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Científicos confirmaron que los perros detectan la tristeza y tratan de solucionarla

Un estudio de la Universidad Johns Hopkins descubrió además que se estresan si no pueden ayudar a sus humanos.
Un equipo de científicos e investigadores de la Universidad Johns Hopkins de Estados Unidos logró confirmar que los perros sienten las emociones de los humanos con los que viven y que cuando detectan tristeza o desesperación, intentan ayudarlos con la mayor velocidad posible.
También demostraron que cuando no consiguen aliviarlos, los perros se estresan y padecen el llanto de las personas. En un artículo publicado en la revista 'Learning & Behavior', los investigadores describieron que cuando los lazos entre personas y perros son fuertes, los animales intentarán superar cualquier obstáculo en caso de que los humanos estén llorando o demuestren necesitar ayuda.
"Descubrimos que los perros no solo sienten lo que sienten sus dueños, si un perro conoce la manera de ayudarlos, atravesarán barreras para hacerlo", explica Emily Sanford, autora principal del trabajo y estudiante de posgrado en ciencias psicológicas y del cerebro. Algunos trabajos previos habían logrado demostrar que los perros son muy receptivos al llanto humano, pero el estudio reciente logró corroborar que cuando detectan angustia emocional, se apresuran para hacer algo al respecto.
La investigación se hizo en una muestra de 34 perros con sus respectivos humanos, de diferentes razas y tamaños, y en el experimento los animales eran colocados detrás de una puerta transparente, desde donde podían ver y escuchar a sus amos. Allí, las personas debían cantar una canción o emitir sollozos y llanto.
El trabajo observaba la reacción de los perros, que podían abrir la puerta para ir con sus dueños, y también se midieron los niveles de estrés que mostraban a través de diversas variables fiosiológicas.
Los perros que abrían la puerta para ir con sus dueños, lo hacían tres veces más rápido cuando los escuchaban llorar que cuando cantaban. Los perros que no lograban abrirla o no se movían, demostraron un nivel de estrés mucho mayor que los que sí podían reunirse con sus dueños.

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Mide 2 metros y soñaba con jugar en la Primera de Argentinos: hoy es el actor para adultos más famoso del país

La vida de Tomás Deffis no es una historia común. Su historia, la de un joven que creció en Buenos Aires y soñaba con ser futbolista, dio un vuelco de 180 grados cuando el encierro en su casa durante la pandemia lo llevó a convertirse en creador de contenido erótico y el actor para adultos más buscado en el país.
“Mi sueño siempre fue llegar a la Primera de Argentinos Juniors. Hice inferiores en Ferro y Comunicaciones también. Y cuando decían que llegaba a ser profesional uno en un millón, yo quería ser ese uno”, recordó con nostalgia a TN el joven de 22 años.
Cuando finalizó la secundaria su vida se llenó de incertidumbre. Tomás, que entrenaba dos veces por día y actualmente juega en el club de futsal Pedro Morán, tenía planes de irse a vivir solo y conseguir una independencia económica que le permitiese seguir alimentando el deseo de ser futbolista profesional.
Fue en ese momento, en medio de la rutina diaria y del aislamiento, que Tomás sufrió una ruptura amorosa. “Me separé de mi novia porque me había sido infiel. Y ahí, en un arranque de rebeldía, decidí empezar a hacer contenido erótico”, contó.
En un principio, los resultados no fueron lo que esperaba, pero pronto descubrió una nueva faceta que lo atraía: Tomás grababa contenido erótico solo, pero las ventas no eran significativas. “Hice un video malísimo, la verdad. Pero de alguna forma, eso me llevó a conocer a más personas en la industria”, explicó.
Fue entonces cuando una chica lo contactó para hacer un video juntos. Sin embargo, la verdadera revelación llegó cuando un amigo le sugirió probar grabar con un hombre. “Probé estar con un chico en cámara. Me trató bien, me sentí cómodo, me abrió la cabeza. Creo que fue lo que más me marcó: sentirme deseado”, confesó.
Allí comprendió que la sexualidad en su vida siempre fluiría de manera orgánica. “No soy ni hetero, ni gay, ni bi. Soy Cofla24CM y hago videos de lo que quiero, sin ponerme etiquetas”, explicó el joven, que mide dos metros y que adoptó su seudónimo por el apodo que tiene en su club (flaco al revés) y la medida de su pene erecto.
