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Cuáles son los 10 beneficios que brinda la siesta, según la ciencia

Dormir hasta 30 minutos regularmente durante el día mejora muchos aspectos del cerebro, entre otros efectos positivos. De creatividad a salud cardiovascular, qué identificaron los expertos

Una de las prácticas que es cada vez más recomendada por los médicos es dormir la siesta, a medida que se realizan nuevos estudios que corroboran sus múltiples beneficios. Es que el ser humano es de los pocos animales que, en su mayoría, duerme solo una vez al día. El resto lo hace varias veces en las 24 horas que tiene una jornada. Es decir, son durmientes polifásicos, por lo que alternan fases de sueño y vigilia.

Según distintos estudios, el hombre primitivo también dormía varias veces al día, pero abandonó esa costumbre para adaptarse a ritmos cotidianos de vida cada vez más rápidos y llenos de ocupaciones.

En los últimos años, la ciencia suma más evidencia acerca de que tener durante el día momentos de descanso y principalmente de sueño, como lo puede ser una corta siesta, resulta lo más saludable para tener una vida longeva.

Cuáles son los 10 beneficios que brinda la siesta

1-Mejora la memoria y atención

Según Molly Atwood, psicóloga clínica e investigadora de medicina conductual del sueño en el hospital Johns Hopkins de EE. UU., cuando no se duerme bien por la noche, “la siesta ayuda a mejorar aspectos como el tiempo de reacción y la memoria”, si es necesario trabajar o estudiar. “Por ejemplo, si sueles trabajar durante el día, una siesta de 20 a 30 minutos puede devolverte el estado de alerta sin dejarte aturdido ni alterar tu sueño por la noche”, señaló la experta.

Además, afirmó que las siestas también son importantes para ayudar a mantenerse alerta y despiertos a quienes no siempre tienen horarios de trabajo diurnos, como los pilotos de avión, los choferes comerciales, los médicos u otros trabajadores que realizan tareas por turnos. “Del mismo modo, ayudan a los adultos mayores si los cambios relacionados con la edad, como la necesidad de ir al baño por la noche, interrumpen su sueño”, explicó Atwood, que aconsejó que la siesta sea breve y no tome más de 30 minutos. “Lo mejor es echarse una siesta por la tarde, cuando tenemos un descenso natural del estado de alerta y solemos sentirnos soñolientos. Así es más fácil conciliar el sueño con rapidez”, precisó.

En otros estudios, se ha demostrado que la siesta (incluso de menos de 30 minutos) contribuye a mejorar cualquier tarea que suponga recordar listas de palabras o de objetos, ya que el sueño facilita el almacenamiento de la memoria a corto plazo.

2- Acorta los tiempos de reacción

El doctor William Dement, conocido como “el padre de la medicina del sueño”, tenía un lema: “La somnolencia es una alerta roja”. Ese eslogan lo llevó al ámbito de la salud pública con el objetivo de convertir la privación del sueño en una prioridad, reconociendo el mayor riesgo de accidentes de tráfico relacionados con la somnolencia, la reducción de la productividad en el lugar de trabajo, el aumento de los errores y, de hecho, la irritabilidad.

Dement falleció a los 91 en 2020, pero dejó importantes estudios sobre el sueño. En uno de ellos, explicó cómo los científicos de la NASA se convirtieron en entusiastas de la siesta cuando midieron sus efectos en los aviadores que tenían que debían cruzar largas distancias a través del Pacífico. Probó que los pilotos que dormían 26 minutos durante el vuelo, tenían mejor tiempo de reacción que quienes no lo hacían, y lo que es peor, sufrían microsueños al momento de la crítica maniobra de aterrizar. El estudio de la NASA a 747 pilotos demostró que aquellos que dormían una siesta diaria de 26 minutos cometían un 34% menos de errores en el trabajo y duplicaban sus niveles de alerta.

3- Estimula la creatividad

Un equipo de neurólogos de la Universidad de Georgetown halló que tomar una siesta aumenta la creatividad o, al menos, estimula la actividad de la zona del cerebro (el hemisferio derecho) que se asocia con esta capacidad.

