muertos más, entre el 23 de mayo y el 4 de junio esa cantidad será según este cálculo de unos 167, es decir, apenas menor al período anterior en cinco días menos, Esto significa que el promedio de fallecidos diarios en el primer periodo fue de 9 y en el segundo, de 12. Es decir que la media cotidiana pasó a ser 33 por ciento mayor.

Hay que recordar que en el caso de los contagios, el crecimiento de la media entre ambos períodos había sido 180 por ciento. De esto se desprende que la cantidad de casos positivos de coronavirus creció 6 veces lo que aumentó la cantidad de muertes.

Este es el balance es la conclusión de lo que en lo cotidiano dejan ver los partes oficiales del Ministerio de Salud, en los que cada día se viene batiendo un nuevo récord de contagios en el país, aunque la cantidad de muertos se mantiene relativamente estable.

Esto hace que la relación entre fallecidos y contagiados haya tenido en el último mes una variación notable. Hoy en la Argentina, los muertos representan el 2,95 por ciento del total de casos; el 23 de mayo representaban el 4,33 por ciento y el 5 de mayo, el 5,28 por ciento.

Es decir, la cantidad de testeos crece cada día y por lo tanto es lógico que haya cada vez más confirmaciones diarias de Covid positivos. La cantidad de PCR realizados se duplicó desde el 14 de mayo y al día de hoy se llegó, en promedio, a un testeo cada 262 habitantes.

Esto, al mismo tiempo, hizo bajar con fuerza la proporción de fallecidos. En ese universo cada vez más grande de gente con coronavirus los casos graves pasan a ser relativamente menos. Por eso, a pesar de que cada día las estadísticas indiquen que se sobrepasa una nueva marca de contagiados, la matemática parece ser aliada de una mirada más bien optimista.

Fuente: Clarín.com

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Cambios en los hábitos de consumo de los argentinos: ¿ahorrar, comprar objetos de valor o vivir experiencias?

¿Existe un revival de hedonismo? Como respuesta a la búsqueda de la inmediatez que reinaba tiempo atrás, hoy las personas buscan un consumo que perdure en el tiempo, pero no en cualquier tiempo, en el propio, que les deje una experiencia enriquecedora.

Hoy los consumidores prefieren invertir su tiempo y dinero en productos o experiencias únicos, de esos que crean recuerdos únicos y que, además, permiten contar en las redes sociales que uno la está pasando bien.

Tanto es así que el informe Foresight Report 2025, de Diageo, revela que las conversaciones sobre cómo sacar el máximo partido a productos y eventos únicos han aumentado un 83% interanual (5,6 millones de conversaciones), junto con un incremento del 42% de los consumidores que hablan de espacios sociales alternativos, como salas de juego de realidad virtual, locales híbridos físico-digitales o bares pop-up, que ofrecen nuevas formas de conectar y socializar.

Cambio de paradigma

“Tras la pandemia, el reencuentro con amigos, la vuelta a los bares y la reapertura de espacios públicos se convirtieron en experiencias clave de disfrute. También lo vemos en la creciente demanda por eventos en vivo, como recitales y festivales, donde las entradas se agotan en minutos a pesar de los precios elevados”, describe Sol Martín, Consumer Planning Manager de Diageo.

Y completa: “Esto demuestra que las personas están dispuestas a invertir en vivencias que aporten valor emocional y conexión social, privilegiando la experiencia por sobre lo material”.

“Existe un consumidor aburrido por la extrema conectividad a la que estamos sometidos y busca exposiciones, paseos, experiencias gastronómicas”, define Mara Amar, directora de la Carrera de Comunicación Publicitaria e Institucional de la Universidad Católica Argentina (UCA).

A su vez, agrega esta especialista, “hay necesidades de distintos tipos y el consumo viene a cubrir de manera rápida ese monto de dopamina buscado, como un placebo que se activa con la compra de un producto y al recibir el objeto deseado, que también tiene la exigencia apresurada”.

De acuerdo con el informe La Verdad sobre el Escapismo, de McCann Worldgroup, el 91% de las personas a nivel global siente la necesidad de escapar ocasionalmente, mientras que el 84% considera que las distracciones son una forma saludable de manejar el estrés.