“Me habló un pibe llamado Roger y me enseñó todo: cómo producir contenido, crear mi propia marca, relacionarme con la gente”, relató. Fue gracias a su mentor, quien luego se convirtió en su amigo, que Tomás entendió que su futuro no estaba en trabajar para agencias ni tener empleos convencionales. “Empecé a producirme yo. Ahí entendí que si no me gestionaba yo, nadie lo iba a hacer”, dijo Cofla.
A partir de allí, su éxito fue ascendente. Con el tiempo, logró grabar colaboraciones con hombres y mujeres, creando una audiencia fiel que lo seguía tanto por su contenido como por su personalidad auténtica.
La reacción de su familia
Al principio, Tomás no les contó nada a sus padres. “Tenía mi propia plata, no les decía de dónde venía, no me preguntaban”, confesó. Pero la situación se complicó cuando comenzaron a llegar amenazas de personas que intentaban extorsionarlo, amenazando con enviar sus videos a su familia. Fue entonces cuando su madre, María Elena, se enteró. Tomás se sorprendió por la reacción abierta y comprensiva de su mamá. En cambio su papá, Gustavo, fue más reticente.
“Mi viejo al principio no me bancó. Me dijo que podía hacer lo que me hiciera feliz, pero no apoyaba que expusiera mi cuerpo y mi salud. No le molestaba que estuviera con hombres, pero no quería verme en ese ambiente”, rememoró Tomás, que acumula miles de seguidores en sus redes sociales, en OnlyFans, y más de 38 millones de visualizaciones en PornHub, la plataforma de contenido explícito para adultos.
Esta falta de apoyo paterno fue uno de los momentos más difíciles para Tomás. “Me quería ir de casa. La figura de mi viejo es muy fuerte para mí, y no tener su aprobación fue duro. Pero con el tiempo, entendió que era mi vida”, agregó. La terapia también jugó un papel clave en su proceso, aliada hasta hoy para manejar la exposición y todo lo que le fue sucediendo con el correr de los meses. “Empecé a ir al psicólogo, me ayudó mucho. Cada vez que salía de una sesión me sentía más tranquilo”, explicó.
Con el tiempo, la relación con su familia mejoró, y su padre comenzó a asimilar el mundo de su hijo. “Ahora me dice: ‘Hacés lo que te hace feliz’, y eso me da mucha paz”.
En cuanto al reconocimiento que recibe en las redes y en la calle, a pesar de la controversia que rodea su trabajo, Tomás se siente cómodo con la visibilidad que ha ganado. “Al principio, cuando no era tan conocido, la gente pensaba que era solo un chico más. Pero cuando me conocen, se dan cuenta que soy un pibe normal, que va al psicólogo, que es familiero. Y siento que las chicas y los chicos con los que colaboro me quieren y respetan por eso”, reflexionó.
Sin embargo, la exposición ha traído consigo algunos desafíos. “A veces me saludan y me piden fotos, y aunque al principio me costó, ya lo tengo incorporado. No me molesta”, dijo con naturalidad quien logró encontrar un equilibro entre su vida pública y privada.
Actualmente está en pareja con Johanna, también creadora de contenidos para adultos, a quien conoció grabando y con quien forjó una relación abierta en donde ambos deciden estar con otras personas siempre y cuando se garantice la buena comunicación, la honestidad y la sinceridad entre ambos.
“Mi sueño de ser futbolista no se fue. Aunque no llegué a la Primera de Argentinos Juniors, ahora sigo jugando en el futsal”, afirmó con satisfacción. Aunque su carrera en la industria del contenido erótico es exitosa, Tomás sigue teniendo otros objetivos.
“Me gustaría seguir creciendo en las plataformas, pero también quiero seguir jugando al fútbol y mantenerme en forma”, aseguró. De una vida marcada por la disciplina del deporte y la familia, Cofla ha logrado construir una identidad propia, libre de etiquetas, y un futuro que no está limitado por lo que otros esperan de él. Tomás completó: “Hago lo que me hace feliz, y eso es lo único que importa”.
Fuente: TN
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De transmitir el legado al deseo de consentirlos: el dolor de no tener nietos y el nuevo rol de los abuelos

Cuando era chiquita, Romina jugaba con muñecas, paseaba los cochecitos con peluches y soñaba con tener muchos hijos en el futuro. Ese pensamiento se mantuvo durante varios años hasta que a los 30 se puso a pensar seriamente en todo lo que implicaba ser madre y finalmente eligió no serlo. El problema fue cuando se lo contó a Laura, su mamá, que había construido en su cabeza la idea de que en algún momento se iba a convertir en abuela.