La investigación fue presentada en la reunión anual de la Sociedad de Neurociencia y probó que las actividades que procesa el hemisferio derecho, que se sabe que participa en tareas creativas, podrían ser soñar despierto o procesar y almacenar información previamente adquirida. “Esto es especulación, pero el cerebro podría estar haciendo una limpieza útil, clasificando datos, consolidando recuerdos”, afirmó el doctor Andrei Medvedev, profesor adjunto en el Centro de Imágenes Funcionales y Moleculares de Georgetown y autor del estudio.

4- Tiene beneficios cardiovasculares

Para que la siesta sea buena y pueda proteger el corazón, la misma debe durar entre 30 y 40 minutos. Ese es el tiempo necesario para que en el cuerpo disminuya la presión arterial después de una mañana estresante, según el Allegheny College de Pensilvania, en EEUU.

En una investigación, expertos de esa casa de estudios lo comprobaron en 2011 con la ayuda de 85 universitarios, de los que la mitad durmieron después de comer y la otra mitad no. La conclusión determinó que el sueño disminuía la tensión y el ritmo cardiaco tras un episodio de tensión psicológica. El efecto cardioprotector fue alto y se determinó en un 40 % menos de probabilidades de sufrir un infarto para los “siesteros”.

5-Mejor función cognitiva

Un estudio publicado en 2023 en la revista Journal of Sleep Health, señaló que las personas que duermen siestas tienen un mayor volumen cerebral total y mejor función cognitiva. Además, cuando son regulares están vinculadas a niveles más altos de felicidad. Según algunos estudios de la Universidad de Hertfordshire, aquellas personas que toman siestas cortas reportan mayor felicidad, en comparación con las que toman siestas más largas.

“Nuestros hallazgos sugieren una asociación causal modesta entre la siesta habitual durante el día y un mayor volumen cerebral total. Los estudios futuros podrían centrarse en las asociaciones entre la siesta y otros resultados cognitivos o cerebrales y en la replicación de estos hallazgos utilizando otros conjuntos de datos y métodos”, concluyó el estudio realizado en Reino Unido.

6-Trae mayor productividad

El neurofisiólogo del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, en España, doctor Antonio Pedrera recuerda que uno de los efectos demostrados de tomar la siesta es la mejora de la productividad. “A las personas que trabajan en el turno nocturno, un descanso de solo quince minutos a mitad del mismo les permite seguir después a pleno rendimiento. Es un reseteo rápido como el que hace un ordenador cuando lo apagamos y lo volvemos a encender”, remarcó el experto.

7-Facilita la resolución de problemas

Robert Stickgold, profesor de Psiquiatría de la Harvard Medical School, ha descubierto que cuando las personas alcanzan la fase REM del sueño (fase de gran actividad cerebral en la que soñamos), les lleva menos tiempo realizar diferentes conexiones entre ideas.

“Tenemos la esperanza de que las futuras investigaciones se centren de manera fructífera en la cuantificación de la experiencia del sujeto durante los períodos de sueño y descanso tranquilo, relacionando las medidas neuronales y conductuales de la consolidación de la memoria con la forma particular en que la nueva información se incorpora al sueño, intercalada con redes de memoria remota y semántica establecidas”, sostuvo el experto en un estudio científico sobre los efectos del sueño en el cerebro.

8-Mejora el estado de ánimo

Investigaciones publicadas en Progress in Brain Research sugieren que aquellas personas que duermen siestas de manera rutinaria muestran mejoras significativas en la función cognitiva y la felicidad. “Aquellos que duermen siestas regularmente experimentan los mayores beneficios”, afirman los estudios publicados en la prestigiosa revista de los Institutos Nacional de Salud de EEUU (NIH).

Otra investigación de la Universidad de Colorado, también en EEUU, apunta que los pequeños que se saltan la siesta tienen más riesgo de padecer trastornos anímicos más adelante. Los científicos comprobaron que a los niños de tres años que se les privaba de ella tenían un descenso de un 34 % en las respuestas emocionales positivas.

9- Despejar la cabeza

El doctor Leon Lack, profesor de psicología de la Universidad Flinders, en Australia, afirma que una microsiesta de 10 minutos después de la comida alcanza para despejar la mente y hacerla más productiva. “Una pausa rápida es más efectiva que una de media hora”, afirmó en un estudio realizado en un grupo de veinticuatro voluntarios a los que sometió a tareas de agilidad mental tras el descanso.