“Este deseo de desconexión se traduce en una demanda creciente de experiencias que van desde rituales cotidianos, como disfrutar de un café especial por la mañana o escuchar música camino al trabajo, hasta escapes más estructurados, como un viaje de fin de semana o una cena con amigos”, analiza Dardo Mamberti, director de Estrategia en la consultora.

Experiencias físicas, investigaciones online

Según TikTok Insights, el 52% de los usuarios en Argentina recurre a la plataforma de videos para buscar sobre temas de entretenimiento e información, mientras que 3 de cada 5 lo utiliza como fuente de inspiración y nuevas ideas. Incluso, el 94% de los usuarios está dispuestos a probar o comprar un producto o servicio recomendado por un creador de contenido.

“La aparición de una crisis tiene efecto inmediato en el comportamiento de las personas. Cambia la dinámica social, por ende la manera de consumir. En ese sentido, la tecnología es un gran facilitador y habilitador de experiencias relativamente accesibles, y un oasis, de cierta manera, ante las restricciones lógicas que trae una situación económica adversa. Poder conectar a través de las redes sociales, consumir de manera accesible y acceder a buen entretenimiento a costos lógicos es una vía de escape de gran valor”, explica Ezequiel Arslanian, Managing Director Accenture Song Hispanoamérica.

La digitalización no deja de lado las emociones. Según un estudio realizado por Globant, el 73% de los clientes exige una mayor personalización a medida que avanza la tecnología, y el 77% de ellos solo interactúa con marcas que personalizan sus experiencias.

Como ejemplo de esto, en América latina, el 70% de los consumidores prefiere ir a los locales al momento de comprar ropa, porque priorizan no solo el contacto con la prenda, sino también la experiencia de ser atendidos, revela un estudio de Boston Consulting Group (BCG).

Por otro lado, existe una gran demanda de sentir una conexión emocional con el producto y su marca. Los consumidores valoran las marcas que logran establecer un sentido de pertenencia y que logren comunicarse de manera auténtica. El 70% de las decisiones de compra, incluida la preferencia de marca, están basadas en factores emocionales.

“El uso de la tecnología permite el acceso a los contenidos en diferentes momentos y lugares, brindando la libertad de elegir cuándo y dónde consumirlos. La implementación de la nueva solución de medición multiplataforma nos da la posibilidad de brindar una visión completa y precisa”, explica Ariel Hajmi, CEO Kantar IBOPE Media Argentina, Chile & Uruguay.

Una experiencia para vivir y contar

Para muchos consumidores, “especialmente los más jóvenes, compartir una experiencia en redes sociales es casi tan importante como disfrutarla. Esto se debe a que las redes sociales se han convertido en una plataforma para construir y mostrar la identidad personal”, dice Valeria de Urraza, Business Development de KANTAR división Insights.

Lo que sucede es que “compartir experiencias permite a las personas conectar con otros, recibir validación social y construir una imagen deseada. Además, las marcas han identificado un tercer espacio de consumo, que no es ni off trade ni on trade, sino de consumo in itinere, en plazas, recitales y playas, donde las experiencias se comparten ampliamente en redes sociales”, añade De Urraza.

“Las personas se vuelven más selectivas con su consumo, pero eso no significa que dejen de buscar experiencias memorables. También hay un fenómeno interesante: cuando el presupuesto es ajustado, se buscan experiencias más accesibles, pero igualmente impactantes. De ahí el crecimiento de alternativas como los bares temáticos, las salas de juego inmersivas y los eventos fugaces que generan la sensación de ‘estar en donde hay que estar’”, aclara Javier Quintero, Chief Strategy Officer GUT Buenos Aires.

En VR Arena, un parque de realidad virtual, dan testimonio de esta tendencia. “Desde que abrimos, cuatro meses atrás, el flujo de visitantes continúa en ascenso. Las reservas se llenan con una semana de anticipación, especialmente durante los fines de semana”, cuenta Nina Gilmizyanova, cofundadora del lugar.

Del mismo modo, en Jobs Bar, donde el valor agregado está en poder jugar. “Una de las cosas que más valoran los consumidores es que es un gran espacio para conocer gente y donde se han formado nuevos grupos de amigos y nuevas parejas”, relata Julián Mizrahi, uno de los socios.