“Un día, con un mate y masitas de por medio, me pidió hablar a solas y me preocupé. Me dijo que había decidido no tener hijos y se me estrujó el corazón. Ese ideal, eso que había esperado tanto, se esfumó en unos segundos. Sentí que ese espacio que había preparado durante mucho tiempo iba a quedar vacío”, expresó Laura en diálogo con TN.
Sin embargo, reflexionó: “La verdad es que la entendí. Es un esfuerzo muy grande criar a un hijo y, al final, es una decisión importante que te marca la vida. Una sueña con llevar a sus nietos a la plaza, malcriarlos, pero hoy igualmente soy feliz con lo que decidió mi hija y la acompaño”.
Con los bajos niveles de natalidad y las nuevas formas de vida, los abuelazgos empezaron a disminuir y situaciones como las que vivió Laura son cada vez más frecuentes en todo el mundo.
“Este fenómeno se empieza a ver en las grandes ciudades. Sectores medios y altos empiezan a tener otra idea de la familia, más desdibujada de lo que se podía tener hace 20 años. La sociedad se envejece y no hay chicos. Son decisiones que se toman por razones profundas y con una concepción de la velocidad que tiene que tener una vida, esto de vivir muchas vidas en una misma vida. Dentro de esa idea, en parejas profesionales que tienen un buen pasar económico y desean viajar mucho, empiezan a creer que trascender a través del apellido no es tan importante”, explicó a este medio el sociólogo e investigador Carlos De Angelis.
En ese sentido, planteó que actualmente transitamos una era más individualista, de “mucho consumismo” y accesibilidad a diferentes cosas que se agotan pronto. La famosa sociedad líquida de la que advertía Zygmunt Bauman años atrás. Por eso, empieza a perder fuerza todo lo que conlleve un “para siempre”.
Marcelo es papá de Agustina (32) y Federico (31) y lo primero que sintió al saber que ninguno de los dos iba a tener hijos es que se iba a “perder una de las cosas más lindas que te puede dar la vida, que es ver crecer a un niño”.
Aunque admitió que es un pensamiento egoísta, sostuvo: “No creo que sea una cuestión de dejar un legado, más bien una segunda oportunidad de disfrutar la vida de un niño. Uno a esta edad tiene más tiempo para dedicarle a un nieto que el que tuvo para dedicarle a sus propios hijos”.
A Ivana, esposa de Marcelo y madre de ambos jóvenes, no le sorprendió la decisión, pero aseguró que le hubiera encantado tener nietos: “Esperaba una relación de mucho amor como tuvimos con mis hijos, pero con menos responsabilidad y más disfrute”.
De todas formas, remarcó: “No es fácil criar hijos en forma responsable y poder darles tiempo de calidad. Hay que estar dispuesto a relegar trabajo y desarrollo profesional”.
En el caso de Carolina (27), siempre manifestó su deseo de no tener hijos. “Aunque lo decía desde chica, con el tiempo se convirtió en una firme convicción y, pasado el tiempo, me fui convenciendo de que eso no iba a pasar”, describió Daniel.
En cambio, Cynthia -su mamá- se imaginaba siendo una abuela canchera, llevando a sus nietos a la costa y replicando las vivencias que tuvo en su niñez, pero aceptó la elección de su hija: “A veces es preferible que tomen esa decisión y no que tengan hijos y no se hagan cargo. No todas las mujeres nacen para ser mamás o quieren ser mamás. Yo desde chica siempre quise y Caro, por ejemplo, nunca jugó a ser mamá con las muñecas”.
¿De dónde viene el deseo de ser abuelo y cómo se reconfiguró esa figura en los últimos años?
La mayoría de las personas de mediana edad crecieron con un modelo de familia cuyo camino indicaba que en algún momento iban a convertirse en abuelos. Pero esto fue cambiando en los últimos años.
Al respecto, Diego Bernardini, doctor en Medicina y fundador de la comunidad “La Segunda Mitad”, desarrolló: “Hay varias cosas que jugaron en contra. Las tasas de fertilidad y de recambio poblacional bajaron en todo el mundo. Hay casos extremos como los de Corea del Norte, pero nuestra región -incluida Argentina- está por debajo de las tasas de recambio. Entonces, vemos que esta situación condiciona, por ejemplo, el rol del abuelazgo porque suelen ser personas que no crecieron pensando en este escenario”.