10- Un cerebro más grande y capaz

Dormir frecuentemente una siesta puede ser la clave para tener un cerebro sano y más grande durante más tiempo. Eso fue lo que concluyó una investigación del University College de Londres (UCL) que demostró que, aquellas personas tienen este hábito, tenían un cerebro 15 centímetros cúbicos más grande, lo que equivale a retrasar su envejecimiento entre tres y seis años.

La clave es que las siestas duren menos de media hora. “Estamos sugiriendo que todo el mundo podría potencialmente experimentar algún beneficio de la siesta”, explicó la doctora Victoria Garfield, autora de estudio publicado en 2023, quien describió los resultados como “bastante novedosos y emocionantes”.

El estudio, publicado en la revista Sleep Health, analizó datos de personas de entre 40 y 69 años y encontró un vínculo causal entre la siesta habitual y un mayor volumen cerebral total, un marcador de buena salud cerebral vinculado a un menor riesgo de demencia y otras enfermedades.

“Nuestros hallazgos sugieren que, para algunas personas, las siestas cortas durante el día pueden ser parte del rompecabezas que podría ayudar a preservar la salud del cerebro a medida que envejecemos”, concluyó la experta.

Fuente: Infobae

Salud

La fruta ideal para el verano: hidrata, relaja y mejora el descanso

El melón es una de las frutas más populares en los meses de verano, pero su consumo no debería limitarse a esa temporada.

Gracias a sus múltiples propiedades, esta fruta es una opción ideal para incluir en la dieta durante todo el año. Su bajo aporte calórico, su capacidad para hidratar y su riqueza en vitaminas lo convierten en un aliado indispensable para la salud.

Un perfil nutricional que destaca

El melón es mayoritariamente agua, ya que está compuesto en un 90% por este líquido esencial. Además, contiene solo un 6% de azúcares, lo que lo hace una opción perfecta para personas que buscan controlar su peso o que necesitan cuidar su nivel de glucosa en sangre.

Según la Fundación Española del Corazón, “su consumo está recomendado en dietas de control de peso por su escaso valor calórico y su importante aporte de fibra necesaria para regular la función intestinal”.

Entre sus beneficios más notables está su contenido en vitamina C, que alcanza el 50% de la cantidad diaria recomendada en solo 100 gramos de pulpa. Esta vitamina no solo ayuda a prevenir infecciones, sino que también es esencial para la cicatrización de heridas.

También contiene vitamina A, que desempeña un papel esencial en la preservación de la visión, la salud de la piel y el cabello, además de ser clave para el correcto funcionamiento del sistema inmunológico, según la Fundación Española del Corazón.

Además, según la misma entidad española, la pulpa de melón también puede utilizarse como tratamiento facial para calmar y tonificar la piel, ya que elimina impurezas y combate manchas y acné.

Un aliado para el corazón y el sistema nervioso

El melón es mucho más que una fruta dulce y refrescante. Su contenido de adenosina, una sustancia con efecto anticoagulante, puede ayudar a prevenir problemas cardiovasculares como trombosis, angina de pecho o infartos cerebrales.

Por otro lado, sus vitaminas del grupo B tienen un efecto relajante sobre el sistema nervioso, por lo que ayuda a calmar la mente y mejora el sueño, según la Fundación Española del Corazón. Esto convierte al melón en un alimento ideal para quienes buscan combatir el insomnio o reducir el estrés.

Propiedades diuréticas y rehidratantes

Una de las características más apreciadas del melón es su capacidad diurética. Su alto contenido de agua, sumado a la presencia de potasio, lo convierte en un diurético natural que favorece la eliminación de líquidos y toxinas del organismo.

Esto resulta especialmente útil para quienes padecen problemas de retención de líquidos o hipertensión. Además, esta fruta es una excelente opción para rehidratar el cuerpo en situaciones de pérdida de líquidos, como el exceso de sudoración, estados febriles o diarreas estivales.

Al consumir melón, también se obtienen minerales esenciales como calcio, magnesio, fósforo y hierro, que ayudan a mantener un equilibrio saludable en el organismo.

