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El estudio que confirma que los niños corren riesgos de contraer gripe grave si no son vacunados en forma oportuna

Un estudio sin precedentes realizado en instituciones de referencia de Argentina expuso una realidad preocupante: más del 60% de los menores de 5 años hospitalizados por influenza padecen comorbilidades, lo que amplifica el riesgo de complicaciones severas. A pesar de que la vacunación antigripal es gratuita y obligatoria —al menos para los bebés de entre 6 meses y 24 meses—, solo poco más del 30% de estos niños internados había recibido la vacuna, lo que deja a un grupo muy importante, y vulnerable, frente a una amenaza que podría evitarse.

De acuerdo con el estudio al que tuvo acceso Infobae, el 63% de los niños hospitalizados a causa de cuadros de gripe presentaban enfermedades de base como asma, obesidad o inmunosupresión, y solo el 30% de ellos había recibido la vacuna antigripal. La doctora Ángela Gentile (MN 49908), infectóloga pediatra, Jefa del Departamento de Epidemiología del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez de la Ciudad de Buenos Aires, presentó estos datos durante el último Flu Forum, encuentro anual de actualización científica que reúne a los principales expertos del país.

Las tasas de hospitalización fueron especialmente elevadas en los menores de dos años y en los que no completaron el esquema de dos dosis, lo que refuerza la necesidad de mejorar la vacunación oportuna antes del inicio de la circulación del virus.

“Tenemos que seguir trabajando para instalar la importancia de la prevención porque los chicos se hospitalizan y mueren por influenza”, advirtió la prestigiosa experta la influencia de la gripe en los niños . “La percepción de riesgo sobre el impacto de la influenza y otras enfermedades se pierde cuando hay otras urgencias pero de hecho, en pediatría, en los grupos con comorbilidades, tenemos más mortalidad por influenza que por virus sincicial respiratorio”, afirmó.

Según los datos para todas las edades informados por el Boletín Epidemiológico Nacional (BEN) 721 del 16 de septiembre, entre las semanas epidemiológicas 1 y 35 de 2024 (última de agosto), se registraron en Argentina un total de 854.324 casos de Enfermedad Tipo Influenza (ETI).

El documento señaló también que, “en las primeras 36 semanas de 2024, se notificó el fallecimiento de 167 personas con diagnóstico de influenza”, una cifra superior a la totalidad reportada en todo 2023, que fue de 106 víctimas mortales por la enfermedad. En los casos de gripe registrados este año, la mayoría fueron de Influenza A (91,3%) y los restantes fueron de Influenza B.

El análisis desarrollado por expertos argentinos abarcó el antes y el después de la pandemia por COVID-19, y dejó al desnudo un cambio en el comportamiento de ese virus respiratorio.

En este marco de peligro que representa esa enfermedad, especialmente para los niños, los datos de vacunación pediátrica contra la gripe enfrentan importantes desafíos, como la baja cobertura de la segunda dosis y la falta de vacunación oportuna antes de la circulación del virus.

De acuerdo con la información del mismo estudio argentino, solo el 31% de los niños de entre 6 y 24 meses, considerados el grupo de mayor riesgo, recibieron las dos dosis necesarias para una protección adecuada. Los especialistas advierten que la influenza afecta la salud de los niños, pero también contribuye a la transmisión del virus en sus hogares, escuelas y otros espacios comunes, donde los más pequeños se convierten en transmisores principales y pueden contagiar a personas vulnerables, como ancianos o pacientes con enfermedades crónicas.

“Sabemos que incluso en los casos en los que la vacunación no evita la enfermedad, la evidencia demuestra que reduce la gravedad de la infección, haciendo más leve sus consecuencias, disminuyendo la mortalidad y el uso de recursos sanitarios”, explicó, por su parte, el doctor José Montes (MN 86.431), médico infectólogo y director médico de CSL Seqirus para Argentina y Latinoamérica.

El impacto de la gripe en niños vulnerables

Siguiendo el mismo trabajo, entre 2018 y 2023, se registraron 5.838 casos de infecciones respiratorias agudas bajas (IRAB) en pacientes pediátricos hospitalizados. De estos, se realizó una prueba diagnóstica en el 96,6% de los pacientes, 66,4% de los cuales dio positivo para detección viral.