Por su parte, Carolina Wood, presidenta del Board de MMA en Argentina, señala que “algunos estudios sugieren que las personas tienden a arrepentirse menos de haber gastado dinero en experiencias que en productos. Esto puede deberse a que las experiencias suelen ser vistas como una inversión en recuerdos y crecimiento personal, mientras que los productos, especialmente los de consumo masivo, pueden perder valor o utilidad con el tiempo”.

Expectativas versus realidad

Si bien es cierto que en la Argentina hay una tendencia a consumir experiencias, del otro lado de la moneda el consumo masivo todavía no termina de recuperarse luego del ajuste del último año.

“La gran pregunta es si cuando la situación mejora el consumidor vuelve a la marca que tuvo que abandonar o se queda en la nueva que haya adoptado. La verdad no hay una respuesta única, depende mucho de la categoría y el nivel de lealtad que tengan a las marcas. En este escenario, el mercado argentino está aún muy liderado por primeras y segundas marcas”, detalla Esteban Cagnoli, Managing Director Argentina de la División Worldpanel de Kantar.

Al factor económico se suma el consumo sostenible y ético. “Los consumidores están cada vez más comprometidos con el impacto ambiental y social de sus decisiones de compra y lo exigen a las marcas. Muchos eligen o dejan de usar marcas en función del compromiso que tengan. La transparencia de procesos de producción, certificaciones y cuidado del mundo se vuelven cada día más un aspecto básico a la hora de la compra”, advierte Germán Rodríguez, Country Manager de Wild Fi en Argentina.

En este contexto, las estrategias de optimización de precios también cobran relevancia. “El 22% de las marcas a nivel mundial ajustó en 2024 sus costos para hacer sus productos más accesibles, mientras que el 15% implementó esquemas de pagos diferidos para facilitar el acceso a bienes y servicios”, observa Florencia Antih, directora general de cuentas de Carat Argentina.

Entonces, las marcas responden a las necesidades optimizando precios y ofreciendo alternativas de financiamiento. Así se ve “en el sector retail y de consumo masivo, en el que muchas empresas implementaron pagos diferidos y descuentos estratégicos para mantener la demanda sin comprometer la estabilidad financiera de los consumidores”, concluye Antih.

Fuente: TN

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Era docente, vendió una estancia familiar y ahora se dedica a dar clases de yoga en una cárcel de San Martín

”El yoga no es solo una práctica física, es una herramienta para la liberación del ser, para encontrar la paz en medio del caos”. Isabel Aldao, protagonista de esta historia, escogió esa frase para comenzar a narrar uno de los proyectos más significativos de su vida: Moksha, un espacio que lleva el yoga a los internos del Complejo Penitenciario de San Martín.

Isabel no solo es profesora de yoga, sino también el alma mater de un proyecto que está cambiando la realidad de aquellos que necesitan cambiar de rumbo. Para Isabel, que vivió su vida en constante búsqueda de equilibrio, llegar hasta aquí también fue difícil.

La mujer de 60 años nació en San Isidro, es mamá de cinco hijos y abuela de una nieta. Su camino comenzó en el mundo de la docencia, pero las circunstancias la llevaron al turismo, y más tarde a ser la encargada de la estancia familiar La Bamba, en San Antonio de Areco.

Sin embargo, al venderse la estancia, Isabel entró en una crisis personal: “Fue un momento de mucha incertidumbre, no sabía qué rumbo tomar”, contó a TN. Fue entonces cuando su hijo Tobías, notando su angustia, le sugirió algo que cambiaría su vida: hacer el profesorado de yoga.

”Yo había practicado yoga durante años, y sentía que me aportaba un bienestar profundo. Pero no fue hasta que me lancé a estudiar que entendí que esto era mucho más que una disciplina física, era un camino de transformación personal y espiritual”, explicó.

Con su formación, Isabel encontró no solo una nueva dirección profesional, sino una nueva forma de vida. Junto con su amiga Vicky Zimmerman, Isabel fundó Moksha, un espacio que busca llevar el yoga como herramienta de sanación y crecimiento a las cárceles argentinas.