Cómo elegir y conservar el melón

Para disfrutar de todo el sabor y los beneficios del melón, es importante saber elegirlo bien. Según los expertos, un buen melón debe ser pesado, tener una piel dura sin marcas ni magulladuras y desprender un aroma dulce.

Una vez abierto, el melón debe conservarse en la heladera y envuelto en film o dentro de un recipiente hermético, ya que tiene la capacidad de absorber olores de otros alimentos.

Usos versátiles en la cocina

El melón es increíblemente versátil en la cocina. Puede utilizarse en platos dulces como macedonias, mermeladas y sorbetes, o incluso en recetas saladas, combinándose con jamón o queso para crear entradas refrescantes y originales.

Ensalada fresca de melón con jamón crudo y rúcula

Cortar el melón en cubos y combinarlo con trozos de jamón crudo, rúcula fresca y un toque de queso parmesano rallado. Se puede condimentar con aceite de oliva, vinagre balsámico y una pizca de pimienta negra. Este plato es perfecto como entrada ligera y sofisticada.

Brochetas de melón con mozzarella y albahaca

Armar brochetas alternando trozos de melón, otros de mozzarella fresca y hojas de albahaca. Rociar con aceite de oliva y sal marina. Estas brochetas son ideales como aperitivo para reuniones o como snack saludable.

Licuado o batido de melón y jengibre

Mezclar trozos de melón maduro con un poco de jengibre fresco rallado, jugo de limón y yogur natural. Endulzar al gusto con miel (puede ser estevia o azúcar) y añadir unos cubos de hielo para lograr una bebida fresca y cremosa. Es perfecto como desayuno o merienda saludable y revitalizante.

Fuente: Infobae

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Salud

Un tipo de demencia poco conocido podría estar siendo confundido con el Alzheimer, advierten expertos

Un reciente informe publicado en Alzheimer’s & Dementia: The Journal of the Alzheimer’s Association ha revelado que un trastorno cognitivo, común en personas mayores, sigue siendo desconocido para muchos médicos y pacientes. Se trata de la encefalopatía TDP-43 relacionada con la edad y predominante en el sistema límbico, conocida por sus siglas en inglés como LATE. Esta enfermedad comparte síntomas con el Alzheimer, como la pérdida de memoria y el deterioro cognitivo, lo que ha provocado que sea mal diagnosticada con frecuencia. Sin embargo, los especialistas enfatizan que se trata de una condición distinta, con características y pronósticos diferentes.

De acuerdo con el medio Fox News, investigadores han desarrollado nuevos criterios para diagnosticar y clasificar esta enfermedad con el objetivo de mejorar la precisión de los diagnósticos y, en consecuencia, los tratamientos. Este avance representa un paso importante en la comprensión de las múltiples formas de demencia que afectan a millones de personas en todo el mundo.

Un diagnóstico preciso es fundamental para garantizar que los pacientes reciban el tratamiento y el apoyo adecuados. Al confundirse con el Alzheimer, LATE puede llevar a estrategias terapéuticas inapropiadas que no abordan sus mecanismos subyacentes. Los especialistas enfatizan la necesidad de diferenciar ambas enfermedades para desarrollar enfoques más efectivos que se ajusten a las particularidades de cada caso.

¿Qué diferencia a LATE del Alzheimer?

Según Rebecca M. Edelmayer, doctora y vicepresidenta de compromiso científico de la Asociación de Alzheimer en Chicago, LATE se distingue por alteraciones en la proteína TDP-43 en el tejido cerebral. Estas alteraciones suelen coexistir con los cambios típicos del Alzheimer, como la acumulación de placas de beta amiloide y los ovillos de tau. No obstante, LATE presenta un ritmo de deterioro más lento en comparación con el Alzheimer, lo que influye en el pronóstico y en el enfoque del tratamiento.

El doctor David Wolk, profesor de neurología en la Universidad de Pensilvania y autor principal del informe, señaló que esta condición afecta a más del 25% de las personas mayores de 80 años. Además, estimó que LATE se presenta junto con el Alzheimer en aproximadamente un tercio de los pacientes, lo que puede acelerar el curso de la enfermedad. A pesar de su prevalencia, Wolk subrayó que “la mayoría de los médicos y pacientes nunca han oído hablar de LATE y no lo consideran cuando se presentan síntomas de pérdida de memoria”.