El virus respiratorio sincitial (VRS) fue el patógeno más frecuente en estos niños, seguido por la influenza, que mostró patrones estacionales similares a los años previos, aunque con algunas excepciones en la pospandemia.

La mayoría de los pacientes con influenza eran niños menores de cinco años, con un 81% de los 354 casos de gripe registrados en ese grupo de edad. Además, el 63% de estos niños presentaba comorbilidades como asma, enfermedades cardíacas o inmunodepresión, lo que aumentó su riesgo de complicaciones severas. La letalidad por influenza A fue mayor que por otros virus, ya que alcanzó un 1,86% frente al 0,15% por VRS. En cuanto a la gravedad de los casos, el 14,1% de los niños hospitalizados con influenza requirieron ingresar a la unidad de cuidados intensivos.

En la alta incidencia de comorbilidades en los casos graves de influenza se basa la importancia de identificar a los grupos de riesgo y asegurar su acceso a la vacunación y tratamientos preventivos, en especial durante los picos de circulación viral. Esta población aún es la más vulnerable a los efectos graves de la infección.

La influenza tiene un impacto desproporcionado en los niños con comorbilidades, un grupo que incluye a pacientes con asma, obesidad, enfermedades neurológicas o inmunodepresión. El estudio multicéntrico se llevó a cabo en cinco instituciones de referencia de Argentina:

1. Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez (Ciudad de Buenos Aires)

2. Hospital Nacional “Prof. Alejandro Posadas” (Provincia de Buenos Aires)

3. Hospital de Niños Víctor J. Vilela (Rosario)

4. Hospital Pediátrico “Fernando Barreyro” (Posadas)

5. Hospital Pediátrico Dr. Humberto Notti (Mendoza)

Alli, los autores observaron a personas menores de 18 años hospitalizados por infecciones respiratorias agudas bajas (IRAB) y gripe. De estos, la mayoría de los casos de influenza (81%) afectaron a niños menores de 5 años, con una media de edad de 9,5 meses.

Como se mencionó, más del 60% de los niños hospitalizados con influenza presentaban una condición médica subyacente, lo que los coloca en un riesgo elevado de desarrollar complicaciones severas. Estos niños, que ya cuentan con una mayor susceptibilidad debido a sus condiciones preexistentes, enfrentan tasas de hospitalización más altas y un riesgo de mortalidad superior al promedio.

La vacunación es la clave en grupos pediátricos de riesgo

La protección contra la influenza para los grupos vulnerables es crucial para evitar la progresión de la enfermedad a estadios más graves. Además, el riesgo no solo reside en la hospitalización, sino también en las secuelas que pueden generar episodios graves de influenza en estos pacientes.

A pesar de que la vacuna contra la influenza es gratuita y obligatoria para los grupos de riesgo en Argentina, las tasas de cobertura vacunal en niños pequeños siguen siendo alarmantemente bajas. El estudio reveló que solo el 31% de los pequeños de entre 6 y 24 meses —incluidos en el Calendario Nacional de Vacunación— recibió las dos dosis recomendadas, un dato particularmente preocupante dado que esta población es una de las más susceptibles a las complicaciones graves.

La baja percepción de riesgo y la falta de urgencia en la vacunación oportuna son dos de los principales factores que contribuyen a las bajas tasas de inmunización en esa etapa. La doctora Gentile destacó la importancia de mejorar la cobertura vacunal en este grupo. “El dato de cobertura de vacunación antigripal en pediatría no marca la realidad del riesgo. Las últimas coberturas registradas son del 76% en primera dosis y 64% la segunda, pero refieren a las dosis aplicadas en todo el año y no indican si se vacunó oportunamente antes que empiece a circular el virus de la influenza en los meses de marzo, abril o mayo. Los datos registrados en hospitalizaciones responden a que no estamos vacunando oportunamente”, indicó.

A pesar de los esfuerzos por aumentar la cobertura en los niños, la implementación efectiva de la vacunación contra la influenza enfrenta varios escollos en Argentina. Uno de los más importantes es la administración de la segunda dosis en los niños pequeños, que es fundamental para asegurar una protección completa. Sin embargo, los datos sugieren que muchos niños no completan este esquema de vacunación.