“Lo que empezó como algo personal, se transformó en un proyecto colectivo”, dijo con la mirada iluminada. Es que desde su creación, Moksha tuvo un impacto profundo en aquellos que han pasado por sus clases, especialmente en los internos de las cárceles. En 2015, el proyecto dio un giro inesperado, cuando Isabel y su equipo conocieron a Rodrigo Chavarría, un entrenador de rugby del equipo de los Espartanos. Con él, comenzaron a llevar yoga a los internos de las cárceles de San Martín.

El yoga en la cárcel

“Lo que vimos desde el principio fue impresionante. Los internos empezaron a transformar sus vidas a través del yoga, a encontrar paz donde antes solo había caos”, reflexionó Isabel. A lo largo de los años, su proyecto creció y se diversificó, con la participación de profesores de diversas escuelas de yoga, que en su mayoría imparten clases de manera voluntaria.

”Los internos nos esperan con sus mat en el piso, el espacio limpio y con una disciplina impresionante”, contó la profesora, que destacó la diferencia de actitud que se ve en los internos que practican yoga. “Es notable cómo su mirada cambia, se sienten más conectados con su ser luminoso, y eso transforma todo su entorno”, dijo.

Más allá de los beneficios físicos que otorga el yoga, Isabel y su equipo han sido testigos de una verdadera transformación en los internos. “Lo más impactante es el cambio en su actitud. Se vuelven más serenos, la violencia baja considerablemente, y lo más bonito es ver cómo se apoyan unos a otros. Se crea una comunidad dentro del penal”, reflexionó.

Luego agregó: ”Muchos internos comienzan a sentir que no están solos, que tienen la capacidad de cambiar, y eso los impulsa a seguir”.

Uno de los casos más conmovedores para Isabel es el de un interno con prisión perpetua. A pesar de su condena, el yoga le brindó una nueva visión de la vida. “Este hombre cambió completamente su forma de ver el mundo, y comenzó a inspirar a sus compañeros para que se sumaran a la práctica”.

”Volver a su entorno social, después de tanto tiempo, es muy difícil. Muchos de ellos no tienen estudios ni experiencia laboral, y las historias familiares de conflicto se repiten”, explicó Isabel. A pesar de estos obstáculos, la docente se siente esperanzada. ”Creo que el yoga les da una base para enfrentar la vida con otra mirada. Es un proceso largo, pero lo más importante es que el cambio comienza dentro de ellos”.

Isabel cumplió en este último tiempo el sueño de comprarse un motorhome, bautizada “Motorommm”. Su intención es recorrer el país llevando el proyecto Moksha a todas las provincias, uniendo sus dos pasiones: viajar y enseñar yoga.

”Es mi forma de seguir transformando vidas, de llevar luz y amor a los rincones más necesitados del país”, expresó la mujer, que enfatizó en que el yoga es mucho más que una práctica física. ”Es el guerrero luchando contra sus propios demonios”, insistió, mientras se acomodaba en su asiento.

Allí completó: ”Es la búsqueda constante de esa paz interior, esa luz que todos tenemos, pero que a veces necesitamos descubrir”.

Fuente: TN

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Dejó atrás una exitosa compañía de teatro en inglés y con “un jarabe para la garganta” revolucionó Belgrano

“¿'Eso era una parrilla, no?”, se preguntó Eduardo Demaestri un día que estaba caminando por la avenida Crámer, en Belgrano, y vio un local en alquiler en una esquina. Y en su cabeza comenzó a tomar forma un viejo sueño, una “fantasía adolescente”: “tener un bar”. Y así fue, que en septiembre de 2021, nació Malasangre, un bar de vermú y el primero de tres locales ubicados en una zona entonces poco explotada de Belgrano, la avenida Crámer. Luego, siguieron Malparido y Malaria, un bar de vinos.

“Me costó muchísimo alquilar el local de Malasangre porque el dueño me decía ’no, si no sos de del rubro, no quiero. No quiero un negocio que dure dos días y después se vaya, porque la esquina se desvaloriza’”, recordó Demaestri, que con esa apuesta daba vuelta una página dedicada al teatro educativo en inglés.