Un diagnóstico que antes solo era posible tras la muerte

Antes de la publicación de estos nuevos criterios, el diagnóstico de LATE solo podía confirmarse mediante una autopsia después del fallecimiento del paciente. Según explicó Wolk a Fox News, los nuevos lineamientos proporcionan a los médicos herramientas para identificar la enfermedad en vida, lo que representa un avance significativo en la práctica clínica y en la investigación de demencias. Sin embargo, advirtió que estos criterios aún no son definitivos y requieren validación en la práctica médica.

A diferencia del Alzheimer, para el cual ya existe una prueba diagnóstica específica, no se dispone de un test que permita identificar LATE de manera concluyente. En su lugar, los nuevos criterios establecen niveles de probabilidad diagnóstica, lo que podría facilitar un enfoque más preciso y personalizado en el tratamiento y cuidado de los pacientes.

Hacia un futuro con diagnósticos más precisos

La doctora Edelmayer manifestó su optimismo respecto al desarrollo de biomarcadores biológicos, que en el futuro permitirán a los médicos diferenciar con mayor precisión entre los distintos tipos de demencia. Mientras tanto, los criterios clínicos recientemente publicados proporcionan una base para mejorar la atención médica y fomentar la participación en estudios clínicos sobre enfermedades neurodegenerativas.

Edelmayer también destacó que estas nuevas recomendaciones no solo buscan mejorar los diagnósticos, sino que además señalan áreas de investigación que requieren mayor atención. “Estas nuevas recomendaciones crean una hoja de ruta que identifica oportunidades para futuras investigaciones y los desafíos que aún persisten para diagnosticar con precisión a las personas con LATE”, afirmó.

En este contexto, los especialistas recalcan la importancia de seguir avanzando en la comprensión de los factores biológicos subyacentes a LATE y su impacto en el sistema nervioso. La identificación de biomarcadores específicos podría permitir la creación de tratamientos dirigidos y estrategias de prevención, lo que representaría un avance fundamental en la lucha contra las demencias.

Un llamado a la concienciación sobre LATE

El informe enfatiza la necesidad de aumentar la concienciación sobre LATE entre los profesionales de la salud y el público en general. Según Fox News, la falta de conocimiento sobre esta enfermedad ha llevado a que muchos pacientes reciban diagnósticos incorrectos, lo que afecta tanto el tratamiento como la calidad de vida de quienes la padecen.

Actualmente, más de 6,7 millones de estadounidenses viven con Alzheimer, lo que ha llevado a que los síntomas de pérdida de memoria se asocien casi automáticamente con esta enfermedad. Sin embargo, los expertos insisten en la importancia de considerar otras posibles causas, como LATE, para garantizar un diagnóstico más preciso y un manejo adecuado de la condición.

En un contexto donde las enfermedades neurodegenerativas representan un desafío creciente para los sistemas de salud, los avances en la comprensión y diagnóstico de LATE podrían marcar una diferencia significativa en la vida de millones de personas. La correcta identificación de esta enfermedad no solo permitiría una mejor gestión clínica, sino que también abriría la puerta al desarrollo de nuevas terapias dirigidas a frenar su progresión.

Fuente: Infobae

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Salud

Consejos de expertos para mantenerse fresco en días calurosos

El calor extremo, característico de los días más abrasadores del verano, plantea desafíos significativos para la comodidad y la salud de las personas. Enfrentarse a temperaturas elevadas implica malestar físico con riesgos potenciales como deshidratación y golpes de calor. Aunque el cuerpo humano posee un sistema natural para regular su temperatura a través de la sudoración, muchas veces este mecanismo no es suficiente para contrarrestar los efectos del entorno. National Geographic, publicó un artículo ante la necesidad de adoptar estrategias prácticas que ayuden a mantenerse fresco y seguro al salir al exterior en periodos intensos.

Los días calurosos suelen describirse como sofocantes o asfixiantes, términos que reflejan una experiencia compartida por muchas personas durante el verano. Sin embargo, más allá del lenguaje descriptivo, el calor extremo tiene consecuencias tangibles en el bienestar físico y emocional.