La doctora Gentile hizo hincapié en la importancia de administrar las dos dosis requeridas con un intervalo de 4 semanas en aquellos niños que se vacunan por primera vez. “La cobertura es baja en la segunda dosis y completar este esquema inicial es un gran desafío”, señaló la experta.

El dato es relevante si se tiene en cuenta que las respuestas de anticuerpos a las infecciones por influenza en la primera infancia se recordarán más adelante al exponerse a cepas virales antigénicamente distintas del mismo virus por lo que es clave ese primer contacto con el virus de la gripe que debe ser con una vacuna y no con el virus salvaje, y con inoculantes capaces de otorgar una importante “huella inmunológica” inicial para respuestas protectoras futuras contra una variedad de cepas de influenza estacionales y pandémicas.

Esto se conoce en su término en inglés como “immunoimprinting”, un concepto que describió por primera vez el virólogo y epidemiólogo estadounidense Thomas Francis Jr. en 1960 (bajo el nombre de “pecado original antigénico”), al estudiar la respuesta del organismo frente a la vacunación antigripal y da cuenta de que la huella inmunológica dejada por el primer contacto con el virus, determina la futura respuesta frente a cepas similares.

La doctora Gentile destacó la necesidad de desarrollar campañas de concienciación más efectivas para asegurar que los padres comprendan la importancia de este paso. El intervalo de cuatro semanas entre la primera y la segunda dosis debe respetarse para garantizar la efectividad de la vacuna, ya que los anticuerpos se generan plenamente solo después de la segunda dosis.

Además, la vacunación oportuna es otro reto importante, ya que muchos niños no reciben la vacuna antes de que el virus comience a circular en los meses de marzo, abril y mayo. Esto limita la capacidad de la vacuna para prevenir las complicaciones graves e incrementa el número de hospitalizaciones.

Los datos del estudio argentino muestran que la vacunación infantil también puede proporcionar una protección indirecta o “de rebaño” a otros miembros de la familia y la comunidad que no están vacunados. Esto se debe a que los niños vacunados tienen menos probabilidades de contraer y transmitir el virus. Además, la vacunación puede disminuir los casos de ausentismo escolar y reducir la carga sobre los sistemas de salud.

Por qué la pandemia de COVID-19 tuvo impacto en los otros virus respiratorios

Antes de la pandemia de COVID-19, la influenza seguía su curso con una precisión casi inmutable, prevaleciendo durante los inviernos del hemisferio sur. Pero la llegada del SARS-CoV-2 rompió ese orden y desató dinámicas virales impredecibles que desafiaron las expectativas en los años siguientes. En 2022, como un eco de lo imprevisto, el virus mostró un doble golpe en su avance, con picos inusuales que irrumpieron tanto en el verano como en la primavera, trastocando el ritmo conocido.

Así, la pandemia de COVID-19 ha alterado profundamente la epidemiología de los virus respiratorios, incluidos los que no están relacionados con el SARS-CoV-2, como los de la gripe. El estudio realizado en Argentina comparó los periodos pre y post-pandemia y reveló cambios importantes en la estacionalidad y prevalencia de la influenza y otros virus respiratorios en los niños.

En 2022, por ejemplo, la influenza mostró un patrón bimodal inusual, con un primer pico tardío en verano (entre las semanas epidemiológicas 9 y 14) y un segundo pico en primavera (semanas 38 a 45). Este comportamiento atípico no se observó en los años previos a la pandemia, cuando la circulación del virus se concentraba mayoritariamente en los meses invernales. La co-circulación de influenza A y B en el segundo pico de 2022 fue otra característica distintiva del periodo post-pandemia.

La doctora Gentile subrayó que este cambio en la estacionalidad refleja la alteración en los patrones de transmisión viral tras el impacto del COVID-19, lo que hace más difícil predecir la circulación de estos virus y, por lo tanto, organizar campañas de vacunación.