A su vez, puso énfasis en que se trata de un rol que no tiene obligaciones, sino que es voluntario y cada persona decide cómo lo ejerce. De hecho, hay muchos abuelos que están muy presentes en la vida y crianza de sus nietos, pero hay casos en los que no sucede.
Otro aspecto que marcó el especialista tiene que ver con la etapa de transmitir el legado: “Después de los 60 años, las personas entramos en un período en el que queremos volcar nuestra experiencia y la sabiduría que se gana con los años. Y eso, en general, tiene un beneficiario potencial muy fuerte que es el nieto o la nieta, porque es la misma sangre. Por eso se vuelve tan importante para muchos ese lazo”.
Vinculado a esto, el sociólogo indicó: “Antes era importante la acumulación de historias, de experiencia o de conocimiento. Hoy se vive una experiencia que puede durar dos horas, como tirarte de un parapente o alguna actividad fugaz, un concepto de experiencia vinculado a lo instantáneo”.
Bernardini también mencionó el empoderamiento de la mujer y las posibilidades de desarrollo profesional y económico, ya que generó la postergación o incluso la declinación de la maternidad. A su vez, se alargó la expectativa de vida y cada vez hay más actividades para hacer en la tercera edad.
“Sin ir más lejos, hace unos meses una abuela le pasó una factura a su hija por las horas que cuidó a los nietos. Esto significa que se está redefiniendo o replanteando el rol del abuelazgo. Los abuelos ya no te dicen ‘dejame a los nietos todo el fin de semana’, hoy te dicen que se los dejes un par de horas porque después tienen que salir o hacer otras cosas”, graficó.
Allí aparece otro tópico muy presente en los últimos meses: las personas ahora prefieren tener mascotas antes que bebés. “Cumplen con la necesidad de dar afecto y viven entre 10 y 15 años, lo que explica el concepto de que todo es más breve en una vida cada vez más acelerada”, concluyó De Angelis.
Fuente: Infobae
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La vida del “Lennon de Lanús”: tiene la gorra de John, viajó a Inglaterra y cautivó a la familia del Beatle

Javier Parisi se encontró con un disco de The Beatles cuando tenía apenas ocho años. Desde ese momento, su vida hizo un viaje inesperado: no solo es querido por miles de fanáticos de la banda inglesa, sino que además se ganó el cariño de la mismísima familia de John Lennon.
“Todo empezó como un juego”, dice el artista argentino en su entrevista íntima con TN, al recordar el momento en que empezó a imitar a su ídolo. Hoy, es el “Lennon de Lanús” y lleva los colores de su equipo por todo el mundo.
A sus 44 años, Javier mira su pasado con orgullo y sorpresa. “El colo se parece a Lennon”, le había dicho un compañero del colegio cuando tenía 17. En ese momento, jamás se hubiera imaginado que de más grande recorrería diferentes países interpretando a la perfección las canciones que escuchaba en su casa. Ni mucho menos, teniendo la aceptación y el reconocimiento de la familia de John.
El acercamiento surgió gracias a una gorra. Luego de eso, Parisi pudo merendar con la hermana de su ídolo y hoy en día mantienen un contacto cercano. “Vos cuidás muchísimo al personaje y sabemos que lo querés. No podríamos tener en nuestra casa a un loco que se crea Lennon porque a él lo mató un loco”, fueron las palabras que recibió de Julia cuando la conoció en Inglaterra en el 2019.
En diálogo con TN, Javier recordó los inicios de su fanatismo por los Beatles cuando descubrió el disco A Hard Day´s Night en su infancia. Además, contó cuál es la esquina de Lanús que lo remite a la icónica intersección de Abbey Road y cómo es caminar por su barrio con su inconfundible parecido físico con John.
El personaje que empezó como un juego
En la intimidad de su hogar ubicado en Lanús, rodeado de recuerdos, fotos, recortes de diarios y vinilos, el artista explica que su fanatismo surgió cuando descubrió la canción “Anochecer de un día agitado” como cortina musical de un programa de Pinky. Fue entonces, a sus 8 años, que le dijo a su mamá que quería estudiar guitarra e inglés.