Entre los riesgos más comunes, se encuentran la deshidratación y el agotamiento por calor, afecciones que pueden agravarse si no se toman las medidas preventivas adecuadas. El calor también puede intensificar el malestar psicológico, especialmente en climas húmedos, donde la evaporación del sudor es menos eficiente. Debido a esto, Sundaresan Jayaraman, profesor de la Escuela de Ciencia de los Materiales e Ingeniería del Instituto Tecnológico de Georgia, afirmó: “El sudor pone en marcha el sistema natural de aire acondicionado del cuerpo”. Aunque este proceso requiere un adecuado equilibrio de hidratación para funcionar eficazmente.

Además, las altas temperaturas afectan a las personas directamente y también al entorno que las rodea. Superficies como el asfalto o los edificios urbanos actúan como acumuladores de calor, irradiando aún más calor hacia el cuerpo y exacerbando las sensaciones de sofoco. Estudios como el realizado por la Universidad Estatal de Arizona, destacan que permanecer a la sombra puede disminuir la carga térmica sobre el cuerpo en hasta 30°C en comparación con la exposición directa al sol.

La ropa como herramienta para combatir el calor

La elección adecuada de la ropa puede ser una de las estrategias más efectivas para contarrestar los efectos del calor extremo. Sundaresan Jayaraman explicó que optar por prendas ligeras y transpirables permite aprovechar mejor el mecanismo natural de enfriamiento del cuerpo con la sudoración y evaporación.

El lino se destaca como uno de los tejidos ideales para climas calurosos debido a su alta capacidad para absorber la humedad y permitir que el aire circule. De acuerdo con Jayaraman, este material no solo transporta la humedad lejos de la piel, sino que también evita la sensación de humedad en el cuerpo. Otra ventaja del lino es su rigidez, lo que impide que la tela se adhiera a la piel, aunque esto conlleva un inconveniente; la tendencia a arrugarse fácilmente.

Por su parte, el algodón ligero también es una opción popular ya que es transpirable y absorbe el sudor. Pero en climas húmedos, puede volverse incómodo al retener la humedad, generando una sensación pegajosa. Mientras que el poliéster tradicional, conocido por ser menos eficiente en la absorción de sudor, evolucionó gracias a los avances en la ciencia textil. Las fibras ultrafinas de poliéster microdenier ahora permiten una mejor evacuación de la humedad y las hace útiles para ropa deportiva.

Importancia del diseño y color las prendas

El ajuste de la ropa también influye en la regulación térmica. Las prendas holgadas son preferibles porque facilitan la circulación del aire alrededor del cuerpo, ayudando a disipar el calor. Esto es especialmente importante en días soleados, cuando la exposición directa a los rayos solares puede ser incómoda y peligrosa.

La elección del color es otro factor relevante, aunque más complejo de lo que suele pensarse. Más allá de las prendas con colores claros como el blanco, reflejan los rayos del sol, también pueden devolver parte del calor corporal hacia la piel. En cambio, los colores oscuros absorben tanto el calor ambiental como el irradiado por el cuerpo, lo que puede ser beneficioso en ciertas condiciones si se utilizan tejidos adecuados.

Esta paradoja fue analizada en una investigación sobre las túnicas de los beduinos, que demostró que el material y el diseño de las prendas tienen un impacto mayor que el color en la percepción del calor. “Si tu ropa puede hacerte sentir que no llevas nada encima, pero sigue protegiéndote, ¡es la mejor prenda!”, resumió el especialista Jayaraman.

Creación de sombra personal

Buscar y crear sombra es una estrategia fundamental para protegerse del calor extremo. Según Ariane Middel, investigadora del clima y los paisajes urbanos en la Universidad Estatal de Arizona, permanecer bajo sombra puede reducir la carga térmica sobre el cuerpo en hasta 30°C en comparación con la exposición directa al sol.

La sombra actúa como barrera frente a dos tipos de radiación: la de onda corta, proveniente directamente de los rayos solares, y la de onda larga generada por superficies como el pavimento que irradian calor acumulado. Buscar refugio en áreas sombreadas, ya sea bajo árboles, junto a edificios o caminando por el lado protegido de la calle, puede marcar una diferencia importante.

Fuente: Infobae

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