El estudio mostró, además, que las tasas de detección de influenza fueron más bajas en los primeros meses tras la pandemia, debido probablemente a las medidas de confinamiento y distanciamiento social, que también redujeron la circulación de otros virus respiratorios. No obstante, con el regreso a la normalidad, la influenza volvió a repuntar, aunque de manera menos predecible.

Este cambio en los patrones de transmisión y estacionalidad de la influenza resalta la urgencia de revisar las estrategias de prevención, además de la planificación de las campañas de vacunación, para responder a las nuevas realidades de circulación viral.

Fuente: Infobae

Salud

Qué pasa con el cuerpo cuando se realizan entrenamientos demasiado intensos

Empujar el cuerpo al límite en entrenamientos intensos, esforzarse por romper marcas personales y alcanzar el máximo rendimiento físico se ha vuelto una tendencia en el mundo del fitness, con ejercicios que ganan popularidad como HIIT y CrossFit. Buscar superar cada vez más el umbral de esfuerzo puede ofrecer grandes beneficios, pero también conlleva riesgos si no se toman las precauciones adecuadas; el dolor persistente, la fatiga extrema y otros síntomas pueden ser señales de que el cuerpo está sobre exigido, y no prestarles atención puede llevar a consecuencias inesperadas y potencialmente peligrosas para la salud.

La rabdomiólisis, producida por necrosis muscular, es una afección médica grave en la que el tejido del músculo se descompone y libera proteínas y otras sustancias dañinas en el torrente sanguíneo. Esto puede afectar especialmente a los riñones, ya que la filtración de estas sustancias puede dañarlos, provocando complicaciones como insuficiencia renal aguda e incluso, en casos extremos, la muerte.

La principal proteína que se libera durante este proceso es la mioglobina, que al descomponerse se convierte en compuestos tóxicos para las células renales. Aunque no es una condición común, su aparición está relacionada con eventos que someten a los músculos a un gran estrés, como los entrenamientos de alta intensidad, lesiones traumáticas o el uso de ciertos medicamentos.

Síntomas y diagnóstico

Los síntomas iniciales de la rabdomiólisis pueden pasar inadvertidos o confundirse con molestias típicas del ejercicio, pero existen señales de alerta. Uno de los síntomas más característicos es la aparición de orina oscura, de color rojo o marrón. Esto se debe a la presencia de mioglobina. Otros signos son dolor muscular persistente, rigidez y debilidad muscular que no desaparecen con el descanso. La fatiga extrema y la disminución de la producción de orina son también síntomas a tener en cuenta.

El diagnóstico se realiza a través de pruebas de sangre para medir los niveles de creatina cinasa (CK), una enzima que se eleva cuando el músculo se daña, y análisis de orina para detectar mioglobina. La presencia de niveles elevados de CK y la mioglobinuria son indicativos claros de esta afección.

Causas y factores de riesgo

La rabdomiólisis puede ser causada por diversos factores, pero el ejercicio excesivo es uno de los desencadenantes más comunes, especialmente cuando se lleva al cuerpo a un nivel de esfuerzo que excede sus límites. Otros factores de riesgo incluyen lesiones traumáticas, como accidentes o caídas graves, quemaduras y uso de ciertos medicamentos o drogas, como estatinas, cocaína o anfetaminas. Hay grupos más propensos a desarrollar esta afección, como las personas con condiciones genéticas como la anemia falciforme, enfermedades metabólicas o anomalías en la función mitocondrial de las células musculares.

Un factor que ha contribuido a un aumento de casos es la popularidad de los entrenamientos de alta intensidad, como HIIT (entrenamiento por intervalos de alta intensidad) y CrossFit, y la presión de algunos entrenadores por llevar a sus atletas al límite, sin considerar los riesgos.

Aumento en la incidencia de casos

Los casos de rabdomiólisis han aumentado considerablemente en la última década. Un estudio de 2021 mostró que las visitas a hospitales por esta afección se multiplicaron por diez entre los años 2000 y 2019. Además de la creciente afición por los ejercicios de alta intensidad, este incremento puede estar relacionado a una mayor conciencia sobre este problema, lo que lleva a más personas a consultar a especialistas.