“Soy actor, director de teatro, y aunque hablo muy mal el inglés tenía una compañía muy grande llamada The Performers que hacía teatro educativo en Inglés, que hizo obras en más de 500 ciudades de 17 países del mundo”, explicó. Pero con 20 años en el rubro, “estaba muy cansado” y hacía un tiempo que lo tentaba un cambio. El parate de la pandemia fue la excusa que necesitaba para decirle chau.

“No sé preparar ni un Negroni, pero me gusta la coctelería, quería tener un bar de coctelería como un hobby”, dijo. Pero el hobby creció y ahora son tres locales que tiene en pocas cuadras a la redonda. Inspirado por sus viajes a Londres y su pasión por la cultura gastronómica y coctelera, desarrolló Cramer Abajo, un polo gastronómico en su propio barrio.

“Malasangre se llenó desde el principio, fue como un éxito. Estuve parado en la esquina firme como un soldado tratando de entender el negocio”, recordó Demaestri, que apuntó a un cambio en el consumo como una de las claves del éxito del lugar.

“Bajó el consumo de vino, bajo el de la cerveza, el vermú está subiendo muchísimo. Mi abuelo lo llamaba ‘el jarabe para la garganta’, es una bebida muy noble que funciona como aperitivo, funciona como digestivo y que se puso de moda de nuevo por suerte y la juventud la está tomando. En Malasangre lo que hicimos fue crear toda una coctelería de autor con base en nuestros cinco vermuts propios”, explicó Demaestri.

Se llaman Rojo, Rubí, Blanco, Torino y Mítico y los produce con materia prima de primera calidad en Mercedes, Provincia de Buenos Aires. Cinco perfiles de sabor que van de lo especiado y dulce a lo fresco y frutalpasando por el clásico estilo herbáceo. En el “vermubar” hay también otras decenas de etiquetas de todas partes del mundo, una enorme barra y tapeo gourmet.

Envalentonado por el éxito de su primer bar, Demaestri, adquirió otra esquina a cinco cuadras, “un lugar más grande todavía, con terraza para poner una gintonería con comida asiática, Malaria. Explotó de gente los dos primeros meses y después comenzó a caer”, recordó Demasetri, que, rápido de reflejos, decidió mantener la gintonería en la terraza y reconvertir el restaurante en una parrilla/bodegón, Chimichurri.

Entre ambos locales, abrió Malaria, un bar de vinos. “Se generó un lindo polo, abrieron varias cafeterías también en la zona”, comentó Demaestri.

La creación de CABARCO y la Cocktail Week

Con tres locales a cuestas, Demaestri comenzó a notar cosas que le hacían ruido del mundo de los bares: “trabajan muy aislados, solos”.

“La industria está muy separada, desarticulada, no hay muchos datos de cuánto vende uno, qué vende. Cada bartender es un mundo y hay mucha competencia, pero creo que si estamos todos juntos es más fácil”, sostuvo Demaestri.

Con esa idea en mente, decidió crear en agosto la Cámara Argentina de Bares de Coctelería (Cabarco), que ya tiene más de 100 socios. “Me habían contado que ya hubo intentos hace algunos años de formar una asociación de bares, pero que todo había quedado en la nada”, sostuvo.

Para impulsar el sector y la ya reconocida coctelería argentina, organizó la primera Cocktail Week en noviembre de 2024. En el marco de esta “semana de la coctelería”, se otorgaron los The Cocktail Bar Awards, unos premios a los mejores actores del sector.

También se organizaron masterclasses y conferencias con un enfoque puesto en la educación y la profesionalización.

“Queremos revolucionar la industria de la coctelería en Argentina y ya empezamos por Buenos Aires. Nos debíamos nuestra cocktail week”, expresó Demaestri. “No estamos en el fin del mundo, nosotros estamos en el centro y ellos están lejos nuestro. No tenemos que ser el espejo de Europa o de Asia, tenemos que crear las condiciones para que Argentina sea el mejor lugar del mundo en la coctelería y van a venir solos”, afirmó.

Entre risas, el presidente de CABARCO prometió que “va a aprender como se hace un Negroni”, aunque en el fondo sabe que no hace falta, que le basta con consumirlos. “Yo nací para presidir, me gusta ser presidente”, cerró, mientras planea la próxima Cocktail Week.

Fuente: TN

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