Luego de ese episodio, Javier fue a la casa de un tío y en el tocadiscos encontró el álbum de los Beatles que lleva ese tema, A Hard Day´s Night. Desde pequeño era fanático de la banda inglesa, pero jamás pensó en lo que vendría después. “La primera persona que me dijo que me parecía fue un compañero del colegio, a los 17, cuando en el televisor estaban pasando el video de ‘Something’. Después, comencé a recrearlo cuando tenía entre 20 y 21″, explica.
Fue ese empujón el que llevó a tener una banda tributo a los Beatles con conocidos del barrio. “Trabajaba como cadete y mi norte siempre fue tocar las canciones de ellos. No pensaba vivir de esto, no fui detrás de ese objetivo ni de la fama. Solo quería perfeccionarme y divertirme con amigos”, detalla Parisi y cuenta que en ese momento usaba la plata de ese empleo para equiparse con los instrumentos.
“No lo soñé de la manera en que está sucediendo porque todo comenzó como un juego”, reflexiona Javier. Al preguntarle qué le diría a aquel pequeño de ocho años, el artista se emociona: “Siempre hay que tener motivación y ganas, porque es el motor que va a hacer que consigamos las cosas. Estoy seguro de que ese niño está muy contento por lo que está logrando”.
La gorra que lo unió con la familia Lennon
Fue en diciembre del 2018 que Javier se puso en contacto con Helen Anderson, la amiga íntima del Beatle, porque quería la gorra de cuero que él había usado en 1964. “La pedí y me llegó en una caja hermosa. Había una tarjeta que decía ‘tomate una fotografía y enviámela’. Cuando se la mandé me dijo que me parecía mucho a John, le conté que hacía música y me pidió que le mandara la canción ‘In my life’”, relata él sobre el primer acercamiento con personas allegadas a su ídolo.
Parisi había subido esa imagen con la gorra a su perfil de Instagram y el posteo le llegó nada más y nada menos que al hijo de John, que no solo le comentó ‘I love it’, sino que también lo empezó a seguir. “Ahí surge toda la locura porque al año siguiente tuve la oportunidad de ir a Inglaterra a trabajar en un musical y vivir tres meses en la casa de Helen”, cuenta el artista y recuerda que la hermana de Lennon iba a tomar el té con ellos.
La primera vez que vio a Julia, Javier vivió una experiencia impensada. “Sabía que la iba a ver y no pude pegar un ojo en toda la noche. Fue a la casa de Helen y cuando llegó se me acercó, me miró, me abrió los brazos y nos abrazamos fuerte”, dice él en su charla con TN y detalla el diálogo que tuvieron, el cual tiene presente en su memoria hasta hoy en día.
Mientras le mostraba fotos, la hermana de Lennon le preguntó: “¿Cuándo naciste?”. “En 1980″, respondió Javier. “La fecha en la que mataron a mi hermano”, reaccionó ella y le pidió que le contara de sus padres. “Bueno, mi papá es Roberto y mi mamá Julia”, le dijo él. “Tu mamá se llama Julia como nuestra madre. Ya está, mejor vayamos por otro lado. No quiero seguir indagando ni preguntando más detalles”, expresó la mujer, totalmente conmocionada por las coincidencias que tenía con el hombre nacido en Lanús.
“Ella sentía en cierta manera que el hermano estaba ahí”, reflexiona Parisi por el momento especial que vivió con ella. “Tuve situaciones en las que me decía: ‘Nosotros sabemos que querés muchísimo a John, que trabajas recreándolo y cuidás muchísimo al personaje. Porque nosotros no podríamos tener en nuestra casa a un loco que se crea Lennon, porque a Lennon lo mató un loco también. Sabemos quién sos, que estás con la camiseta de Lanús y que todo el tiempo hablás con tu familia y amigos’”.
Sobre todas estas situaciones que vivió, Javier analizó: “Cuando perdés a una persona muy cercana, tenés la voz y un montón de cosas, pero te falta el contacto físico. Y no solo para ella que es su hermana, sino para personas que tienen a John como ídolo”. Incluso, contó que Julia le había ofrecido ser el embajador de su libro en los países hispanohablantes. “No lo hubiera imaginado, uno sueña a veces, pero los sueños terminan siendo más grandes y a uno eso lo toma de sorpresa. Hay que estar preparado para vivir todo esto, con esta intensidad”, dijo él.
Fuente: Infobae