Según MedlinePlus, lo fundamental es la prevención, especialmente si se practican actividades físicas intensas. Incrementar la intensidad de los entrenamientos de forma gradual permite que el cuerpo se adapte al esfuerzo sin sobrecargar los músculos. Mantenerse bien hidratado antes, durante y después del ejercicio ayuda a proteger los riñones y facilita la eliminación de toxinas. Además, monitorear la frecuencia cardíaca durante la actividad física permite identificar cuándo se alcanza un nivel de esfuerzo adecuado sin sobrepasar el límite.

Fuente: Infobae

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Salud

Cuál es la proteína responsable de la pérdida de masa muscular y el envejecimiento

La búsqueda de una vida más larga y saludable ha sido un tema recurrente en la ciencia y la medicina desde hace décadas. Aunque los avances han permitido a las personas vivir más años, la calidad de vida en la vejez sigue siendo un desafío pendiente.

Recientemente, un grupo de investigadores ha encontrado una posible clave para abordar esta problemática: la proteína IL-11. Este descubrimiento, publicado en la revista Nature, podría cambiar la manera en que entendemos el envejecimiento y, eventualmente, la longevidad humana.

¿Qué hace la proteína IL11 en el cuerpo?

La IL-11, una proteína proinflamatoria, ha demostrado ser un factor importante en la promoción del envejecimiento en ratones. El bloqueo de esta proteína en animales de mediana edad ha mostrado resultados prometedores, como un aumento del 25 % en la esperanza de vida.

Según los Institutos de Salud de EEUU, pertenece a un grupo de proteínas relacionadas que elaboran los leucocitos (glóbulos blancos) y otras células en el cuerpo. Las células de sostén de la médula ósea elaboran la IL-11 una un tipo de citosina, también se llama interleucina-11.

El papel de la IL-11 en el envejecimiento se descubrió por casualidad. El equipo de la Universidad Duke-NUS Medical School en Singapur, liderado por la bióloga molecular Anissa Widjaja, estaba investigando un método para detectar esta proteína cuando notaron algo inesperado. Al incluir muestras de ratas viejas en sus pruebas, observaron que los niveles de IL-11 eran considerablemente más altos en comparación con los de las ratas jóvenes. Este hallazgo encendió una chispa de interés en el equipo, que hasta ese momento no estaba enfocado en el estudio del envejecimiento.

“Este proyecto comenzó en 2017, cuando un colaborador nuestro nos envió algunas muestras de tejido para otro proyecto. Por curiosidad, realicé algunos experimentos para comprobar los niveles de IL-11. A partir de las lecturas, pudimos ver claramente que los niveles de IL-11 aumentaban con la edad y fue entonces cuando nos emocionamos de verdad”, sostuvo Widjaja.

A raíz de esta observación, los investigadores decidieron cambiar el rumbo de su investigación y comenzaron a analizar cómo la IL-11 influía en la longevidad. Los resultados fueron contundentes: los ratones ancianos con niveles elevados de esta proteína mostraban mayores signos de envejecimiento, como una acumulación de grasa en el hígado y abdomen, pérdida de masa muscular y fragilidad.

“Hemos descubierto que estos niveles crecientes contribuyen a producir efectos negativos en el organismo, como la inflamación y la prevención de la curación y la regeneración de los órganos tras una lesión. Aunque nuestro trabajo se realizó en ratones, esperamos que estos hallazgos sean muy relevantes para la salud humana, dado que hemos observado efectos similares en estudios de células y tejidos humanos”, agregó la especialista.

Al eliminar el gen que codifica la IL-11 en estos ratones, los científicos observaron mejoras en la salud general de los animales y un aumento significativo en su esperanza de vida.

Los expertos afirman que es necesario realizar estudios integrados para determinar los efectos de las intervenciones tanto en la longevidad como en la salud. Los ratones de laboratorio son especialmente adecuados para este tipo de experimentos, ya que las patologías del envejecimiento que son importantes para el bienestar y la función humana son evidentes y los estudios sobre la longevidad están bien establecidos en ratones

Si bien estos efectos aún no se han probado en humanos, los ensayos clínicos están en marcha para evaluar el impacto de este tratamiento en enfermedades como el cáncer y la fibrosis, condiciones también relacionadas con el envejecimiento.

La relación de la proteína IL-11 y la inflamación

Uno de los aspectos clave que relaciona a la IL-11 con el envejecimiento es su papel en la inflamación crónica. Con el paso del tiempo, el cuerpo acumula proteínas y otras moléculas dañadas que el sistema inmunológico percibe como señales de infección. Esta falsa interpretación desencadena respuestas inflamatorias que, en lugar de proteger al organismo, lo dañan, contribuyendo al desarrollo de enfermedades como el cáncer, las afecciones cardiometabólicas y los trastornos autoinmunes.

La IL-11 es una de las proteínas responsables de activar este tipo de respuestas inflamatorias. El descubrimiento de que sus niveles aumentan con la edad ha llevado a los investigadores a considerar su inhibición como una posible estrategia para reducir la inflamación crónica y, en consecuencia, mitigar los efectos negativos del envejecimiento.

¿Qué sucede si se bloquea la proteína IL 11?

De hecho, al bloquear esta proteína en ratones de 75 semanas de edad (equivalentes a 55 años en humanos), los investigadores lograron no solo mejorar la salud de los animales, sino también aumentar su esperanza de vida en un 22,4 % en los machos y un 25 % en las hembras.

“Los ratones tratados tenían menos cánceres y no presentaban los signos habituales de envejecimiento y fragilidad, pero también observamos una reducción del desgaste muscular y una mejora de la fuerza muscular. En otras palabras, los ratones viejos que recibieron anti-IL11 estaban más sanos”, precisó el profesor Stuart Cook, coautor correspondiente del estudio, del MRC LMS, el Imperial College de Londres y la Duke-NUS Medical School de Singapur.

Estos hallazgos son muy emocionantes. Los medicamentos y tratamientos propuestos anteriormente para prolongar la vida han tenido perfiles de efectos secundarios deficientes, o no funcionan en ambos sexos, o podrían prolongar la vida, pero no la vida saludable; sin embargo, este no parece ser el caso de la IL-11″, sostuvo el experto.

Y concluyó: “Aunque estos hallazgos se han realizado únicamente en ratones, plantean la tentadora posibilidad de que los medicamentos puedan tener un efecto similar en personas mayores. Los tratamientos anti-IL-11 se encuentran actualmente en ensayos clínicos en humanos para otras enfermedades, lo que podría brindar oportunidades interesantes para estudiar sus efectos en humanos mayores en el futuro”.

El estudio que demostró que inhibir la proteína IL 11 alarga la vida

Uno de los principales retos que enfrenta la investigación sobre la longevidad es la dificultad de llevar a cabo ensayos clínicos a largo plazo en humanos.

A diferencia de los ratones, cuya vida es relativamente corta y cuyos resultados pueden observarse en un periodo reducido, los humanos presentan una serie de complicaciones adicionales. Los ensayos clínicos que investigan la longevidad requieren un tiempo prolongado para obtener resultados concluyentes y, además, deben tener en cuenta una gran cantidad de factores que influyen en la vida de las personas, como la genética, el estilo de vida y el entorno.

Por esta razón, algunos científicos sugieren que en lugar de enfocarse en la longevidad general, sería más efectivo centrar los estudios en condiciones específicas relacionadas con el envejecimiento, como la pérdida de masa muscular o la fragilidad. Este enfoque permitiría obtener resultados más rápidos y específicos, y podría ofrecer una base sólida para desarrollar tratamientos que mejoren la calidad de vida en la vejez.

Fuente: Infobae

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Salud

Cuántos huevos se pueden comer por día y por qué ayudan a bajar de peso

Durante años, el huevo fue el protagonista de una controversia en torno a su impacto sobre los niveles de colesterol. Por mucho tiempo se creyó que su consumo elevado contribuía directamente al aumento del colesterol en sangre y, por lo tanto, incrementaba el riesgo de enfermedades cardíacas. Sin embargo, estudios recientes demostraron que esto es un mito.

Según la Comisión Internacional del Huevo (IEC), el huevo, especialmente la yema, es una fuente rica de nutrientes esenciales, que incluye grasas saludables y colesterol dietético, pero su impacto en el colesterol sanguíneo es menor de lo que se creía.

De hecho, investigadores de la Universidad de Castilla en España encontraron que el consumo regular de huevos puede incluso mejorar el perfil lipídico, al aumentar los niveles de la “lipoproteína buena” (Apolipoproteína A1), que ayuda a eliminar el colesterol de los vasos sanguíneos y protege contra enfermedades cardiovasculares.

El doctor Alberto Cormillot, especialista en obesidad, también desmintió a Infobae la creencia de que el huevo aumenta el colesterol peligrosamente, y aseguró que su consumo diario es beneficioso en el marco de una dieta equilibrada, salvo que exista alguna contraindicación médica específica.

Beneficios del huevo para la salud

El huevo es una de las fuentes más completas de proteínas disponibles de forma natural, con los nueve aminoácidos esenciales que el cuerpo humano no puede producir por sí mismo.

Además, contiene 13 nutrientes esenciales, entre ellos vitaminas A, D, E y B12, así como minerales como hierro, calcio, fósforo y zinc. La Universidad de Castilla destacó que el huevo es también uno de los alimentos más rentables y sostenibles, siendo una fuente accesible de nutrientes bioactivos.

En la yema se concentra la mayor parte de las vitaminas y minerales del huevo, junto con lecitina, una sustancia que beneficia el cerebro, el corazón y el sistema nervioso. Esto hace que el consumo de huevos enteros sea una excelente opción para quienes buscan mejorar su salud general y su capacidad para desarrollar masa muscular.

¿Cuántos huevos se pueden comer por día?

Comer un huevo diario es completamente seguro para la mayoría de las personas y puede tener múltiples beneficios, como mejorar la composición corporal y reducir el índice de masa corporal (IMC).

Según los expertos de la Universidad de Castilla, la ingesta de huevos está asociada con un aumento en la masa magra (peso del cuerpo sin contar las grasas), lo que puede ser útil en la gestión del peso y la mejora de la salud metabólica.

Además, dado su alto contenido en proteínas y grasas saludables, son una excelente opción para incluir en el desayuno, ya que generan una sensación de saciedad duradera. Esto puede ayudar a evitar el “picoteo” entre comidas y mantener niveles de energía estables a lo largo del día.

Dicho esto, la cantidad recomendada por día puede variar según las necesidades y condiciones individuales de cada persona, pero en general, los expertos coinciden en que comer un huevo al día es seguro para la mayoría de las personas.

Por lo tanto, incluir uno o dos huevos diarios en la alimentación, dentro de una dieta balanceada, no representa un riesgo para la salud cardiovascular, y puede aportar importantes beneficios nutricionales.

Eficacia del huevo en la pérdida de peso

El huevo es un alimento que ganó popularidad en dietas para la pérdida de peso debido a su capacidad para acelerar el metabolismo y su bajo contenido calórico. De hecho, algunos estudios indican que comer huevo puede aumentar el metabolismo hasta en un 30%.

Además, su riqueza en proteínas y grasas saludables genera saciedad, lo que contribuye a consumir menos calorías durante el día.

Por todo esto, la llamada dieta del huevo se viralizó en redes sociales como un plan de adelgazamiento. Sin embargo, este régimen es muy restrictivo y no está diseñado para ser seguido durante largos periodos de tiempo. Siempre se recomienda la supervisión de un nutricionista antes de iniciar cualquier plan alimenticio.

Cómo es la dieta del huevo: alimentos permitidos y prohibidos

La dieta del huevo se basa en el consumo de huevos junto con otros alimentos bajos en carbohidratos y ricos en proteínas. Entre los alimentos permitidos en esta dieta se encuentran:

  • Huevos en todas sus formas.
  • Proteínas magras como pollo, pavo, cerdo y pescado (atún, salmón, bacalao).
  • Verduras de hoja verde como espinaca, rúcula y col rizada.
  • Frutas bajas en azúcar, como el pomelo y el limón.

Por otro lado, se deben evitar ciertos alimentos como:

  • Lácteos: leche, queso y yogur.
  • Cereales: pan, pasta y avena.
  • Bebidas y alimentos con azúcar añadido: jugos, refrescos y postres.
  • Carnes procesadas: tocino, salchichas y hamburguesas.

Fuente: Infobae

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